miércoles, 23 de octubre de 2019

Iglesia y sexualidad de Claudio Ibañez S.

sábado, 10 de agosto de 2019

El PUEBLO DIRIGENTE DE EDGARDO RODRIGUEZ JULIA


¿El pueblo dirigente?

“La tendencia cuando tenemos problemas es a buscarnos más problemas”. Eso me decía uno de mis profesores universitarios, alguien que era más sabio que intelectual. Yo, que nunca he llegado a lo primero y me siento incómodo con lo segundo, puedo asegurarles que después de la euforia viene la resaca.
Para que la indignación social no sea variante de la hipocresía, aquella debe llevarnos a un estado de introspección, porque esos jóvenes del infame chat recibieron posiblemente la mejor educación que puede ofrecer esta sociedad; a pesar de eso, mostraron una insensibilidad superior, tanto con sus correligionarios como con sus adversarios políticos. La generación de mi padre “pasaba el macho”, mi generación “gufeaba”, estos “millenials”, en un regodeo y autocomplacencia patológica, se ocuparon de ofender a todos los que no estuvieran de acuerdo con ellos, una especie de maldad y necedad colectiva mediante las consabidas redes sociales, en las que se enredaron los pies, muy justicieramente, hasta destruirse. Esta fue la gota que colmó la copa de la corrupción sobre la cual gobernaban.
La clase dirigente puertorriqueña, que viene en crisis desde hace décadas, ha desembocado en una situación -todavía no ha concluido- en que podríamos pasar del desorden al caos. Tal era la crisis que un candidato plástico, sólo adornado con un apellido y desempeño profesional logrado no a base de méritos sino de influencias -cátedra en la Escuela de Medicina, publicación de un libro en la Editorial Universitaria-, sin ningún historial de trabajo o experiencia gubernamental, se convirtió en gobernador con un cuarenta y dos por ciento de los votos a su favor. Fue una invitación al desastre. Con los votos de su partido y los votos divididos de los candidatos independientes y de los partidos tradicionales, Ricardo Rosselló subió al poder. Todavía recuerdo el editorial de un rotativo de la capital elogiando la elección del joven doctor en medicina, y que prometía una nueva era, atípica respecto de la clase dirigente “togada” del país. Ni era doctor en medicina ni resultó ser -según el chat- una buena persona. Después de la anunciada y consumada renuncia de Rosselló, terminamos con la togada Wanda Vázquez como promesa de pocos días, el abogado corporativo Pedro Pierluisi nombrado Secretario de Estado y Gobernador constitucional en suspenso, y el autócrata a la Maduro de Rivera Schatz -él mismo pretendiente a la gobernación- como la ficha del tranque.
Quien sea que finalmente asuma la gobernación, la piña estará todavía más agria. Ya nadie se atreverá a decir, como lo repitió el candidato Rosselló, que la deuda fiscal se puede pagar. Pero si Puerto Rico no paga su deuda y no recupera su crédito en los mercados financieros, justo por la crisis paralela en su economía el país se hará más dependiente de los fondos federales. Sobrevivirá en los próximos años con los llamados fondos de recuperación FEMA. Frente a la Junta de Supervisión Fiscal, Rosselló adoptó unasentimiento estratégico y una confrontación táctica sobre el tema de las pensiones, el bono de Navidad, el financiamiento de los municipios y el presupuesto. Los mandó para buen sitio, como también vociferan todos los políticos y dirigentes boricuas - menos Pedro Pierluisi-, desde Rivera Schatz hasta René Calle Trece.
