jueves, 21 de mayo de 2015

LA ERA DE GRANDES TRANSFORMACIONES

La era de las grandes trasformaciones

BoffVivimos en la era de las Grandes Trasformaciones. Entre tantas, destaco apenas dos: la primera en el campo de la economía y la segunda en el campo de la conciencia.
La primera en la economía: empezó a  partir de 1834  cuando se consolidó la revolución industrial en Inglaterra. Consiste en el paso de una economía de mercado a una sociedad de mercado. El mercado ha existido siempre en la historia de la humanidad, pero nunca una sociedad solo de mercado. Esto quiere decir que la economía es lo que cuenta, todo lo demás debe servirla.
El mercado que predomina se rige por la competición y no por la cooperación. Lo que se busca es el beneficio económico individual o corporativo y no el bien común de toda una sociedad. Generalmente este beneficio se alcanza a costa de la devastación de la naturaleza y de la creación perversa de desigualdades sociales.
Se dice que el mercado debe ser libre y el estado es visto como su gran traba.  La misión de este, en realidad, es ordenar con leyes y normas la sociedad, también el campo económico y coordinar la búsqueda del bien. La Gran Transformación postula un Estado mínimo, limitado prácticamente a los asuntos ligados a la infraestructura de la sociedad, al fisco y a la seguridad. Todo lo demás pertenece y es regulado por el mercado.
Todo puede ser llevado al mercado, como el agua potable, las semillas, los alimentos y hasta los órganos humanos. Esta mercantilización ha penetrado en todos los sectores de la sociedad: en la salud, la educación, el deporte, el mundo de las artes y del entretenimiento y hasta en los grupos importantes de las religiones y de las Iglesias con sus programas de TV y de radio.
Esta forma de organizar la sociedad únicamente en torno a los intereses económicos del mercado ha escindido a la humanidad de arriba abajo: se ha creado un foso enorme entre los pocos ricos y los muchos pobres. Predomina una perversa injusticia social.
Simultáneamente se ha creado también una inicua injusticia ecológica. En el afán de acumular han sido explotados de forma predatoria bienes y recursos de la naturaleza, sin ninguna limitación ni ningún respeto. Lo que se busca es un enriquecimiento cada vez mayor para consumir más intensamente.
Esta voracidad ha encontrado el límite de la propia Tierra. Esta ya no tiene todos los bienes y servicios suficientes y renovables. No es un baúl sin fondo. Tal hecho dificulta si no impide la reproducción del sistema productivista/capitalista. Es su crisis.
Esa Transformación, por su lógica interna, se está volviendo biocida, ecocida y geocida. La vida corre peligro y la Tierra puede no querernos más sobre ella, porque somos demasiado destructivos.
La segunda Gran Transformación se está dando en el campo de la conciencia. A medida que crecen los daños a la naturaleza que afectan a la calidad de vida, crece simultáneamente la conciencia de que tales daños se deben en un 90% a la actividad irresponsable e irracional de los seres humanos, más específicamente a la de aquellas élites de poder económico político, cultural y mediático que se constituyen en grandes corporaciones multilaterales y que han asumido los rumbos del mundo.
Tenemos que hacer con urgencia alguna cosa que interrumpa esta trayectoria hacia el precipicio. El primer estudio global sobre el estado de la Tierra se hizo en 1972 y reveló que la Tierra está enferma. La causa principal es el tipo de desarrollo que las sociedades han asumido, que acaba sobrepasando los límites de soportabilidad de la naturaleza y de la Tierra. Tenemos que producir, sí, para alimentar a la humanidad, pero de otra manera, respetando los ritmos de la naturaleza y sus límites, permitiendo que ella descanse y se rehaga. A eso se lo llamó desarrollo humano sostenible y no solamente crecimiento material, medido por el PIB.
En nombre de esta conciencia y de esta urgencia, surgió el principio responsabilidad (Hans Jonas), el principio cuidado (Boff y otros), el principio sostenibilidad (Informe Brundland), el principio cooperación (Heisenberg/Wilson/Swimme), el principio prevención/precaución (Carta de Río de Janeiro de 1992 de la ONU), el principio compasión (Schoppenhauer/Dalai Lama) y el principio Tierra (Lovelock y Evo Morales), entendida ésta como un superorganismo vivo, siempre apto para producir vida.
La reflexión ecológica se ha vuelto compleja. No se puede reducir solamente a la preservación del medio ambiente. La totalidad del sistema mundo está en juego. Así ha surgido una ecología ambiental que tiene como meta la calidad de vida; una ecología social que busca un modo de vida sostenible (producción, distribución, consumo y tratamiento de los residuos); una ecología mental que se propone criticar prejuicios y visiones del mundo hostiles a la vida y formular un nuevo diseño de civilización, a base de principios y valores para una nueva forma de habitar la Casa Común; y finalmente una ecología integral que se da cuenta de que la Tierra es parte de un universo en evolución y que debemos vivir en armonía con el Todo, uno, complejo y cargado de propósito. De esto resulta la paz.
Entonces se vuelve claro que la ecología más que una técnica de administración de bienes y servicios escasos es un arte, una nueva forma de relación con la naturaleza y con la Tierra.
Por todas partes del mundo han surgido movimientos, instituciones, organismos, ONGs, centros de investigación que se proponen cuidar la Tierra, especialmente los seres vivos.
Si la conciencia del cuidado y de nuestra responsabilidad colectiva por la Tierra y por nuestra civilización triunfa, seguramente tendremos futuro todavía.
Traducción de Mª José Gavito Milano

3 comments to La era de las grandes trasformaciones


  • Antonio Vicedo
    Puede que no sea desacertada la máxima y permanente pre y ocupación de la dirección, pues todo el conjunto del ser y sus circunstancias cobran su sentido o lo pierde si se acierta o no en la orientación de cualquier movimiento.

    De aquí la necesaria conveniencia racional, o de fe, en el apunte a la realidad  poseedora de la VERDAD, tanto si en ella se ha concretado el bien y el orden, como si lo ha hecho el mal y el desorden.

    Porque aquello del cantautor: “Caminante, no hay camino, se hace CAMINO al andar. “, será eficaz camino, si al caminante no le falta la orientación hacia el destino.

