miércoles, 30 de octubre de 2013

LA CULTURA DE LA MENTIRA


La cultura de la mentira

30.08.13 | 17:39. Archivado en Moral
El hecho de engañar (o intentar engañar) a los demás se ha generalizado de tal manera y hasta tales extremos que, sin miedo a exagerar, se puede afirmar que la mentira es ya un componente de la cultura que, entre todos, hemos construido. Y además una cultura de la mentira, el embuste y la patraña, en la que vivimos integrados de forma tan connatural, que ya, no sólo no nos sorprende que se nos engañe, y que engañemos, todo lo que cada cual pueda y le convenga, sino que la cosa ha llegado a tal punto que, si uno ve que puede sacar provecho a base de mentiras y, sin embargo, no miente, es mucha la gente (yo mismo, sin ir más lejos, hay veces que me sorprendo pensando así) que considera, de quienes se portan de esa forma que son inútiles que no saben vivir.
Por eso, en este momento, estamos asistiendo a la esperpéntica y grandiosa ceremonia de la confusión, la solemne liturgia de los embusteros, que unas veces nos pone de los nervios hasta la crispación más irritante; y en otros casos nos da por reír, al ver a esos señores (o señoras) tan perfumados y encorbatados diciendo solemnemente las tonterías más pomposas y ridículas que, a estas alturas de la vida, uno haya podio escuchar. Y es que - bien lo sabemos - vivimos tiempos en los que mienten los políticos, los hombres de la economía, de la cultura y de la religión, mienten los profesionales de la información, casi todos los ricos y los pobres, los funcionarios y los que no tienen otra función que echar embustes.... La lista es interminable, lo sabemos de sobra. Y en esto nos metemos todos. El que tenga las manos limpias, que tire la primera piedra.
Por esto, me parece que será importante pensar, por unos minutos al menos, en la gravedad de lo que está pasando. La mentira consiste en deformar la realidad. Antiguamente, los embusteros eran los tontos. Ahora, por el contrario, dicen que hay una proporción directa entre mentira y talento. A mí me parece eso no es así. Lo que ha ocurrido (y sigue ocurriendo) es que a quienes dicen la verdad siempre, y siempre se niegan a ser cómplices de trampas y embustes, se les ha ido marginando, como a gente peligrosa, problemática y conflictiva. El resultado ha sido que los embusteros son los que están triunfando. Y es así. En la política, en la banca, en la bolsa, en la empresa, en la Iglesia, en el convento, en las familias..., en todas partes. Y si, de pronto, aparece un hombre sincero y con los pantalones bien puestos (estoy pensando, por ejemplo, en el papa Francisco), se teme hasta por su vida. O si la cosa no llega a tanto, al hombre honrado a carta cabal se le pone como un guiñapo. Y se hace todo lo posible por quitarle la credibilidad (poca o mucha) que tenga. No soportamos a los hombres y mujeres transparentes, honrados y de los que no se puede esperar mentira alguna.