No fue viable una negociación alguna con la Junta mediante la ley Promesa; aparentemente lo único transado —la deuda de Cofina— fue necesaria, aunque defectuosa según algunos expertos. Quien suba a la gobernación tendrá que empezar la negociación de la deuda casi en cero. Fueron dos años perdidos con Rosselló; adelantamos poco. No sabemos si se creará un nuevo organismo para negociar la deuda. Lo que sea, tendremos que negociar so pena de permanecer en la bancarrota por una generación. La solicitud de Jennifer González de un síndico fiscal para supervisar los fondos federales podría ser una astuta maniobra para garantizarle a una prospectiva administración PNP gobierno propio, en todo lo que no tenga que ver con los fondos federales. Lo peor que podría ocurrir sería esa sindicatura más la Junta de Supervisión Fiscal -que tampoco funcionará como no funcionó la actual- y con una membresía republicana punitiva a la Trump.
Para el 2020 la ecuación es más complicada aún que la actual, lo cual nos puede llevar a otra pesadilla, la gobernación por “default”, por confiscación, para un autócrata nato como Tomás Rivera Schatz. Si el PNP consolida su base, el PIP, Victoria Ciudadana, Carmen Yulín, el nuevo espacio que se le concederá a René y los reguetoneros, conducirán a lo mismo, y peor. Eso sería la disyuntiva trágica, el dilema sin solución: tratando de zafarnos de las lacras del bipartidismo, las fuerzas liberales y de izquierda terminarán dándole el poder a un partido grande, de una compulsión ideológica acorralada, como lo es el estadoísmo, aunque nada moribunda. La juventud que se volcó en las calles la semana del veintiuno de julio en esto será decisiva.
Pedro Pierluisi declaró el 31 de julio: “Hoy quiero dar un paso al frente por el bienestar de mi patria”. Esto equivale al pueblo corrigiendo al PNP. Con el voto masivo del pueblo en las calles, Pierluisi ganó una gobernación que su propio partido, mediante primarias, le negó como opción. Ahora entran en conflicto en el PNP el populismo resentido a la Rivera Schatz y el estadoísmo sangre azul de Guaynabo City. Apuesto a la demagogia triunfante. Acaba de empezar la campaña 2020: desde la gobernación propiamente, o como presidente de un Senado que es su territorio de prebendas, Tomás Rivera Schatz, y con el concurso suicida de una oposición ventajera, será el “hombre fuerte” de este país.
En la crisis de gobierno, y la gran celebración de pueblo por la renuncia de Ricardo Rosselló, hubo muchos desplazamientos de la atención que nos alegraron la vida, como escuchar a Romero Barceló llamar arrogante a Ricky, René y los reguetoneros convertidos en defensores del honor de la mujer puertorriqueña.
El perreo “combativo” y el muy particular y “viral” de una chamaquita que podría ser mi nieta, frente a la Catedral, también fue un momento revelador. ¿Hemos cambiado? Cuando Madonna de Brooklyn se pasó la bandera puertorriqueña por ahí se incitó la indignación de todo un pueblo; esta vez la monoestrellada terminó en el mismo sitio, en forma de bikini y la muchacha seguramente siendo hija de Bayamón. Todo el mundo aplaudió excepto Roberto González, que ha pedido una Rogativa de expiación por ese pecado nacional.
En la euforia de la celebración, un hombre comentó frente a La Fortaleza, con voz aflautada: “Este pueblo es tan lindo, es que este pueblo es tan lindo”. Quizás por eso el cuarenta y dos por ciento votó por el fraudulento de Ricky Rosselló, seleccionado por el PNP y auspiciado por menos de la mitad del electorado.