    Gracias Leonardo, y a cuantos nos ayudáis a ir constantemente reorientándonos con brújula o sin ella.
  • oscar varela
    Hola!
    Sin embargo, las “grandes” TRANS-FORMACIONES (y las pequeñas también en su debida proporción) conllevan un ELEVADÍSIMO COSTO, que hay que ver si se tienen las bolas y los ovarios para atoparlo y pagarlo.
    Esto no des-merece en nada el intento-esfuerzo de Boff; como los que han hecho y hacen prestigiosos atrieros (pienso en Del Pozo, Salvador Santos y Nacho Dueñas -por nombrar algunos- y muy especialmente al “Equipo-Atrio” y a c/u de los atrieros): no desmerece -digo- sino todo lo contrario; pareciera que en ello se nos va la vida, que vislumbramos a punto de perdérsenos.
    Una vez más aparece con claridad nuestro Destino de NÁUFRAGOS en un “mar de Dudas”.
    Una vez más aparece con claridad que, a este nivel de seriedad, se trata de SALVACIÓN.
    Una vez más, a mí me aparece claro que convendría atender la “continuación dramática” de la remanida frase de Ortega en 1914: “Yo soy yo y mi circunstancia” seguida de “y si no la salvo a ella no me salvo yo”.
    No sé por qué se me pasó la oportunidad de preguntarle a Leonardo acerca de este des-cuido (él se define como el que aportó el “CUIDADO”, que bebió de su Maestro M. Heidegger -Das SORGE), descuido de lo “español”.
    ¡Voy todavía! – Oscar.
  • oscar varela
    Hola!
    Digo yo:
    ¿No se cansa nunca este hombre de repetir siempre estas mismas cosas?
    ¡Por suerte: NO!
    Estimo que es de agradecer ¿no?
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

domingo, 17 de mayo de 2015

NUEVAS IMAGENES DE DIOS

Nuevas imágenes de Dios

Jesús Gil
*(Leyendo al obispo anglicano Spong)
Tanto los creyentes como los no creyentes piensan que Dios es un Ser Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, que domina el universo, Juez Supremo de las personas, premiador de los buenos y que castiga a los transgresores de sus mandatos, que habita en el cielo y que promete a sus seguidores la salvación eterna en los cielos. El ser humano proyecta sobre Dios aquello de lo que adolece y las cualidades que desearía poseer: omnipotencia, dominio sobre el mundo, las personas y los seres del universo, habitar en un lugar fascinante y vivir eternamente, Es una imagen antropomórfica de Dios.
El carácter personal atribuido a Dios es nuestro propio carácter personal, proyectado sobre Dios. ¿Pero no es Dios el totalmente Otro, el diferente al ser humano, infinito, justo y la eterna bondad? Esta es la imagen teísta de Dios. ¿Será posible prescindir de esta imagen de Dios construida según un perfil humano, y buscar unas nuevas imágenes alejadas del teísmo? Es lo que pretende el obispo Spong, según señala en su libro:
“Si pudiéramos conseguir dejar el teísmo de lado, quizás se abrirían ante nuestros ojos otros caminos para estudiar a Dios… Si las analogías humanas que habíamos proyectado sobre los cielos nos habían llevado al caos, quizás deberíamos examinar aquellos aspectos de la experiencia humana que nos hacen ir más allá de los límites normales, o hacia horizontes nuevos. Tal vez sea posible presentar la experiencia cristiana en imágenes no teístas” (p 66)
Hoy esa imagen de Dios no se resiste por más tiempo, “Somos testigos de la muerte de Dios, del Dios que hemos conocido”, dice el obispo. El Dios del teísmo ha muerto y quizás no pueda resucitar. Hemos de buscar nuevas imágenes de Dios más acordes con la realidad, alejadas de las proporcionadas por el teísmo reinante en la tradición creyente.
Una primera aproximación a este intento de salir del teísmo aplicado a la imagen de Dios nos lo proporciona el Primer Testamento, utilizando unas palabras hebreas. El nombre propio de Dios en el Primer Testamento es en hebreo Yhwh (Yahweh), “Yo soy el que soy”, son palabras que expresan seguramente la realidad del ser divino y de su actividad. Para nombrar a Dios se emplea la palabra Ruah (viento, soplo), como soplo de Dios, en cuanto fuerza vigorizante, dadora de vida. Otra palabra aplicada a Dios fue Nephesh (aliento), como fuerza que brota de cada ser, aliento idéntico a la vida. Y también se emplea la palabra Roca, como imagen impersonal aplicada a Dios, que es mi roca, mi fortaleza, mi libertador (Salmo 18)
“Si algo tan impersonal como el viento, nuestro aliento, o una roca podían ser usadas por nuestros antepasados como imágenes de Dios, seguro que nosotros podremos ser más valientes y abandonar nuestras imágenes personalistas, y empezar a considerar nuevos significados y figuras retóricas radicalmente diferentes en nuestra búsqueda de Dios” (Spong, p. 71)
Un segundo intento lo encontramos en los místicos.”Dios está siendo en mi ser y es el ser de todos los seres. Mi yo es Dios” (M. Eckhart). La dimensión mística reconoce que todos somos parte de Dios y Dios es parte de lo que somos. Dios es el ser fundamental con el que compartimos nuestro ser. Para ellos Dios se encuentra en las profundidades de la vida llamando a toda la creación a la transcendencia. “Toda la creación es capaz de revelar este Uno divino desde las profundidades de su propio ser” (Spong). La vida misma es una revelación de Dios que surge de las profundidades de la vida. Toda persona es capaz de ser teofanía, signo de la presencia de Dios.
Recientemente teólogos y pensadores han continuado con esta búsqueda de imágenes no personalistas de Dios. Se ha hablado de Dios como el “totalmente Otro” (Barth, Otto); Dios es “el Gran Compañero, el que sufre con nosotros y nos comprende” (Whitehead); como el núcleo esencial y la base fundamental de todo lo que es, el “Centro de todo Ser, la Base del Ser, el Fundamento del Ser” (Tillich); asimismo se habla de Dios como dador de vida, fuente de vitalidad: y también como Amor que es fuente de vida, recordando la definición de Dios que realiza Juan (1 Jn 4, 8.16) cuando dice que Dios es Amor. Dios se hace presente, acontece, allí donde acontece el amor (A. Torres Queiruga)
“Este Dios no sería un poder teísta, un ser entre seres, cuya existencia podríamos debatir. Este Dios no sería el tradicional divino hacedor de milagros, un mago, un repartidor de premios y castigos, bendiciones y maldiciones. Tampoco el super-padre celestial y caprichoso que a ratos nos consolaba, escuchaba nuestros gritos y era el Señor tapagujeros, mientras dejaba que otros tuvieran que aguantar su sufrimiento hasta el final en un mundo radicalmente injusto” (Spong, p. 74).
Se impone, por lo tanto, hacer un esfuerzo para buscar imágenes nuevas de Dios, diferentes del Dios teísta del pasado. Imágenes de Dios no como un ser externo a la vida, sino de Dios como el ser fundamental con el que compartimos nuestro ser. A esta búsqueda nos ayuda el obispo Spong, concretando tres imágenes: Dios como el Fundamento del Ser, como Fuente de la Vida y Fuente del Amor. No se trata de imaginar un Dios como un poder divino externo, sino como centro infinito de todas las cosas, y como plena expresión de nuestra humanidad. Dios como Fundamento del Ser, que nos llama a ser todo lo que uno puede ser; como Fuente de la Vida, que nos invita a vivir en plenitud; y como Fuente del Amor, que nos impulsa a amar abundantemente.
Finalmente así resume el obispo anglicano estas nuevas imágenes de Dios:
“El Dios que es la Base del Ser, no se puede poseer. Dios es una presencia universal que permea toda la vida. Dios no bendice ni maldice a ciertos individuos dependiendo de unas reglas de conducta impuestas. Dios, la fuente de la vida, nos llama a todos a vivir plenamente. Dios, la fuente del amor, nos llama a todos a amar generosamente. Dios, la Base del Ser, nos llama a todos a tener el valor de ser nosotros mismos. Así que cuando vivimos, amamos y tenemos el valor de ser, estamos comprometidos de un modo sagrado, engrandecemos nuestra humanidad, y rompemos nuestras barreras” (Spong, p 225).
*J. Sh. Spong. Por qué el cristianismo tiene que cambiar o morir. Editorial Abya Yala. Quito. Ecuador 2014