Muchas veces me he preguntado: ¿por qué mentimos tanto? ¿porque qué demonios vemos hasta con toda naturalidad que sean, con tanta frecuencia, los más embusteros los que ocupan los puestos más altos en la sociedad? Por supuesto, y ante todo, el hecho mismo de que los más embusteros sean los que más triunfan, eso mismo es una incitación constante a mentir. Porque mucha gente se ha persuadido de que precisamente el que más miente es el que más alto llega. Los políticos tendrían que pensar esto muy en serio: con sus mentiras nos están deseducando a todos. Y sin pensarlo dos veces, nos están diciendo a todos: ¡Mentid, muchachos, mentid!, que así - ya lo estáis viendo - se llega muy lejos en la vida. Y a base de mentiras, hacemos un país grande, con un futuro asombrosamente glorioso (en su podredumbre).
Esto ya es fuerte. Pero sólo con esto, nos quedamos a medio camino. Porque la economía capitalista (en su variante más fuerte, el capital financiero) ha cobrado tal fuerza y se ha organizado de tal manera, que solamente puede funcionar - y funcionar bien - a base de grandes mentiras. Por eso quienes invierten en bolsa deben saber que ese negocio rinde importantes beneficios solamente cuando se dan dos condiciones: primero, invertir grandes cantidades; segundo, no tener prisa. Esto es negocio sólo para gente que maneja mucho dinero; y que lo maneja sin urgencias. Porque hay que esperar la ocasión propicia en que los mercados te permiten engañar a alguien. Y entonces, sí. Entonces, los “entendidos” dan el zarpazo y te forras. Otro ejemplo: Paul Krugman, Nobel de economía en 2008, cuanta cómo Larry Summers (máximo asesor económico de Obama) se burló en cierta ocasión de los profesores de finanzas. Lo hizo con una parábola sobre los “economistas del kétchup” que “han demostrado que las botellas de kétchup de medio se venden, invariablemente, por exactamente el doble que las botellas de cuarto”, lo cual nos permite concluir que el mercado del kétchup es de una eficacia perfecta. Estamos, pues, hablando del gran negocio de la mentira.
Y todavía, una última cuestión. Uno de los fenómenos más característicos de nuestra cultura es “la necesidad de satisfacción inmediata” que nos han inoculado mediante técnicas muy bien estudiadas de propaganda y “comecocos”. Por ejemplo, en esta necesidad apremiante de satisfacción inmediata es en lo que se basa uno de los mecanismos más eficaces de las técnicas de la comunicación (internet, teléfonos y sus mil variantes, publicidad y comercio...) y, en buena medida, el aterrador negocio de las drogas en todas sus variedades.
Así vivimos en el inmenso mar de la mentira, como el pez que vive en su medio. Hasta el extremo de que ya no podemos vivir sin engañar y sin ser engañados. A lo mejor esto es lo que explica que, no obstante las burdas mentiras que nos endosan cada día, seguimos votando a los que nos engañan. Hemos llegado hasta el límite de lo inimaginable: han logrando que nos guste ser engañados. Por eso seguiremos votando a los embusteros, sean del color que sean, para poder de esa manera perpetuar el sistema.