domingo, 4 de agosto de 2019

EL DIVORCIO DE BENJAMIN TORRES GOTAY EN EL NUEVO DIA 4 DE AGOSTO DE 2019

LAS COSAS POR SU NOMBRE

Por Benjamín Torres Gotay
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El divorcio

Una de las escenas más emblemáticas de las democracias es ese momento radiante, esperanzador, en que un nuevo gobernante jura al cargo ganado en las urnas. Pasa casi siempre de día. El nuevo gobernante viste sus mejores galas. Sus familiares y demás acompañantes, también.
En algunos sitios, después de la juramentación, el nuevo gobernante desfila por las calles a pie o en carro descapotado, saludando, cual reina de belleza o deportista que ganó un campeonato, al pueblo. En Puerto Rico, en otros tiempos felices, hoy tan distantes, pasaba a veces que el gobernante juraba en el Capitolio y caminaba saludando hasta La Fortaleza, donde lo recibían con las puertas abiertas y a veces algo de confeti.
Terminaba la jornada con el elegido saludando desde el balcón, junto a sus familiares, con ademanes de caudillo del siglo XX. En el Puerto Rico de este ardiente verano de 2019, las cosas cambiaron bastante.
El anterior gobernador Ricardo Rosselló no pudo concluir su término y renunció expulsado por el clamor de un pueblo harto de la incompetencia y de la corrupción. Su sucesor Pedro Pierluisi, designado a dedo por el mismo al que el pueblo botó, asume el cargo basándose en una muy dudosa teoría legal que sin duda alguna va a ser impugnada, según se dice, con posibilidades de éxito.
Jura su cargo ante unos pocos familiares, en secreto, en una residencia privada. Llegó poco después a La Fortaleza en una guagua de cristales ahumados, sin hacer notar su presencia a la multitud que a esa hora celebraba allí la salida de Rosselló.
A ningún escritor de ficción se le hubiera ocurrido una mejor manera que esa de ilustrar de modo más crudo el desplome total de la institucionalidad en Puerto Rico.
Durante la última semana, tuvimos un gobernador virtualmente fugitivo, al que no se le veía en público desde una conferencia de prensa que dio el 16 de julio, pero que siguió disparando nombramientos y medidas casi hasta el último instante. Durante ese tiempo, estuvieron ocurriendo negociaciones secretas, alejadas del ojo público, de las que salió la propuesta de ofrecerle la secretaría de Estado a Pierluisi, con el propósito de que se convirtiera en gobernador una vez se hiciera oficial la renuncia de Rosselló.
El anuncio de la designación de Pierluisi se hizo oficial apenas 72 horas antes de la renuncia, lo cual dejó a la Asamblea Legislativa con muy poco tiempo para llevar a cabo una ponderación adecuada del asunto. La Cámara de Representantes llevó a cabo un apresurado proceso el viernes. Escuchó al designado por la mañana y le votó a favor por la tarde.
El Senado, cuyo presidente, Thomas Rivera Schatz, codicia en secreto la silla que dejó vacante Rosselló, dejó el examen de la designación para el lunes. Eso le permitió a Pierluisi agarrarse de una ley de 1952, enmendada en 2005, para juramentar. Las enmiendas se hicieron para que un secretario de Estado pudiera asumir la gobernación sin haber sido confirmado en caso deausencia o incapacidad súbita del gobernador electo.
La Constitución dice que solo un secretario de Estado que haya sido confirmado por ambas cámaras legislativas puede sustituir de manera permanente a un gobernador. Pero de un tiempo a esta parte, la Constitución es como un sombrero que la gente saca o guarda según le convenga.
Han quedado retratadas en este drama las diferencias abismales que existen en esta crítica coyuntura histórica entre el país y sus instituciones. Este verano demostró que existe en la sociedad puertorriqueña una añoranza voraz de cosas diferentes, que no ha encontrado la menor sintonía con las clases política y económica vinculadas a esas instituciones.
El país se salió este verano del carril dócil por el que siempre había transcurrido su vida colectiva, y afirmó esa voluntad de cambio saliendo a la calle por cientos de miles hasta lograr la histórica gesta de que un gobernante entendiera que no tenía cómo concluir su término y renunciara.
Ante ese río salido de su cauce, la institucionalidad, en vez de entender el mensaje, está defendiéndose. Por eso las reuniones en cuartos oscuros, el ajedrez político y las intrigas que terminaron con la accidentada ascensión de Pedro Pierluisi a la gobernación el viernes en la tarde.
Pierluisi es solo un accidente aquí. Él mismo dijo que, si el Senado no lo ratifica como gobernador, vuelve tranquilamente a su profesión legal. Eso puede pasar tan pronto como el lunes por la tarde, que es cuando el Senado actuará. Desde el lunes también van a llover pleitos judiciales por la manera en que asumió el cargo.
Mas lo importante aquí es la manera en que la experiencia de los últimos días demostró el divorcio que hay entre el país alegre, combativo, solidario, creativo, amoroso, desprendido, entusiasmado, que salió a las calles desde el 10 de julio, y la institucionalidad decrépita que no ha entendido nada de lo acontecido en Borinquen en el verano de 2019 y sigue mirando hacia atrás, no dándose cuenta de que algo importante cambió.
El país está imaginando con el corazón una nueva sociedad; el poder no quiere desprenderse de las malas mañas de antaño. El país que salió a la calle nos ha convertido en objeto de admiración ante el mundo, que reconoce la singularidad de la gesta que tuvimos deshaciéndonos de un gobernador que ya no servía; la institucionalidad demasiado a menudo nos ha cubierto de vergüenza y quiere seguir haciéndolo.
La gente quiere cosas que ahora no tiene, como referéndum revocatorio, limitación de términos, quizás un vicegobernador electo. El poder se hace el sordo y no hay andando ningún proceso oficial que reconozca lo que pasó aquí este verano.
La gente sigue en la calle con la calentura alcanzada durante las protestas contra Rosselló. La institucionalidad añora la calma y la normalidad, pero la manera atropellada y legalmente dudosa en que Pierluisi ascendió garantiza al menos unos días más de inestabilidad, si no más.
Hay dos fuerzas aquí halando en direcciones contrarias. Una, la del pueblo, recién se descubrió a sí misma y se cree hoy capaz de todo. La otra, el poder, tiene un millón de victorias de su lado. ¿Podrá parir una más?