10 comments to Nuevas imágenes de Dios


  • George R Porta
    Parece que uno de los escollos fundamentales en el tratamiento del tema de la existencia de la divinidad y por tanto de la definición aceptable de la divinidad, es el de poder determinar cuál sea o haya sido la actividad de Dios en la Historia, desde la situación de quien siente la necesidad de su existencia. Si la Naturaleza es eterna como proponen algunos, pues nada, no hay necesidad de un primer momento. La mitología modernamente en gestación del reciclaje industrial como factor del rejuvenecimiento y prolongación de la sanidad ambiental pudiera ser una expresión de esa intuición de la eternidad de la naturaleza en continuo cambio o movimiento.

    Lo problemático de la hipótesis etiológica conocida como Teoría del Big Bang acerca del momento “puntual” del origen del universo o “multiverso” que nos parece conocer, es precisamente que dependa  de la posibilidad de su ocurrencia y de las condiciones que la hicieron posible e inevitable pero que la precedieron en el tiempo.

    Es decir que tiene que presuponer de una especie de precedencia, como la “arcilla” en los relatos genesíacos, y en este caso de algo capaz de estallar y de ponerse en movimiento progresivamente autónomo, con un mínimo de fidelidad a su propósito último como si se tratara de una especie de diseño, en el cual el caos o lo aleatorio (contrario a lo causal) fuera un elemento necesario como cualquier otro (energía versus masa; polaridad de atracción y rechazo; posibilidad e imposibilidad que mantiene la consistencia como una especie de carta de navegación descubierta sobre la marcha pero entonces obviamente desconocida pero existente como posible y necesaria).

    Continuar proponiendo hipótesis de cómo, cuándo, para qué, con quién, no se diferencia en nada de los relatos etiológicos bíblicos o de los caldeos, o los egipcios, o las leyendas mesoamericanas, etc., o las riquísimas mitologías etiológicas africana o asiática, australiana, etc.

    Cualquier hipótesis de la necesidad o evidencia de un “diseño” es solo eso, otra hipótesis que solo puede ser propuesto a posteriori y por lo tanto fundamentalmente distorsionado porque tiene que dogmatizar, es decir, pretender que una tal explicación etiológica, la que sea, es infalible en grado suficiente y necesario. No lejos tampoco, al parecer, del famoso “cogito ergo sum” (pienso, por lo tanto existo) que nunca aclaró como podía estar seguro de que pensase y sobre todo de que fuese imposible pensarse (yo añado sentirse) a sí mismo sin ser. Para un filósofo pudiera ser imposible “no ser” y pensarse o sentirse pero no hay modo de demostrarlo sin tener que circunscribirse a lo metafísico y disponer de bastante tiempo para poder perderlo.

