viernes, 31 de julio de 2015

CREDO DE LA COMUN HUMANIDAD

Credo de la común humanidad

Hace unos días publicamos un CREDO de la Comunidad, que ha provocado discusiones. Hoy algo sobre el CREDO de Adenhauer, uno de los fundadores de Europa, al que no sé si alguien hincará el diente. Pero Miguel Ángel Mesa Bouzas nos envía hoy otro CREDO que acaba de publicar en en su blog de Religión Digital. Tal vez nadie lo discuta, como el de Spong,  pero para muchos será una brisa de aire fresco en este día de San Ignacio.
Creo en el regenerador descanso nocturno, en cada nueva caricia de la mañana que comienza,en la luminosa presencia del sol, que nos da calor y ganas de vivir, en el frescor del agua de la ducha que nos limpia las legañas de las sombras y la desidia.
Creo en los pasos de la gente hacia el trabajo que les permite vivir; hacia el instituto o la universidad que les abre nuevos caminos; hacia la diversión y el entretenimiento que les ayuda a reír y gozar de la amistad; hacia la profundización y conocimiento de su propio ser en solidaridad con los demás.
Creo en las personas que dan su tiempo por construir una nueva sociedad, en la medida de sus posibilidades. En quienes no se dejan anclar por el statu quo, lo de siempre, sino que se abren a nuevas realidades en todos los ámbitos de la vida. Eso les hace mujeres y hombres libres, siempre jóvenes, sin ataduras.
Creo en los seres humanos que acompañan y se dejan acompañar. Que acogen sin pedir el DNI, ni el papel de residencia, ni la idoneidad con las propias creencias. Simplemente porque son personas, de su misma familia humana. Y que luchan porque se acepte así en el seno de la sociedad y en las leyes.
Creo en la amistad, en la fraternidad, en la común humanidad, en el necesario cuidado del universo vital que nos rodea. Creo en la bondad de las personas, que está presente en sus genes, y que se puede imponer sobre la maldad (que también existe) hasta llegar un día a la plenitud humana.
Creo que estamos destinados al encuentro, a la profundidad, a la trascendencia, a la felicidad. Creo que todo esto se debe experimentar en esta vida sin término que estamos disfrutando ya, y que solo se podrá sentir si vivimos una honda espiritualidad humana, un profundo cambio de paradigmas, una verdadera asunción de la sobriedad y la solidaridad como norma de vida, y un desinterés hacia los valores que la sociedad de consumo intenta que sigamos.
Creo en el Amor, en la Ternura, en la Sinceridad, en la Pasión por la vida. Creo en la familia de sangre, abierta al otro, sin dogmas ni prevenciones, y en la gran familia humana de la que formamos parte. Creo en la Esperanza que se construye desde el día a día. Creo en la Solidaridad, en la Justicia. Y en la Paz, que es fruto de ellas. Creo en la Poesía, en la Belleza y en la Armonía que laten en todo nuestro Universo. Y que los hombres y mujeres de este hermoso Planeta azul debemos ser co-creadores y cuidadores de todo cuanto existe y existirá después de nosotros.

lunes, 6 de julio de 2015

Iglesia de Papa Francisco - Iglesia de salida

Papa Francisco: Iglesia en smalida, ¿de dónde y hacia dónde?