lunes, 29 de julio de 2019

EL GRITO DE MARIA QUE NOS PARIO LA PATRIA

El Grito de María que nos parió la Patria
Por Daniel Colón Ramos/ Científico y Catedrático en la Universidad de Yale y la Universidad de Puerto Rico
Decía el reconocido poeta palestino, Mourid Barghouti, que el poder podía medirse con el simple ejercicio de examinar la capacidad de las personas para escribir su propia historia. “Qué diferente sería la historia” decía, “si se contase, no desde la perspectiva de los colonos llegando a las Américas, sino desde la perspectiva de las flechas de los indígenas que la habitaban”. Si se quiere oprimir a un pueblo, no sólo hay que conquistarlo. Hay que también escribir su historia.
La historia de Puerto Rico, en su mayoría, se ha escrito en otras partes. Desde las históricas decisiones de dónde pertenecemos como ciudadanos, hasta las recientes decisiones de la Junta de Control Fiscal, hemos sido los protagonistas ausentes de importantes acontecimientos en nuestra propia historia. La escriben otros, muchas veces velando por sus intereses. Lo más que nos acercamos a la pluma de la historia es cuando cada cuatro años, en efusivo peregrinaje y con renovada fé, escuchamos atentos a esos mercaderes de esperanzas que llamamos “la clase política”. Hemos comprado sus cuentos con nuestros votos, y de ese cuento viven muchos. Y de tanto repetirlo, hemos internalizado que nuestros logros son gracias a otros, pero que nuestros fracasos como pueblo son netamente nuestros.
Con la llegada de María se vieron más claramente los logros y fracasos de nuestra sociedad puertorriqueña, y sus autores. Las fuertes lluvias le corrieron el maquillaje a la pantomima del aparato gubernamental, enfatizando feas muecas de corrupción e incompetencia. Pero si bien salieron cuentos de corrupción, también surgieron heroicas historias de autogestión. Si bien escuchábamos de los contratos de Whitefish, también aprendíamos de la autogestión del Pepino Power Authority, o la encomiable visión de renovación energética de Casa Pueblo. Leíamos noticias sobre desaparición de furgones, pero veíamos imágenes de compatriotas quienes se organizaban para enviar desde la diáspora aviones repletos de lo que fuese necesario. Escuchábamos al gobierno argumentar a brazo partido que sólo habían muerto 64 personas, pero también conocimos sobre la incansable labor de los científicos y periodistas quienes lograron revelar la verdad.
María desnudó a un país que no tuvo más opción que enfrentar las ineptitudes de la clase política y re-descubrirse dentro de la fuerza de sus propias comunidades. Se fue la luz, pero se vio con claridad. Con sus ráfagas descubrió, bajo la hojarasca, un pueblo escondido, y retoñaron banderas puertorriqueñas. En las islas o en la diáspora se forjó una identidad colectiva de resiliencia y creatividad en cara a la postración del ay bendito.
El pueblo cambió profundamente, pero no así la clase política. La revolución pacífica que ha surgido en las pasadas semanas es una consecuencia directa de ese despertar social en contraste con la incompetencia, falta de patriotismo y compromiso social de la casta que nos gobierna. Por eso fue que los gritos de renuncia vinieron mucho antes que los planteamientos de residenciamiento. Se dio cuenta el pueblo de que, como en María, no se puede esperar por líderes ausentes para actuar. En esta revolución, como en todas, quedó la clase política, en su mayoría, como inconsecuentes espectadores pasivos ante un pueblo que decidió escribir su propia historia.
Ha habido revoluciones antes en Puerto Rico, gritos definidos por dónde ocurrieron. Pero nada como el Grito de María, que no se puede definir geográficamente y tampoco queda claro cuándo terminará. Lo que sí se ve con claridad son los cimientos de lo que podría ser una nueva sociedad puertorriqueña, una sociedad de sobre 8 millones de ciudadanos alrededor del mundo, pero un mismo corazón latiendo en el Caribe. Y una sociedad con la pluma de la historia en la mano.
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Columnista

lunes, 22 de julio de 2019

LA NEGACION PSICOLOGICA Y POLITICA DE SILVERIO PEREZ


TRIBUNA INVITADA

Por Silverio Pérez
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La negación sicológica y política