martes, 29 de octubre de 2013

Fundamentalismo, pluralismo religioso, Liberación

Espiritualidad y Religión / 5

HayaFundamentalismo, Pluralismo religioso, Liberación.

En esta quinta entrega del curso Gonzalo nos invita a no hablar de una manera general y abstracta deReligión, sino de las formas concretas como se vive.
Para recibir el material completo hay que inscribirse en el Curso entrando en CURSO-TALLER ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN.
En cualquier caso la matrícula es gratuita
La religión, precisamente por ser una socialización de la espiritualidad, reacciona ante las tensiones de la sociedad. En esta Unidad y en la siguiente, vamos a tratar las que actualmente pueden ser más significativas.
  • Fundamentalismo
Este término puede tener un sentido positivo si se refiere a volver al verdadero fundamento, al espíritu inicial de cualquier institución. Ha prevalecido el sentido negativo porque se ha pretendido volver no al espíritu sino a la letra en que se plasmó inicialmente ese movimiento sin tener en cuenta la evolución cultural y social.
En España el concepto de fundamentalismo se ha asociado lamentablemente con el fundamentalismo islámico. Su origen sin embargo es el libro publicado por los teólogos protestantes de la Universidad de Princeton “The Fundamentals. A Testimony to the Truth” (1909-1915).
Esta tendencia antropológica y social, que manifiesta el fundamentalismo, es mucho más antigua, y sus representantes han sido denominados comoIntegristas – Fanáticos – Extremistas – Radicales – Tradicionales, con ligera variación de matices.
El fundamentalismo se caracteriza por ser una reacción defensiva emocional de una minoría para proteger sus privilegios. Esta reacción se da no sólo en el campo religioso. Stiglitz, premio Nobel de economía, considera el Neoliberalismo como un fundamentalismo económico y político. Podríamos hablar también del fundamentalismo de aquellos científicos que sólo consideran verdadero lo que se puede demostrar con la experimentación.
El fundamentalismo religioso se da principalmente en las religiones proféticas, que consideran como revelación divina la palabra inalterable de sus libros sagrados. Sin embargo la confabulación de la religión con la política –que se da en las religiones proféticas y también en las cósmicas y politeístas- lleva frecuentemente a las guerras de religión o al asesinato de líderes como Gandhi a manos de un hinduista.
  • Pluralismo religioso
Las actitudes que han adoptado las religiones –principalmente las reveladas- ante el pluralismo religioso pueden reducirse a tres.
  1. Exclusivismo. Es característico de la religiones del libro, porque lo consideran la única y definitiva revelada por el mismo Dios. En la Iglesia católica llegó a formularse esta exclusividad con la expresión Fuera de la Iglesia no hay salvación
  2. Inclusivismo. Para muchos teólogos –ya en el siglo XX- resultaba inaceptable la contradicción entre el amor infinito de Dios y la inmensa mayoría de la humanidad que quedaría excluida de la salvación. Sólo aludiré aquí a la solución de Karl Rahner, que admitía la salvación de todo hombre de buena voluntad considerándolos incluidos en la Iglesia como Cristianos anónimos
  3. Pluralismo religioso. Un paso más adelante –todavía poco aceptado y con matices- es la aceptación plena del pluralismo religioso. Toda religión es camino de salvación, porque todas son reveladas por Dios. Evidentemente esto implica un concepto más amplio de revelación, como hemos explicado en el capítulo anterior. En esta línea se mueven teólogos como Dupuis y  J M Vigil. Torres Queiruga matiza que este pluralismo es asimétrico, porque la revelación –la comprensión de la manifestación de Dios- es desigual, asimétrica, en cada época y en cada cultura. Dios se manifiesta a todos por igual, pero no todos tenemos la misma capacidad para comprenderlo.