    Como en el caso de toda otra explicación circular [utilizando la metáfora del mitológico Uroboro (o Uroborus), la serpiente que muerde su cola], la necesidad es articulada después de sentida y por tanto la necesidad no puede explicar satisfactoriamente a aquello que la satisface, ni esto último demostrar la necesidad de sentir una tal necesidad.
    En efecto la necesidad de “descubrir” como es la divinidad la presupone necesariamente y muy posiblemente fuera mera proyección de la humana impotencia o ignorancia (modernamente se propone que es la ignorancia la que promueve el adelanto de la investigación científica y del conocimiento). En ese caso la divinidad fuera la causa y el propósito del “resto”, de aquello que escapa a la comprensión humana y que la humanidad no cree que pueda llegar a controlar aunque de hecho nunca renunció a controlar a sus divinidades por medio de ofrendas, promesas, sacrificios que solo engendraron (parece que la comercialidad sea tan humana como el hablar) opresión política y emocional de parte de los mediadores auto declarados legítimos entre la humanidad y  sus divinidades. 
    Afirmar que Jesús sea Dios no parece sino otro caso de dogmatismo. Fuera diferente hipotetizar confiando intencional y voluntariamente (pero sin expectativa de evidencias objetivas) en que efectivamente su condición divina no sea imposible, un tanto o mucho en la línea del texto anónimo de Hebreos (11, 27) sobre el que Jacques Loew ya en su época elaboró una meditación extraordinarias (Cf. Comme s’il voyait l’invisible, Paris, Cerf, 1964) o, también, en el texto de la meditación atribuida a Pablo de Romanos 4, 18-21, sobre la irracional esperanza paterna de Abraham “contra toda esperanza”.
  • Carlos
    La verdad es que Spong no me gusta. Creo que en parte descubre mediterráneos y en parte repite cosas que ya dijo Robinson en su “Honesto para con Dios”.
    Pero en este tema de quién es Dios me sorprende que no diga lo obvio, que Dios es Jesús y a partir de ahí saque consecuencias. Digo lo obvio para un cristiano, puessupongo que un obispo anglicano se considerará como tal.
  • George R Porta
    Leo esta afirmación atribuida a Ratzinger/Benedicto xvi: “No podemos pensar a Dios. No podemos en manera alguna encajar a Dios en ninguna categoría ni clasificación. “Dios se escapa siempre al pensar”, decía el Padre Benedicto en su etapa de profesor. “Hablar de Dios, tanto sea para afirmar o negar su existencia, es “convertirlo” en criatura y por tanto destruirlo”. (Joseph Ratzinger.-Introducción al cristianismo. Tubingen 1967)”
    Me pregunto  ?no es esa afirmación precisamente expresion de su pensar a Dios? Ratzinger afirma una tal imposibilidad sobre la premise del dogma de la existencia incuestionable de Dios. Precisamente el problema radica en esa certeza que es un pensar a Dios a la cual se le atribuye la necesidad de certidumbre incuestionable, lo cual solo puede ser una hipótesis y no pudiera ser demostrada con el mismo grado de certidumbre que la conclusión que Ratzinger deduce de ella.
  • Pascual
    Puesto que  este post va de lecturas,  presento las que subrayé en el libro “El silencio del Buddha”, de Raimundo Pánikkar(1918-2010), Ediciones Siruela, 1996. 
    Dice Raimon Pánikkar que “el problema sobre Dios, el Misteriola Nada es una preocupación universal”. Y añade: Dios, el Misterio o la Nada son la misma cuestión, que afecta al hombre que se pregunta… y le sugiere repensar el método.” 
    Dice: “El concepto “Dios” tiene grietas. Y para colmo “ninguna cultura, ninguna religión puede resolver por sí sola el problema. De ahí la necesidad de una colaboración entre todas las tradiciones de la humanidad para enfocar el problema”.
    “Voces nos vienen diciendo desde hace ya tiempo  que, en rigor, no se puede hablar de Dios”. “El budismo afirma que la última realidad es inefable, inexpresable e incomunicable. El Buddha dijo que toda palabra es ociosa cuando trata sobre el último misterio”.
    Pánikkar lucubra así: “Dios” es algo esparcido en lo cósmico, y, “al esparcirse”, “al evaporarse”, se condensó en alguna parte; y fue en el interior del hombre, donde cristalizó “Dios”; más no como un ser distinto que ha venido a refugiarse en nuestro interior, sino como algo que en rigor nos es constitutivo”. 
    En el capítulo 17  de “Los Hechos”  Pablo dice en el areópago de Atenas que Dios “no se encuentra lejos de cada uno de nosotros” (coincide con Marcos en I-15) y sigue, “pues en Él vivimos, nos movemos y existimos, porque somos de su linaje.” 
    “En realidad, dice Pánikkar, el Hombre y Dios están entrelazados, fundidos, en una reciprocidad, como ingredientes de una misma entidad, o como entidad con diferentes nombres”. 
    O sea, se mire como se mire: Dios es…
     Podríamos decir que la Divinidad tiene algo que ver con aquella chispa, que hace que cada ser sea lo que es”. Pánikkar en la pág. 242. Mas “la realidad divina no puede estar ahí dentro para fagocitar a los seres, sino para potenciarlos desde dentro”, dice Teilhard de Chardin en “Como yo creo”, pág. 176. Taurus 1970. Así que “Dios ni existe ni no existe”, sino que hay que buscarlo… en el mismo corazón de lo humano”
    Ángel Wagenstein en “El pentateuco de Isaac” Libros del Asteroide, 2010, página 137, dice: “Buscad en vuestro corazón, y si lo encontráis, dejad que éste se convierta en vuestra sinagoga, en vuestro templo, en vuestro sagrario, en vuestras Tablas de la Ley.  Este es el único Dios”. 
    Pablo advierte en la primera carta a los de Corinto 2.-7. “Dios, lo mires como lo mires, es un misterio. 9. el misterio profundo en el corazón del hombre. 14. Y sólo puede ser comprendido en el silencio”. “Hay que entrar, por lo tanto, en el silencio de nuestro ser, acallar  todos los sonidos internos y  sumergirse en la sima de uno mismo”.
    “En rigor hay que abandonar la pretensión de inteligibilidad  del concepto “Dios”.
    “En el Cristianismo se dice que “el Hijo del Hombre es la ruptura del silencio del Padre”. Con esta perspectiva, la persona humana no es más que un tono, un sonido particular, un destello de Dios en el tiempo”. 
    No podemos pensar a Dios. No podemos en manera alguna encajar a Dios en ninguna categoría ni clasificación. “Dios se escapa siempre al pensar”decía el Padre Benedicto en su etapa de profesor. “Hablar de Dios, tanto sea para afirmar o negar su existencia, es “convertirlo” en criatura y por tanto destruirlo”. (Joseph Ratzinger.-Introducción al cristianismo. Tubingen 1967)
  • George R Porta
    Me parece también extraordinario hablar de quienes experiencian lo místico en singular. No hay ninguna evidencia de que lo considerado místico se salga de lo psicológico porque la noción de espíritu, alma, etc., es filosófica y por lo tanto mera imaginación. 
    Y el amigo Spong no puede evitar él mismo ser teista al final cuando concluye “cómo es su dios” que solo logra contradecir todo lo que haya sido afirmado en la tradición dogmática de Dios pero lo hace en presente de indicativo, lo afirma y solo logra establecer otra dogma, igualmente herético que todos los dogmatismos anteriores al respecto. 
    El problema fundamental que se plantea la humanidad parece ser multifacético o multidimensional: El Origen de la realidad, la necesidad y propósito del mal, la forma del destino tras de la muerte.
    Tal y como saber con certidumbre si un avión que se está a punto de abordar llegará debidamente a su destino, incluso si se sabe que esa misma Aventura haya sido exitosa multiples veces, solo se puede saber con la suficiente y satisfactoria certeza, cuando el/la viajero/a descienda del avión al llegar a su destino y compruebe que en efecto llegó adonde esperaba llegar. Todsa otra suposición será imaginaria mientras tanto. 
  • George R Porta
    Leo esta afirmación y me impresiona como una obvia contradicción quizás no intencional o inconsciente:
    “Tanto los creyentes como los no creyentes piensan que Dios es un Ser Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, que domina el universo, Juez Supremo de las personas, premiador de los buenos y que castiga a los transgresores de sus mandatos, que habita en el cielo y que promete a sus seguidores la salvación eterna en los cielos. El ser humano proyecta sobre Dios aquello de lo que adolece y las cualidades que desearía poseer: omnipotencia, dominio sobre el mundo, las personas y los seres del universo, habitar en un lugar fascinante y vivir eternamente, Es una imagen antropomórfica de Dios.”
    Los no creyentes no antropomorfizaran a la divinidad por no creer en ella.
    Los creyentes, si intentaran otras imágenes de Dios, no tuvieran más remedio que dividei la imagen del Dios del monoteismo en multiples porciones. La divinidad solo puede ser una o multiple pero viniendo de la imaginación humana es posiblemente más congruente que sea multiple, si no groseramente, al menos sutilmente.
    Spong no puede dejar de pensar como lo que es, es decir como cérigo. Y resulta paradójico que pretenda que puede describer a Dios o las posibilidades de conocerle de un modo u otro, sin hacerlo precisamente de una premise dogmática, es decir teista. Los budistas no niegan la existencia de Dios, solo no lo mencionan y eso es más prudente y posiblemente veraz, desde mi punto de vista. Si se les pregunta niegan admitir el Dios Cristiano o del monoteismo o el politeismo o cualquier forma de teismo. Eso no debiera situarlos en el otro extreme del espectro creyente-nocreyente, sino solo en la zona neutral del mismo. Les parece inútil penetrar el misterio y hasta niegan lo misterioso de la “iluminación”, la cual consideran un insuperable estado de vida, la vida en su máxima expresión, y por lo mismo inimaginable.
  • José Vidal
    Me parece una aportación de Jesús muy interesante, a la que estaría prácticamente de acuerdo, pero quiero añadir unos matices:
    Desde que el ser humano existe ha habido una evolución en el concepto de Dios, se era consciente de la existencia de un Ser transcendente pero su interpretación iba evolucionando a través de los tiempos, y de lo que estoy seguro de que todos nuestros conceptos sobre Dios  por muy vanguardistas que nos parezcan serán absorbidos por otros en el futuro en una espiral del pensamiento sin fin.
    Si llegásemos al concepto de Dios definitivo, resultaría que ese Dios no existe, porque de lo que yo estoy seguro es que Dios no tiene limites y entonces estaríamos limitando a Dios.
    Yo parto de que el ser humano es un producto de la vida y que esta es una emanación de Dios. La vida tiene unos limites que se condensan en el espacio-tiempo, lo que me dice que Dios tiene que estar por encima de los limites de la vida y por lo tanto los limites del ser humano.
    Todo esto me da como conclusión que para definir a Dios la forma mas correcta es decir de que Dios es el ser que esta por encima del espacio-tiempo.
    Saluidos
  • mª pilar
    Esto que nos dice J.Sh. Spong:

    Es mi sentir, intuir, escuchar… en lo más profundo de mi ser.

    mª pilar
  • Gonzalo Haya
    Nuestros conceptos están extraídos de nuestras experiencias; y la única experiencia directa de Dios sería la mística, pero esta experiencia es indecible. Tenemos que contentarnos con imágenes o conceptos parciales, pero conscientes de que son parciales, sin pretender sacar de ellos una ristra de consecuencias lógicas; y esto incluye al teísmo y al no-dualismo. Estas imágenes serán positivas en la medida en que nos acerquen a ese Misterio, Amor o Plenitud; y la garantía de este acercamiento será la medida en que nos acerque también, en amor y solidaridad, a todos los hombres y a la madre tierra.
  • Juanel
    En mi opinión yo no me preocuparía de buscar una imagen apropiada para Dios, ya sea personal o impersonal. Bueno, ya lo dice el segundo mandamiento de la Ley mosaica, no hacer imágenes de Dios. En este tema de buscar imágenes sobre Dios yo lo dejaría como Misterio Trascendente, sea lo que sea que sugiriese este término, sin añadirle nada más, ni cualidades ni atributos, tales como fuente de vida, de amor, del ser, etc. 
    De todo cuanto dice aquí Jesús Gil en su comentario a la obra del obispo Spong, solo me quedaría con una cosa, “Dios llama a la plenitud de vida” entendida como Plenitud Humana, como el Reino de Dios anunciado y promovido por Jesús de Nazaret. Pero incluso para mí esta llamada no nos dice nada sobre Dios, puesto que entiendo que la llamada no parte directamente de Dios, sino desde la propia Plenitud Humana que ejerce su fuerza como centro atractor para toda la humanidad sin exclusiones. Es en la Plenitud en donde se encuentra la fuente de la vida, del amor, del ser, de la justicia, de la bondad,….. El papel de Dios se reduce a la acogida de la Plenitud culminada en su seno.

    Vista desde la perspectiva humana la Plenitud representa la meta, el objetivo final del ser humano individual y del conjunto de la humanidad de todo lugar y tiempo, pues en ella se habrá vencido todo mal, todo sufrimiento y muerte. Puede que la Plenitud en realidad no lograra alcanzarse y mis esperanzas truncadas, puesto que entonces el final sería la muerte, la destrucción de todo cuanto se ha hecho y la extinción de nuestra especie. En este caso mi fe habría sido falsa puesto que en realidad Dios no existiría. Pero si en verdad Dios existe entonces acogerá la Plenitud en su seno, lo que significa que ha sido generada, sostenida y culminada por él, su obra creadora, de un modo que no puedo determinar ni saber, al menos por ahora, antes de llegar todos juntos sin faltar nadie a su seno. En mi oipinión, de Dios no hay imagen posible, queda oculto en el profundo Misterio.
    Saludos cordiales

viernes, 15 de mayo de 2015

El PAPA FRANCISCO Y EL ATEISMO CRISITIANO

¿Simpatiza Francisco con el ateísmo cristiano?