Tras la histórica marcha de ayer, y llevo participando en marchas desde los setenta y nunca había habido una de tal magnitud, no tengo duda de que el gobernador Ricardo Rosselló está en negación. No podemos tomar esta afirmación superficialmente.
Cuando nos enfrentamos a una muerte inesperada se entra en un proceso de duelo cuyas primeras dos etapas son el shock y la negación. Rosselló ha experimentado una muerte súbita: en el accidente del telegram-chat murió el Ricardo nene-bueno, inocentón, servidor público, que con tanto esmero sus padres, él y sus encargados de medios cultivaron. Es una pérdida irreparable; no hay quien resucite a ese Ricardo, cuyo certificado de defunción tiene (hasta ahora) 889 páginas en un chat disponible al que lo quiera examinar.
El shock de la pérdida lo pasó en un crucero en el Mediterráneo, como corresponde a un niño de bien. La negación se apoderó de su ser al llegar a la isla. Se hizo de oídos sordos a la creciente ola de reclamaciones de que renunciaran, dentro y fuera de su partido, dentro y fuera de la isla, artistas de reconocimiento mundial, candidatos a la presidencia de Estados Unidos del Partido Demócrata al que pertenece y su compañera de papeleta en las pasadas elecciones Jennifer González. El consenso sobre la necesidad de su renuncia inmediata es histórico. Nunca antes un gobernante de nuestro país había logrado un repudio tan amplio de sectores políticos, religiosos y sociales. Los mensajes en las redes sociales desde cualquier lugar donde haya puertorriqueños, las protestas espontáneas en todo el país, masivas y diversas, son prueba de ese repudio. Pero Ricky, desde su primer mensaje a pocas horas de llegar, la conferencia de prensa ofrecida luego, y los comunicados, incluido el de la reacción a la marcha de ayer, se aferra a su negación como un náufrago a un salvavidas que solo es real en la imaginación de un moribundo.
Su inmadurez y falta de juicio, incapacidad para discernir, y desapego a la verdad, contribuyen a la negación. Llegó a decir que una investigación pagada por él lo ha exonerado. En cualquier país ya Ricky hubiese renunciado. En Puerto Rico el cálculo político, enfocado en las elecciones, como en Estados Unidos con Trump, hace que los políticos no hagan lo que les corresponde, sino lo que les conviene a sus intereses partidistas.
Los políticos del PNP y otros que hace años que son parte de la partidocracia criolla tradicional, están en negación. Hay acontecimientos que cambian un país y los políticos, encerrados en la burbuja de los aduladores, no se enteran. La investigación de los sucesos del Cerro Maravilla, y la crudeza del asesinato y encubrimiento desvelados, desgarraron la credibilidad de la oficialidad. El huracán María, y la secuela de irresponsabilidades e ineptitudes de agencias locales y federales, y la tragedia de los muertos no reconocidos, cambiaron nuestro país.
Ricky noacepta que vivimos una realidad política distinta de la de 2016. Entonces había 2.7 millones de personas mayores de 18 años hábiles para votar, de las cuales ejercieron su derecho 1.56 millones. El 42%, o 4 de cada 10 personas aptas para votar, se abstuvo, el más alto en la historia reciente. Rosselló obtuvo 660,510 votos, o sea, un 24.5% de las personas que podían votar. La marcha de ayer sobrepasó por mucho esa suma. Fueron jóvenes, en su mayoría, los que dijeron presente en la histórica manifestación.
Las grandes masas que han pedido el #RickyRenuncia se han movido, no porque un partido de oposición las haya convocado, pues ya no tienen ese poder, sino por la gente que ya está harta de políticos corruptos e ineptos. Partidos políticos tradicionales: pongan sus barbas en remojo y no compartan la negación de la que Ricky ha padecido por demasiados días. Ya nuestro país es otro, y ese otro país no aguanta extender este calvario por muchos días más.