El pluralismo religioso es una realidad histórica y social. Toda religión es un intento de comprender la realidad en su dimensión más profunda, de resolver las preguntas existenciales que no pueden resolver las ciencias o los conocimientos racionales: ¿de dónde venimos? ¿adónde vamos? ¿cómo debemos actuar?
Este intento de comprensión requiere la mediación de las facultades humanas desarrolladas por la cultura de cada pueblo y de cada época; las emocionales (inteligencia emocional), las racionales, las intuitivas y valorativas (inteligencia espiritual). Como las culturas se desarrollan en manera distinta y progresiva en el espacio y en el tiempo, las religiones hacen una interpretación distinta del misterio trascendente. Eso es el pluralismo religioso.
Dios, el Absoluto, el/lo Trascendente, es inabarcable por el pensamiento humano; es como un diamante poliédrico de infinitas caras. Cada religión puede llegar a percibir algunas facetas de Dios, pero inevitablemente le quedarán en sombra otras facetas. El pluralismo religioso es la manifestación del Dios inefable según las posibilidades de las diversas culturas. Abrirse al pluralismo religioso es recoger cuidadosamente todas las piezas del puzzle para tratar de componer nuestra imagen de Dios.
  • Espiritualidad liberadora
Las Teologías de la Liberación han ido surgiendo en el entorno del Concilio Vaticano II, que resaltó la idea de la Iglesia como Pueblo de Dios.
La teología Latinoamericana de la Liberación nació de la realidad social y de su toma de conciencia en el Sínodo de Medellín, con la denuncia de las estructuras de pecado. Gustavo Gutiérrez, su máximo referente, la definió como “Reflexión crítica de la praxis histórica a la luz de la palabra”.
Esta teología parte de la historia de pobreza y dominación de los pueblos latinoamericanos y la considera como lugar teológico –como principio hermenéutico- para comprender el mensaje del evangelio. Jesús anunció la buena noticia (evangelio) a los pobres, y es desde los pobres desde donde puede ser bien entendida.
El análisis social suscitó una dura reacción en el mundo político, y un infundado recelo en el mundo eclesiástico. Monseñor Helder Cámara expresó muy acertadamente esta conjunción del análisis social y del evangelio al comentar “Si doy pan a un pobre me llaman santo, pero si pregunto por qué un pobre no tiene pan me llaman Comunista”.
La Teología de la Liberación es una denuncia profética de las causas estructurales de la pobreza a la luz del mensaje del evangelio. Progresivamente ha ido extendiendo esta denuncia a toda opresión, cultural, étnica, de género, o religiosa.
La espiritualidad liberadora es el alma de esta teología. Las Comunidades Cristianas de Base son su expresión popular más arraigada. Es una vivencia interna que asume la acción liberadora de Dios en el Éxodo, de los Profetas, de Jesús; no porque los pobres u oprimidos sean mejores, sino porque son pobres, indefensos, y excluidos.
El Papa Francisco, meses antes de ser elegido Papa, reivindicaba con estas palabras al sacerdote Rafael Tello, uno de los iniciadores de la Teología de la liberación:
“La historia tiene sus ironías… Vengo a presentar un libro sobre el pensamiento de un hombre que fue separado de esta Facultad de Teología. Cosas de la historia. Esas reparaciones que Dios hace: que la jerarquía, que en su momento creyó conveniente separarlo, hoy diga que su pensamiento es válido. Más aun, fue fundamento del trabajo evangelizador en Argentina. Quiero dar gracias a Dios por eso.”