Para el Papa los verdaderos ateos no son los que niegan a Dios, sino al prójimo

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Está cada vez más claro que el papa Francisco se entiende mejor con ateos como José Mújica o Raúl Castro que con algunos católicos tradicionales que no le perdonan que se haya despojado de todos los símbolos del poder papal, heredados del Imperio Romano, cuando la Iglesia pasó de ser perseguida y escondida en las catacumbas a religión del Estado.
¿Estará Francisco simpatizando con el ateísmo cristiano? Cuando en el Vaticano recibe en audiencia a políticos ateos da la impresión de que conversa a gusto con ellos. Y ateos y agnósticos se sienten atraídos por la figura del pontífice, del que algunos miembros de la Curia afirman con cierto desdén que "no parece Papa".
Quienes conocen de cerca a Francisco confirman que cuando era cardenal de Buenos Aires mantuvo siempre una relación cordial con los no creyentes y con los ateos, así como con los líderes de otras religiones.
Francisco está recordando a su Iglesia que existe otro modo religioso de ver las cosas y la vida, y que no es indispensable la fe en Dios para sacrificarse por el prójimo
En su libro de conversaciones con el rabino Abraham Skorka, Entre el cielo y la tierra, el entonces arzobispo argentino contaba que cuando alguien se acercaba a él para conversar no le preguntaba si creía o no en Dios. Lo importante, afirma, era saber si su interlocutor "hacía algo por los demás" que era como preguntarle si creía en la humanidad.
Para Francisco, los verdaderos ateos no son los que niegan a Dios, sino al prójimo. Ha debido de ser esa postura suya, que recuerda al ateísmo cristiano o al cristianismo ateo, teorizado por teólogos como Paul von Buren, C.Lyas, Thomas Ogletree o Altizer entre muchos otros, lo que está llamando la atención de los no creyentes. Para los seguidores del cristianismo ateo "la palabra Dios, por sí misma, carece de significado y es engañosa", como afirma uno de sus teólogos.
Según dicho ateísmo cristiano "el tradicionalismo eclesiástico ha dejado de ser cristiano" y recuerda que Jesús fue un laico, un seglar, no un miembro de la casta sacerdotal.
Es justamente de lo que algunos católicos tradicionales acusan a Francisco: de haberse olvidado de ser Papa, eclesiástico, y de hablar y preocuparse más de los hombres y sus angustias, de su pobreza y de las injusticias perpetradas contra él, que de Dios.
El líder cubano, bajo cuyo régimen comunista sufrieron persecución y ostracismo miles de fieles cristianos, dijo al salir de una audiencia de una hora con el Papa: "Si sigue así volveré a rezar y regreso a la Iglesia".
El líder cubano, dijo al salir de una audiencia de una hora con el Papa: "Si sigue así volveré a rezar y regreso a la Iglesia"
Sin duda, Francisco no le habló de Dios al líder cubano, sino de la necesidad de que los cubanos puedan realizar sus deseos de felicidad y libertad.
La misma conversación fue la que Francisco tuvo con el entonces presidente de Uruguay, José Mújica, quien al salir de la audiencia confió que aunque él era ateo, se había entendido bien con el Papa en la lucha por la defensa de los más pobres y humillados de la Tierra.
No hay duda que Francisco, en sus discursos y en sus actos, sigue más el cristianismo de los orígenes que el de las teologías medievales. Su credo es el de aquel profeta judío que iba a la búsqueda de la caravana de desheredados que la sociedad bien de su tiempo arrinconaba o despreciaba.
Hay un pasaje de los evangelios emblemático: cuando Jesús dice que curaba a los enfermos y arrojaba los demonios porque "no soportaba ver sufrir a la gente". Era hacer el bien por el bien, no en busca de una recompensa ni siquiera divina.
El ateísmo cristiano afirma, justamente, que "no hay necesidad de amenazar con el infierno ni seducir con el paraíso para hacer el bien". Un concepto que Francisco recalca cada día en sus discursos y conversaciones con los periodistas.
Hay quien no ve de buenos ojos, dentro del catolicismo de Roma, que el Papa, mientras lleva una vida austera y sencilla, sin las viejas pompas pontificias, no desdeñe los pequeños placeres de la vida. Los de todos los mortales, desde un buen café o el entusiasmo por su equipo de fútbol al de cocinarse el mismo un pollo. Es un Papa que no tiene miedo al tacto, que besa, abraza y cultiva con pasión sus amistades.
Y es el ateísmo cristiano, para quien no hay otra divinidad que la propia humanidad, el que ha dejado de lado el llamado "odio paulino al cuerpo", aquel miedo que el Apóstol Pablo, demostraba por la sexualidad y que le llevó a relegar a las mujeres de la jerarquía de la Iglesia, a pesar de haber sido ella las promotoras de las primeras comunidades cristianas.
De lo que algunos acusan a Francisco: de haberse olvidado de ser Papa y de preocuparse más de los hombres que de Dios
El papa Francisco se entiende más con los ateos que muchos de sus antecesores. Él siempre rechazó la idea de que ser ateo conlleve ser inmoral, ya que sin fe no existiría ética. Es la idea tan cultivada por los viejos católicos de que "Si Dios no existe, todo está permitido".
Francisco está recordando a su Iglesia que existe otro modo religioso de ver las cosas y la vida, y que no es indispensable la fe en Dios para sacrificarse por el prójimo. Él sabe muy bien que la Iglesia que representa, que tanto temió siempre a los ateos, fue capaz de matar en nombre de Dios. Por el contrario, el cristianismo ateo reconoce que el mandamiento de "no matarás" sigue siendo válido y razonable sin necesidad de dioses que lo prohíban.
El papa Francisco está repitiendo machaconamente a obispos y cardenales que la fe les debe arrancar de sus palacios para que vayan a la periferia de las ciudades, donde el poder ha creado los nuevos guetos de los condenados a la miseria. Les pide que no tengan miedo de "tocar" a los pobres. No les pide que recen a Dios por ellos, sino que sean un dios bueno para ellos.
¿No será esa insistencia más en los hombres que en Dios lo que atrae en Francisco la curiosidad y simpatía de ateos y agnósticos, así como cierta distancia de los católicos tradicionalistas?
Francisco está haciendo de algún modo suya la filosofía de los teólogos del ateísmo cristiano que defienden que no es posible creer en algún dios si antes no se cree y abraza a la humanidad más marginada y desamparada.
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    martes, 12 de mayo de 2015

    San Francisco de Asís

    Francisco de Asís, en quien el ser humano resultó bien

    BoffConsiderando el panorama mundial, la violencia bélica en varias naciones con terribles matanzas de seres humanos, o la violencia de estudiantes que, enardecidos, invaden una escuela y abaten a tiros a decenas de compañeros, por no hablar de las torturas y de los abusos que se cometen contra inocentes, nos surge espontánea la pregunta: ¿el ser humano ha resultado bien? ¿No somos una excrecencia del proceso evolutivo?
    Nos cuesta identificar figuras ejemplares que nos desmientan esta tétrica impresión. Pero gracias a Dios existen, como un Don Helder Câmara, una Hermana Dulce, la Hermana Teresa de Calcuta, un Chico Mendes, un José Mujica, ex-presidente de Uruguay, un Gandhi, un Dalai Lama y un Papa Francisco, entre otras.
    Pero quiero detenerme en una figura seminal en la que la humanidad resultó bien de un modo convincente: San Francisco de Asís. Uno de los legados más fecundos del “Sol de Asís” como lo llama Dante, actualizado hoy por Francisco de Roma, es la predicación de la paz, tan urgente en los días actuales. El primer saludo que dirigía a los que encontraba por los caminos era “Paz y Bien”, que corresponde al Shalom bíblico. La paz que ansiaba no se restringía a las relaciones interpersonales y sociales. Buscaba una paz perenne con todos los elementos de la naturaleza, tratándolos con el tierno nombre de hermanos y hermanas.
    Su primer biógrafo Tomás de Celano testimonia maravillosamente el sentimiento fraterno que lo invadía:
    «Se llenaba de inefable gozo todas las veces que miraba el sol, contemplaba la luna y dirigía su vista hacia las estrellas y el firmamento. Cuando se encontraba con las flores, les predicaba como si estuviesen dotadas de inteligencia y las invitaba a alabar a Dios. Lo hacía con tiernísima y conmovedora candidez: exhortaba a la gratitud a los trigales y los viñedos, a las corrientes de los ríos, a la belleza de las huertas, a la tierra, al fuego, al aire y al viento».
    Esta actitud de reverencia  y de ternura lo llevaba a recoger las babosas de los caminos para que no las pisasen.  Durante el invierno daba miel a las abejas para que no muriesen de escasez y de frío. Pedía a los hermanos que no cortasen los árboles por la raíz con la esperanza de que pudiesen rebrotar. Hasta las malas hierbas debían tener un lugar reservado en los huertos, para que pudiesen sobrevivir, pues «ellas también anuncian al hermosísimo Padre de todos los seres».
    Sólo puede vivir esta intimidad con todas las cosas quien ha escuchado su resonancia simbólica dentro del alma, uniendo la ecología ambiental con la ecología profunda. Jamás se situaba por encima de las cosassino a  su mismo nivel como quien convive verdaderamente como hermano y hermana, descubriendo los lazos de parentesco que unen a todos.
    El universo franciscano y ecológico nunca es inerte. Todas las cosas están animadas y personalizadas. Descubrió por intuición lo que sabemos actualmente por vía científica (a través de Crick y Dawson, que descifraron el ADN): que todos los vivientes somos parientes, primos, hermanos y hermanas, pues todos tenemos el mismo código genético de base.
    De esta actitud nació una paz imperturbable, sin miedos y sin amenazas. San Francisco realizó plenamente la espléndida definición que la Carta de la Tierra encontró para la paz: «Es la plenitud creada por relaciones correctas consigo mismo, con las demás personas, con otras culturas, otras vidas, con la Tierra y con el Todo mayor del cual somos parte» (n.16 f).
    El Papa Francisco parece estar realizando las condiciones para la paz, fundada en la compasión por los que sufren, por la valiente denuncia del sistema que produce miseria y hambre, y por la permanente búsqueda de la justicia social que deja atrás la filantropía para dar lugar a los cambios estructurales.
    La suprema expresión de la paz, hecha de convivencia fraterna y cálida acogida de todas las personas y cosas está simbolizada por el conocido relato de la perfecta alegría, donde, a través de un artificio de la imaginación, Francisco presenta todo tipo de injurias y violencias contra dos cofrades, uno de ellos él mismo. Aunque habían sido reconocidos como cofrades, fueron vilipendiados moralmente y rechazados como gente de mala fama.
    En este relato de la perfecta alegría, que encuentra paralelos en la tradición budista, Francisco va paso a paso, desmontando los mecanismos que generan la cultura de la violencia.
    La verdadera alegría no está en la autoestima, ni en la necesidad de reconocimiento, ni en hacer milagros y hablar lenguas. En su lugar coloca los fundamentos de la cultura de la paz: el amor, la capacidad de soportar las contradicciones, el perdón y la reconciliación más allá de cualquier reclamación, retribución o exigencia previa. Vivida esta actitud irrumpe la paz, la paz del corazón, inalterable, capaz de convivir jovialmente con las más duras oposiciones, paz como fruto de un completo despojamiento. ¿No son estas las primicias de un Reino de justicia, de paz y de amor que tanto deseamos?
    Esta visión de la paz de San Francisco representa otro modo de estar-en-el-mundo junto con las cosas, una alternativa al modo de ser de la modernidad y de la posmodernidad, asentado sobre el estar-sobre-las-cosas, dominándolas y usándolas de forma irrespetuosa para el enriquecimiento y el disfrute sin el menor sentido de sobriedad.
    El descubrimiento de la hermandad cósmica nos infundirá un espíritu de respeto y nos devolverá la claridad y la inocencia infantil de la edad adulta, importantes para que salgamos bien de la crisis.
    Leonardo Boff escribió Francisco de Asís: ternura y vigor6ª edición, Sal Terrae, 1995.
    Traducción de MJ Gavito MiIano

