viernes, 6 de diciembre de 2013

HABEMUS PAPAM

Habemus Papam

Bautizado Jorge Bergoglio, el argentino electo Sumo Pontífice de La Iglesia Católica se hizo llamar Francisco honrando la memoria del más santo de los santos del cristianismo.
Ese fue el primer indicio de inteligencia y pura humanidad del nuevo Papa.
Bastaría con estudiar la vida y haceres de San Francsco de Asís para entender perfectamente mi parecer.
Está por verse lo que pueda  hacer Bergoglio para  humanizar esa mole de misterios, mandamientos, dogmas y  liturgia que compone la iglesia de San Pedro y que defendiera San Agustín como ningún otro 'doctor' eclesiástico en su larga historia. Sin embargo, el argentino ha dicho y hecho más en seis meses de lo que dijo e hizo el renunciante Benedicto XVI.
¿QUO VADIS BERGOGLIO?
Fuí monaguillo en el Colegio San José a los doce años. Era cuando la misa  se rezaba en latín y aunque no se entendía, era más popular. Los hermanos maristas me amenazaban con los diez mandamientos que a mi tierna edad eran fáciles de cumplimentar. Todos mis pecados eran veniales , o sea, inconsecuentes , porque uno solo que fuera mortal me 'desgraciaba' y me condenaba a las pailas del infierno.
Con el cuento de Adán y Eva muy en mente era más temor a Dios que amor lo que le tenía. El castigo que le impuso a sus 'creaciones' por lo que podía considerarse un pecado venial fue injustamente exagerado. Luego aprendí que ese cuento era eso mismo, puro cuento a llamarse alegoría. Al madurar intelectualmente me pareció un mal  ejemplo de  lo que es la justicia divina.
El Papa Francisco ha emprendido la  monumental tarea de reformar la Iglesia Católica que tan genialmente critica Dostoyevsky en su poema del Gran Inquisidor encerrado en la páginas de sus Hermanos Karamazov. Y digo esto por que el mismo Bergoglio dejó saber su admiración por los escritos del gran novelista ruso. Esta, su iglesia, es la misma q ue solo el genio de San Agustín pudo proyectar y mantener  como única y máxima expresión del cristianismo; universal e infalible.
Si algún Papa no cree en la infalibilidad de su mandato como lo impusiera Pío IX en el Concilio del Vaticano del 1869 ese es Francisco I. Digo yo, me parece, a tenor con sus iniciativa primarias.  A la soberbia y al trastorno del Papa Pío Nono , Bergoglio presenta  su humildad y sabiduría, una combinación perfecta de virtudes que ya tienen al Mundo mirando hacia el Vaticano con asombro y esperanza.
Y no pudo haber llegado en el mejor de los momentos para coincidir con el peor de los tiempos para la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Para empezar, es elegido para sustituir a Benedicto XVI que, en vez de morirse en la silla de San Pedro “ como Dios manda”, renunció a ella en una movida sin precedentes que puso al papado en el mismo nivel de reinados `y de instituciones seculares.
Enemigos ya tiene Francisco; y tendrá. Su denuncia abierta del Capitalismo, insinuando su naturaleza fundamentalmente anti cristiana, le garantiza una oposición de los poderosos del planeta. Poderoso caballero Don Dinero. Y como prueba al canto, Bergoglio  va camino a ser considerado como el Papa peor vestido  de la historia. El tipo, todo sustancia, le ha declarado la guerra a la apariencia, al protocolo y muy especialmente a la ostentación.
Condenó el consumismo  pero  fue más lejos aún cuando calificara de perversa la ECONOMÍA DE MERCADO. Anda pa'l sirete.
¿Qué pensarán los muchachos de Wall Street?
 Huele a comunismo cristiano.
Pero es que algo tiene que detener la vorágine de la desigualdad económica que condena a millones de seres humanos a la pobreza extrema mientras los menos, muchos menos, navegan en los yates de la opulencia .
Como dirían en nuestros campos: “Este cura se las trae”.
Haber vivido lo suficiente para recordar aquella expresión genial de un político puertorriqueño en la década del 1940:
¡O COMEN TODOS O NO COME NADIE!

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