lunes, 21 de octubre de 2013

La tradición de Jesús versus la religión cristiana

La tradición de Jesús versus la religión cristiana

BoffPara comprender adecuadamente el cristianismo es necesario hacer distinciones, aceptadas por la mayoría de los estudiosos. Así, es importante distinguir entre el Jesús histórico y elCristo de la fe. Por Jesús histórico se entiende al predicador y profeta de Nazaret tal como existió realmente bajo César Augusto y Herodes. El Cristo de la fe es el contenido de la predicación de sus discípulos, que lo ven como el Hijo de Dios y el Salvador.
Otra distinción importante que hay que hacer es entre el Reino de Dios y la IglesiaReino de Dios es el mensaje original de Jesús. Significa una revolución absoluta redefiniendo las relaciones de los seres humanos con Dios (hijos e hijas), con los otros (todos hermanos y hermanas), con la sociedad (centralidad de los pobres), y con el universo (la gestación de un nuevo cielo y una nueva tierra). La Iglesia ha sido posible debido a que Jesús fue rechazado y, por eso, no se realizó el Reino. Se trata de una construcción histórica, que trata de llevar a cabo la causa de Jesús en las diferentes culturas y épocas. La encarnación dominante es en la cultura occidental, pero también se ha encarnado en la cultura oriental, en la copta y en otras.
También es importante distinguir la Tradición de Jesúsy la religión cristiana. La Tradición de Jesús se sitúa con anterioridad a la redacción de los Evangelios, aunque esté contenida en ellos. Los Evangelios fueron escritos entre 30 y 60 años después de la ejecución de Jesús. En ese tiempo intermedio ya se habían organizado comunidades e iglesias, con sus tensiones, conflictos internos y formas de organización. Los Evangelios reflejan y toman partido dentro de esta situación. No pretenden ser libros históricos, sino libros de edificación y de difusión de la vida y del mensaje de Jesús, como el Salvador del mundo.
¿Dentro de esta maraña que significa la Tradición de Jesús? Es ese núcleo duro, el contenido que cabe en una cáscara de nuez y que representa la intención original y la práctica de Jesús (ipsissima intentio et acta Jesu) antes de las interpretaciones que se le hicieron. Se puede resumir en los siguientes puntos: En primer lugar viene el sueño de Jesús, el Reino de Dios, como una revolución absoluta de la historia y del universo, propuesta conflictiva pues se oponía al reino del César. Después, su experiencia personal de Dios que trasmitió a sus seguidores: Dios es Padre (Abba), lleno de amor y ternura. Su característica especial es ser misericordioso, ama a los ingratos y malos (Lucas 6,35). Luego predica y vive el amor incondicional que pone a la misma altura que el amor a Dios. Otro punto es dar centralidad a los pobres e invisibles. Ellos son los primeros destinatarios y beneficiarios del Reino, no por su condición moral, sino porque se les priva de la vida, lo cual lleva al Dios vivo a optar por ellos. En el comportamiento que tengamos con ellos se decide si heredamos o no la salvación (Mt 25 ,46). Otro punto importante es la comunidad. Él escogió a doce para vivir con él; este número doce es simbólico: representa la reunión de las 12 tribus de Israel y la reconciliación de todos los pueblos, hechos Pueblo de Dios. Por último, el uso del poder. Sólo se legítima aquel uso que es servicio a la comunidad y el portador de poder debe buscar siempre el último lugar.
Este conjunto de valores y visiones es la Tradición de Jesús. Como se deduce, no se trata de una institución, doctrina o disciplina. Lo que Jesús quería era enseñar a vivir y no crear una nueva religión con feligreses piadosos de una institución. La Tradición de Jesús esun sueño bueno, un camino espiritual que puede adquirir muchas formas y que puede tener también seguidores fuera de lo religioso y eclesial.
La Tradición de Jesús se transformó a lo largo de la historia en una religión, la religión cristiana: una organización religiosa en forma de distintas Iglesias, especialmente la Iglesia romano-católica. Éstas se caracterizan por ser instituciones con doctrinas, disciplinas, determinaciones éticas, formas rituales de celebración y cánones jurídicos. La Iglesia católica romana en concreto se organizó en torno a la categoría del poder sagrado (sacra potestas), concentrándolo en manos de una pequeña élite que es la jerarquía con el Papa a la cabeza, con exclusión de los laicos y de las mujeres. Ella detenta las decisiones y el monopolio de la palabra. Es jerárquica y creadora de grandes desigualdades. Se identificó ilegítimamente con la Tradición de Jesús.
Este tipo de traducción histórica cubrió de cenizas gran parte de la originalidad y del encanto de la Tradición de Jesús. Por eso todas las Iglesias están en crisis, pues no son “alegría para todo el pueblo” (Lc 2,11) como lo fueron en sus inicios.
Jesús mismo, vislumbrando este desarrollo, advirtió que de poco sirve observar las leyes “y no preocuparse de lo más importante que es la justicia, la misericordia y la fe; esto es lo que importa, sin dejar de hacer lo otro” (Mt 23,23).
Actualizando: ¿En qué reside la fascinación de la figura y de los discursos del Papa Francisco? En que se liga directamente a la Tradición de Jesús. Afirma que “el amor está antes que el dogma y el servicio a los pobres antes que las doctrinas” (Civiltà Cattolica). Sin esta inversión el cristianismo pierde “la frescura y la fragancia del Evangelio”, se transforma en una ideología religiosa y se convierte en una obsesión doctrinaria.
No hay otro camino para recuperar la credibilidad perdida por la Iglesia, sino volver a la Tradición de Jesús, como lo hace sabiamente el Papa Francisco.
Leonardo Boff es autor de Cristianismo: lo mínimo lo mínimo, 2013