    jueves, 7 de mayo de 2015

    HEREJIAS

    Herejías

    ArregiA un franciscano ya mayor con quien tuve la suerte de convivir durante años, y de bromear y debatir a menudo, le escuché: “De toda la historia de la Iglesia, solo me interesan los herejes. Solo ellos han aportado algo verdadero”.
    Y vaya si el buen fraile, ilustrado y locuaz, sabe de historia. Lo que no superaría es un examen de ortodoxia, por laxo que fuera el examinador. Pero en servicialidad fraterna, ahí se lleva la palma. ¿Y de qué se trata sino de eso en la vida franciscana? ¿Y a qué nos invita sino a eso el Evangelio de Jesús, él que puso como modelo al samaritano hereje y compasivo, frente al sacerdote servidor del templo, juez de la ley y guardián de la doctrina, para los que la pureza y la verdad son más importantes que el socorro del herido?
    En las religiones tradicionales, sobre todo monoteístas, y en el cristianismo católico más que en ninguna otra, ha predominado una errónea preocupación por la verdad. Y ahí se corrompe todo. Nada más peligroso que la pretensión de poseer la verdad y el bien, de creerse nombrados por “Dios” para ser sus garantes en la historia. No hay persecución, cruzada, inquisición, tortura ni hoguera que no se haya justificado en nombre de la verdad y del bien.
    Sin embargo, no quisiera incurrir en contraposiciones simplistas: dogma contra vida, creencias contra praxis, verdad contra bondad. Ni quisiera descalificar sin más el dogma, la creencia o la convicción de la verdad. Un dogma puede inspirar la vida, una creencia puede animar una buena praxis, la convicción de una verdad puede apoyar la bondad. ¡Benditos sean entonces el dogma, la creencia, la convicción verdad! Pero solo en cuanto fomentan vida buena, praxis bondadosa, bondad feliz. He ahí el criterio del evangelio en cualquier página que se abra. Ninguna creencia es mala de por sí, pero solo es buena si ayuda a una vida solidaria y feliz.
    Pues bien, ese mismo es el criterio de la “herejía”. Por eso mismo, tampoco querría hacer sin más el elogio de la herejía o del hereje. La herejía es tan ambigua y parcial como lo que llamamos verdad. Y solo será liberadora en la medida en que no se impone como nuevo dogma, es tolerante, humilde y desapegada, esté en fin inspirada por la bondad, por la entraña compasiva del buen samaritano hereje: Vio al herido y se compadeció, se compadeció y se acercó, se acercó y lo atendió, y siguió feliz su camino tomándolo a su cargo.
    Sin embargo, con toda su ambigüedad, la herejía es indispensable. Todo orden necesita subversión para seguir fomentando nueva vida. Toda afirmación –incluso esta misma– necesita negación para seguir hablando, escuchando, entendiéndonos más a fondo. Toda verdad necesita contradicción para avanzar a la luz y a la sombra del misterio salvador. Todo dogma necesita herejías para seguir inspirando la liberación y la vida, más allá de los límites del pensamiento. ¿Qué sería una Iglesia sin mucho más pluralismo, sin mucha mayor libertad de expresión y de enseñanza en su seno que la que reina, por ejemplo, en los partidos políticos? No sería Iglesia de Jesús. Pero así es la Iglesia que vemos: una institución donde un estamento clerical se ha hecho dueño de la verdad que llaman divina. Solo es su verdad.
    Avancemos. La herejía no solo es sana y necesaria. Es también inevitable, como escribió Rahner. Quien se tome a la letra el dogma de la Trinidad no tiene alternativa: o niega la unidad o niega la trinidad, “herejías” ambas. Y así con todos los dogmas, que son construcciones mentales, radicalmente limitadas, como todos nuestros esquemas y lenguajes,  por mucho que se consideren doctrina revelada. Toda “revelación divina” viene del fondo de la experiencia humana individual y colectiva con su límite, su ambigüedad, su provisionalidad radical. La “revelación” es el misterio indecible al que apunta lo dicho en el texto “sagrado” o en la fórmula dogmática. Y solo aquel que se atreve a transcender lo dicho en la palabra se abre a la revelación del misterio indecible más allá de la palabra.
    Así pues, todo dogma y todo texto que se presenta como “revelado” nos sitúa ante una  elección: quedarnos en lo dicho o abrirnos más allá. “Herejía” significa justamente “elección”, y nadie está libre de elegir. La “herejía”, la elección es un imperativo. Solo quien elige ir más allá de la doctrina se abre al misterio y, en último término, a la misericordia fraterna, a la projimidad compasiva. La “herejía” es hoy más imperativo que nunca, invadidos como estamos por la información, la opinión, la palabra. Amigo, amiga: escoge la palabra que más te inspira, y transciéndela, déjate llevar por su impulso hacia el misterio y la misericordia.
    No hay peor elección que identificar la revelación o el misterio con la fórmula dogmática con su significado concreto, limitado por la palabra, la historia, la cultura. Y no hay peor elección que la pretensión de estar en posesión de la verdad. Quienes se creen investidos de poder divino para definir la verdad y el error no son neutros, también eligen, se eligen a sí mismos. Solo que a su elección, su opinión, la llaman divina, y en esa ceguera está el peligro. Mala elección. La peor herejía. Lo grave no es errar, sino creerse infalible.
    Evoco con emoción la memoria de todos y de todas las herejes de cualquier religión, iglesia, patria y partido. La memoria de los “paganos” condenados por la Iglesia solo por seguir otra religión o no seguir ninguna. La memoria de los cristianos y cristianas silenciadas, condenadas, apresadas, desterradas, quemadas vivas en nombre de la verdad. Amarga historia de la Iglesia, llena de lágrimas. Vosotros, innumerables, perdonadnos en nombre de Jesús, el hereje. Y rogad por nosotros, seguid inspirándonos, caminad con nosotros.
    José Arregi