Leonardo Boff, 04-Julio-2015
BoffCelebrando todavía la extraordinaria encíclica sobre “el cuidadocde la Casa Común”, volvemos a reflexionar sobre una perspectiva importante del Papa Francisco, un verdadero logotipo de su comprensión de la Iglesia como “una Iglesia en salida”. Esta expresión encierra una velada crítica al modelo anterior de Iglesia que era una Iglesia “sin salida” debido a los diversos escándalos de orden moral y financiero, que forzaron a renunciar al Papa Benedicto XVI, una Iglesia que había perdido su mejor capital: la moralidad y la credibilidad de los cristianos y del mundo secular.
Pero el logotipo “Iglesia en salida” posee un significado más profundo, hecho posible porque viene de un Papa fuera de los cuadros institucionales de la vieja y cansada cristiandad europea. Esta había encerrado a la Iglesia dentro de una comprensión que la volvía prácticamente inaceptable para los modernos, rehén de tradiciones fosilizadas y con un mensaje que no mordía los problemas de los cristianos y del mundo actual. La “Iglesia en salida” quiere marcar una ruptura con aquel estado de cosas. Esta palabra “ruptura” irrita a los representantes del stablishment eclesiástico, pero no por eso deja de ser verdadera. Y entonces surge la pregunta: “salida” de dónde y hacia dónde? Veamos algunos pasos:
  • –Salida de una Iglesia-fortaleza que protegía a los fieles de las libertades modernas hacia una Iglesia-hospital de campaña que atiende a toda persona que la busca, sin importar su estado moral o ideológico.
  • –Salida de una Iglesia-institución absolutista, centrada en sí misma hacia una Iglesia-movimiento, abierta al diálogo universal, con otras Iglesias, religiones e ideologías.
  • –Salida de una Iglesia-jerarquía, creadora de desigualdades hacia una Iglesia-pueblo de Dios, que hace de todos hermanos y hermanas: una inmensa comunidad fraternal.
  • –Salida de una Iglesia-autoridad eclesiástica, distanciada de los fieles o incluso de espaldas a ellos, hacia una Iglesia-pastor que anda en medio del pueblo, con olor a oveja y misericordiosa.
  • –Salida de una Iglesia-Papa de todos los cristianos y obispos que gobierna con el rígido derecho canónico hacia una Iglesia-obispo de Roma, que preside en la caridad y sólo a partir de ella se hace papa de la Iglesia universal.
  • –Salida de una Iglesia-maestra de doctrinas y normas hacia una Iglesia-de prácticas sorprendentes y de encuentro afectuoso con las personas más allá de su pertenencia religiosa, moral o ideológica. Las periferias existenciales ganan centralidad.
  • –Salida de una Iglesia-de poder sagrado, de pompa y circunstancia, de palacios pontificios y titulaciones de nobleza renacentista hacia una Iglesia-pobre y para los pobres, despojada de símbolos de honor, servidora y portavoz profética contra el sistema de acumulación de dinero, el ídolo que produce sufrimiento y miseria y mata a las personas.
  • –Salida de la Iglesia-que habla de los pobres hacia una Iglesia-que va a los pobres, conversa con ellos, los abraza y los defiende.
  • –Salida de una Iglesia-equidistante de los sistemas políticos y económicos hacia una Iglesia-que toma partido a favor de las víctimas y que llama por su nombre a los causantes de las injusticias e invita a Roma a representantes de los movimientos sociales mundiales para discutir con ellos cómo buscar alternativas.
  • –Salida de una Iglesia-automagnificadora y acrítica hacia una Iglesia-de verdad sobre sí misma y contra cardenales, obispos y teólogos celosos de su status pero con cara de “vinagre o de viernes santo”, “tristes como si fuesen a su propio entierro”, una Iglesia, en fin, hecha de personas humanas.
  • –Salida de una Iglesia-del orden y del rigorismo hacia una Iglesia-de la revolución de la ternura, de la misericordia y del cuidado.
  • –Salida de una Iglesia-de devotos, como esos que aparecen en los programas televisivos, con curas artistas del mercado religioso, hacia una Iglesia-compromiso con la justicia social y con la liberación de los oprimidos.
  • –Salida de una Iglesia-obediencia y de la reverencia hacia una Iglesia-alegría del evangelio y de esperanza todavía para este mundo.
  • –Salida de una Iglesia-sin el mundo que permitió que surgiese un mundo sin Iglesia hacia una Iglesia-mundo, sensible al problema de la ecología y del futuro de la Casa Común, la madre Tierra.
Estas y otras salidas muestran que la Iglesia no se reduce solamente a una misión religiosa, acantonada en una parte privada de la realidad. Ella posee además una misión político-social en el mejor sentido de la palabra, como fuente de inspiración para las trasformaciones necesarias que rescaten a la humanidad para una civilización del amor y de la compasión, que sea menos individualista, materialista, cínica y desprovista de solidaridad.
Esta Iglesia-en-salida ha devuelto alegría y esperanza a los cristianos y reconquistado el sentimiento de ser un hogar espiritual. Por su sencillez, despojamiento y acogida con amor y ternura se ha granjeado la estima de muchas personas de otras confesiones, de simples ciudadanos del mundo e incluso de jefes de Estado que admiran la figura y las prácticas sorprendentes del Papa Francisco en favor de la paz, del diálogo entre los pueblos, de la renuncia a toda violencia y a la guerra.
Más que doctrinas y dogmas es la Tradición de Jesús, hecha de amor incondicional, de misericordia y de compasión que por él se actualiza y revela su inagotable energía humanizadora. Pues, entre otras cosas, este es el mensaje central de Jesús, aceptable por todas las personas de todos los rincones.
Leonardo Boff es columnista del JB online, ecólogo y teólogo.
Traducción de Mª José Gavito Milano