lunes, 14 de octubre de 2013

Jesús, una espiritualidad laica

HayaJesús, una espiritualidad laica

Este es el tercer tema de los 7 que comprenderá este curso.
Entre espiritualidad y religión Gonzalo nos mete a Cristo.
¿Se complica o se ilumina el tema con esta alusiús el Galileo?
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Se aceptan aportaciones libres (botón a la izquierda)
UD 3. Jesús, una espiritualidad laica
Reflexión y síntesis
Porque de ellos es el Reino de Dios
CHIQUILLO
Os aseguro que quien no acoja el reino de Dios como un chiquillo, no entrará en él” Lc 18,17
La espiritualidad del Reino de Dios
Jesús vivió su espiritualidad dentro del judaísmo y nunca renunció a él. Creyó en el cumplimiento de la Promesa –la era mesiánica- y la presentó como el Reinado de Dios. No era lo que esperaban ni los escribas ni el pueblo. No era un Reino de Dios en gloria y poder, al que se someterían todos los pueblos de la tierra.
En el centro de ese Reinado no colocó ni a Pedro, ni a Santiago, ni a Juan; en el centro colocó a un chiquillo:“Entonces se sentó, llamó a los Doce y les dijo: -Si uno quiere ser primero, ha de ser último de todos y servidor de todos. Y cogiendo al chiquillo, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: Quien acoge a uno de estos chiquillos, como si fuera a mí mismo, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, más que a mí, acoge al que me ha enviado” (Mc 9,35-37).
Jesús vivió la espiritualidad del judaísmo pero rechazó los preceptos y ritos que contradecían su experiencia religiosa. Rechazó la pureza o impureza de los alimentos porque servía para separar a los judíos de los otros pueblos: los alimentos no son impuros, las impurezas salen del corazón. El sábado está hecho para el hombre, no el hombre para el sábado. Si vas a presentar tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano.
Tras la muerte de Jesús, sus discípulos dieron testimonio de que “Dios ha constituido Señor y Mesías a ese Jesús a quien vosotros crucificasteis” (Hch 2,36), pero no tienen instrucciones precisas sobre cómo continuar con el anuncio del Reino.
Pedro sube al Templo a orar; Esteban –el primer mártir cristiano- es condenado por decir que “Dios no habita en templos hechos por manos humanas”. Juan concuerda con Esteban y pone en labios de Jesús una palabras semejantes “Se acerca la hora en que no daréis culto al Padre ni en este monte ni en Jerusalén… los que dan culto verdadero adorarán al Padre con espíritu y lealtad” (Jn 4,21-23).
Santiago exige la circuncisión de los gentiles, Pablo rechaza esa exigencia, Pedro duda. La supresión de la circuncisión -junto con los preceptos de la Ley mosaica- y la confesión de la divinidad de Jesús marcan la diferencia entre el cristianismo y el judaísmo.
La espiritualidad del Reinado de Dios trasciende el judaísmo y el cristianismo, es el fondo de toda espiritualidad.
La espiritualidad de Jesús es laica
“Laica” puede interpretarse en dos sentidos; en sentido de “no sacerdotal” –Jesús no pertenecía a la tribu sacerdotal, ni tuvo ninguna misión clerical- o en el sentido en que decimos “Escuela laica”, es decir, que no pertenece a ninguna religión.
La espiritualidad de Jesús se desarrolló en el judaísmo y después en el cristianismo, pero puede ser asumida por cualquier religión; y creo que por muchos que se consideran ateos.
Las religiones concretan y socializan la espiritualidad. Como decía Rudolf Otto, las religiones tienen elementos racionales y elementos irracionales (no comprensibles con la razón). La religiones se esfuerzan por hacer más asequible la espiritualidad, la racionalizan, la concretan en sus doctrinas, preceptos y ritos. Cuanto más concretan estos elementos racionales, más separan a unos creyentes de otros. La mística y la praxis nos unen, la teología –las explicaciones- nos separan.
La espiritualidad de Jesús, la espiritualidad del Reino de Dios, tiene un mínimo de concreción, un mínimo de elementos racionales; por eso puede vivirse en el judaísmo o en el cristianismo. No depende de una religión. Podemos decir que es una espiritualidad laica.
Veamos, aunque simplificados y esquemáticamente, qué leves son los elementos racionales y que importantes son los elementos irracionales en la espiritualidad de Jesús.
Elementos racionales
En cuanto a la doctrina Jesús tiene en el Jordán una profunda experiencia de Dios como Padre, y a continuación, en la sinagoga de Cafarnaun, proclama el Reino Dios, no como día de justicia sino como año de gracia y de liberación. Estas dos experiencias fundamentales se reflejan en las parábolas del hijo prodigo y del buen samaritano.
El resto de sus enseñanzas se desarrolla también en parábolas, no en conceptos “claros o bien definidos”. A veces pueden parecernos contradictorias como la del hijo pródigo y la del juicio final. Los exegetas escriben libros y libros para explicar qué entendía Jesús por el Reino de Dios. Jesús reconoce en dos paganos una gran fe-confianza; reconoce la fe de la mujer sirofenicia, y encuentra en el centurión romano mayor fe que en todo Israel.