    5 comments to Herejías


    • M.Luisa
      También  me hago mío el presente artículo o mejor me identifico con  él plenamente. La herejía surge en el momento en el cual contemplamos las cosas de modo inverso a las formas  establecidas. Una de estas inversiones  es la que hace referencia a la verdad según la cual es ella la que nos posee y no al revés, como  hace poco se hizo notar aquí   a propósito de algo que venía al caso.
      Así mismo y  por necesidad,  surge de ahí  otra inversión  fundamental porque  para que la verdad nos posea hemos de considerarnos como   previamente  estando  inmersos  en la realidad.  Por tanto,  es  ella la que precede al ser. Con lo cual no es que haya ser real como se suele decir,  sino al revés,  realidad siendo.  Se prioriza, siguiendo al Samaritano,  lo real frente a lo  epistemológico y teórico.   La verdad es verdad real y no verdad lógica. No es el juicio el que determina la inteligibilidad de las cosas, sino que es la realidad que determina la estructura  pensante  y capacitada   que el juicio posee.
    • Celso Alcaina
      Me gusta y comparto cuanto escribe Arregi. Participé y conviví en la fábrica de los dogmas. Y de su defensa numantina. Mi mayor sufrimiento y mi mayor problema vital  surgieron de mi heterodoxia y de la comprensión de los disencientes. Malditos los dogmas de los dogmáticos. Bendita heterodoxia respetuosa. Quid est veritas?
    • pepe blanco
      Recuerdo que cuando la gente se inscribía en el curso de Laeners solían escribir su nombre y su profesión, en el hilo publicado a tal efecto. Recuerdo que yo, después de mi nombre, escribí “hereje”: Pepe Blanco Labrador, hereje. Me precedía en la lista “Luis Gonzalez Moran, sacerdote” (¿qué habrá sido de él?). El contraste me parecía enriquecedor y divertido.

      En fin, que me siento aludido por este artículo, que es de los pocos de su autor que me resulta sugerente, y algo menos ñoño de lo que es normal en él.

      Tal vez pueda escribir algo más sobre los herejes o sobre las herejías en los próximos dias. O tal vez no. Pero ahora querría fijarme en lo que ha escrito Oscar: que hoy no está de moda ni gusta ser religioso, sino espiritual. Ahora que lo pienso, tal vez sea por eso, y por mi inevitable gen crítico, que de hace un tiempo a esta parte, me gusta declararme materialista radical y congruente. Bien entendido que la materia a la que me refiero, o sea, a todo lo que existe, incluye cualquier cosa real, como la espiritualidad, por ejemplo.

      Habrá quien piense que esta declaración de principios es una herejía en el seno de la espiritualidad. Pero no lo es. O tal vez sí.
    • oscar varela
      Hola!
      Si no me equivoco, solo las Religiones tienen “herejías”.
      A ese problemita “religioso” le ha ido pasando el tiempo, y hoy ya se pueden escribir cosas como las de este Art. de Arregui sin que nadie se arrugue ¿no?
      Por eso ya “no cae bien” ser “religioso”.
      Ahora “cae bien” ser “espiritual”.
      ¿Qué le vamos a hacer?
      ¡Voy todavía! – Oscar.
    • Antonio Vicedo
      José, hermano, hace ya tiempo que este tu bien desarrollado ovillo del tema que propones. me ha estado ocupando mente, conciencia y práctica coherente.

      Cierto que. como dices, la mente nos gasta malas jugadas y, en eso veo la justificación de aquello que, QUIEN dijo de SI MISMO ser LA VERDAD y la VIDA para ofrecerla regalada como plenitud, expuso en momento solemne de misión y tarea confiadas: “Padre, perdónalos PORQUE NO SABEN lo que hacen.”

      Y a lo que iba, desde esta perspectiva de nuestra condición de permanentes BEBÉS en lo referente a la TEOFANÍA que Jesús nos ha mostrado con predilección, tanto en su testimonio práctico, como en su claro y enternecedor mensaje está el concepto (imagen) de LA PATERNIDAD DIVINA. superadora en verdad y bien a toda otra mater-paternidad: -Cuando hacía ESE DESCONOCIDO e INCOGNOCIBLE para vosotr*s os dirijáis, decid, y “en única exclusiva”-:¡ABBÁ! (¡MAMÁ-PAPÁ!) , o ¡PADRE NUESTRO!
      Con lo que, sin liberarnos de la dificultad práctica opcional o herejía a lo que tu te refieres, nos iluminaba el horizonte de LA VERDAD insoslayable e inesquivable de ese NUESTRO añadido , de cuya aceptación verdadera o falsa, dependería la coherencia mental y practica de nuestra opción libre por la VERDAD, o la FALSEDAD , traducida en nuestra asumible responsabilidad contingente que conlleva realidad de HERMANDAD HUMANA como acuifero de AGUA VIVA DEL VIVO MANANTIAL DEL MUTUO AMOR.

      Porque , si esto no es tal cual Jesús lo vivió y enseñó ¿No queda  la filial invocación ¡PADRE NUESTRO! como la peor herejía o blasfemia (aún calificable de inconsciente) que en hermandad cometemos?

      ¿Y no  está dando la impresión de que, si este modo de HABLAR como niños lo acallamos, vienen a levantar su clamor las piedras  para hacer inexcusable la pregunta y su respuesta ¿DONDE Y COMO ESTÁ TU HERMAN*?