En sus preceptos deja la misma imprecisión. No quiere caer en el fariseísmo de la menta y del comino. ¿Se salvan los ricos? A los discípulos les parece que, según lo del camello por el ojo de la aguja, resultaría imposible; pero Jesús les dice que para Dios nada es imposible. Al joven que le pregunta qué tiene que hacer para salvarse le dice que cumpla los mandamientos, pero ¿cumplen los mandamientos el sacerdote y el levita que dejan al herido junto al camino? Ahí el que cumple es el herético samaritano.
¿Qué ritos religiosos practicó Jesús? Comenzó bautizando como Juan, pero no continuó. Quizás su gran rito fue la comensalidad abierta a todos, ya sea en el campo –multiplicación de los panes- en las casas de los fariseos, de los publicanos, de los amigos, en la barca o en la playa con los discípulos. La eucaristía es el memorial de esta comensalidad.
¿Instituyó alguna jerarquía? Eligió a doce discípulos como símbolo del cumplimiento de la Promesa a las doce tribus de Israel. Todos ellos esperaron hasta el último momento la llegada triunfal del Reino de Dios. A Pedro le llama Satanás porque quiere apartarlo del camino de la cruz; a Juan le reprende por prohibir a un exorcista que no es del grupo y por desear un puesto de privilegio en el Reino. Y expresamente les advierte “Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad sobre ellas se hacen llamar bienhechores. Pero vosotros, nada de eso: al contrario, el más grande entre vosotros iguálese al más joven, y el que dirige al que sirve” (Lc 22,25-26). Después de la resurrección, los discípulos todavía esperaban un Reino triunfalista (Hch 1,6-7).
Marcos sintetiza en el capítulo 11 la actitud de Jesús respecto a una religión degradada por la codicia humana. Entra Jesús en Jerusalén como Mesías sentado en un asno – Maldice la higuera: “Nunca jamás nadie coma frutos tuyos”. – Expulsa a los
Mercaderes del Templo – Pedro se admira de que la higuera está seca, y Jesús les responde (en forma un tanto inconexa) que ellos perdonen a quienes les hayan ofendido y confíen en que Dios les perdonará (¿confíen en que no se secarán como la higuera?) – Finalmente “los sumos sacerdotes, letrados y senadores” le preguntan a Jesús con qué autoridad –no con qué razones, sino con qué autoridad- hace estas cosas. Jesús no quiso recargar su espiritualidad con excesivos conceptos, preceptos y ritos.
Elementos irracionales (en el sentido de Otto)
La espiritualidad de Jesús procede de su experiencia mística en el Jordán: Dios como Padre y su propia misión como liberación de los oprimidos. Y subvierte la lógica de la religión y de la ética: los últimos serán los primeros, las prostitutas por delante de los sacerdotes, la revelación a los sencillos más que a los sabios, la misma paga al jornalero de la última hora, el reino de Dios es de los niños.
Jesús vive las dos características que Otto presenta como irracionales, es decir como “una oscura profundidad a la que no hallan paso nuestros conceptos” :
Reconoce la majestad absoluta del Padre. Sólo a Él le corresponde atribuir un puesto en el Reino, y “ en lo referente al día aquel o el momento, nadie entiende, ni siquiera los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo y únicamente el Padre” (Mt. 24,36). El Padre revela a los sencillos lo que oculta a los sabios y prudentes. Jesús no menciona “la cólera de Dios”, frecuente en el Antiguo Testamento, pero describe con crudeza su irritación ante el administrador perdonado que no perdonó a sus deudores, o ante “esos enemigos que no querían que yo fuera su rey; traedlos aquí y degolladlos en mi presencia. Dicho esto, siguió adelante, subiendo a Jerusalén” (Lc 19,27-28).
Expresa el sentimiento de criatura.“¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios” (Lc. 18,19).“Abba, Padre, todas las cosas te son posibles. Aparta de mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya” (Mc. 14,36).“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado”. (Mc. 15,34). Y al morir “gritó muy fuerte: Padre, en tus manos entrego mi espíritu”(Lc. 23,46).
En conclusión, Jesús vivió la espiritualidad del Reino, no una religión concreta. Murió fiel a la espiritualidad del judaísmo, pero rebelde ante la Ley y el Templo. Expresó sus enseñanzas con símbolos, no con conceptos; su único precepto fue el amor, y su único rito la comensalidad. Fueron sus discípulos quienes concretaron su espiritualidad en el cristianismo.
En el Reino entran el centurión romano, el furioso geraseno, la mujer cananea, y todos los hombres de buena voluntad, crean lo que crean sobre Dios o los dioses.
Desde el principio existía el proyecto para toda la humanidad.