domingo, 14 de julio de 2019

EL ALMA DE ROSSELLO POR BENJAMIN TORRES GOTAY DE EL NUEVO DIA



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El alma de Rosselló

¿No han deseado nunca secretamente la oportunidad de mirar por el agujero de una cerradura hacia dentro de una habitación, sin que los que están adentro sepan que están siendo observados, se quiten, por lo tanto, la máscara que muestran al mundo y se revelen como lo que realmente son?
Esa es la preciosa oportunidad que se le presentó a Puerto Rico con la filtración ayer de las 889 páginas de conversaciones del chat entre Ricardo Rosselló y sus más cercanos colaboradores. La revelación provocó una sacudida telúrica nunca antes vivida este país que desembocó con la fulminante desintegración anoche del círculo íntimo del gobernador, que está a esta hora solo y atolondrado, sin que parezca que haya entendido, todavía, la calle sin salida en que está a causa de sus enormes carencias.
Rosselló y once de sus allegados actuaban, en efecto, como si nunca fueran a ser descubiertos. Se quitaron las máscaras de hombres de bien. Abrieron las puertas de sus almas y, como de un baúl cerrado mucho tiempo, salieron los murciélagos, las sabandijas y la fetidez.
Colgaron del tendedero que creían que nadie veía la corrupción legal y la moral, el abuso del poder, el pisoteo del débil, la estrechez intelectual y de espíritu, lo vacuo del carácter, lo diminuto, lo traslúcido y lo liviano. Volaron como palomas la homofobia, la misoginia y la burla, la politiquería y la charlatanería.
Dieron al país estas personas el espectáculo más bochornoso que hayamos visto jamás desde una esfera oficial. Fueron lo que todo padre decente no querría jamás que fueran sus hijos: abusadores, superficiales, diminutos y corruptos. El viento alzó la falda del privilegio y dejó ver lo que hay debajo. Para citar a uno de ellos: ¡fo!
Todos los que todavía tenían puestos en el gobierno, menos tres, eran anoche gente desempleada y cubierta en ignominia. Los tres que se quedaron son Ricardo Llerandi, secretario de la Gobernación; Anthony Maceira, secretario de Asuntos Públicos de Fortaleza y Ricardo Rosselló Nevares, gobernador del Estado Libre Asociado.
De los primeros dos se puede decir que sus participaciones fueron breves y sin las vulgaridades de los otros. No se puede decir lo mismo del tercero, Rosselló, el gobernador. Si hubiera que señalar a un líder de esta pandilla, es este. Si tuviera que decirse que uno de ellos era el instigador, el guía, al que los demás se esforzaban por complacer, el que llevaba la antorcha del abuso, el que sentaba el tono charlatán en que se conducían las interacciones en ese espacio, es a ese, al gobernador.
El que podía poner orden, si estuviese en sus capacidades o en sus intereses, era Rosselló.
Los demás no nos interesan mucho. Publicistas, “estrategas”, alicates, ñames con corbata, toda esa fauna que gravita alrededor de poder, esos van y vienen. Casi nadie se acuerda de quién le doblaba las medias cuando se iba de viaje, a ningún gobernador.
Los gobernadores, en cambio, salen en los libros de historia. Se le ponen después sus nombres a edificios.
El gobernador en cuestión aquí, Rosselló se dejó ver de alma entera en el chat y el panorama no es bonito.
Allá venía Carlos Bermúdez, asesor de prensa, a hacer comentarios homofóbicos sobre diferentes políticos o insinuaciones indecentes sobre una periodista y ahí estaba el gobernador riéndole las gracias. Allá venían los adolescentes Ramón Rosario (de quien se dice, imaginen, que codiciaba una silla en el Tribunal Supremo) y Christian Sobrino a decirle “gatita” a Natalie Jaresko y ahí estaba el gobernador sin decir ni pío.
Ahí se le ocurrió al gobernador, como si todavía estuviera en el octavo grado del Colegio Marista, burlarse de un muchacho enfermo de obesidad mórbida, fanático de él según se dice, para burlarse de su condición. Ahí andaba el gobernador pa’ arriba y pa’ abajo con la palabra vulgar para referirse al órgano sexual masculino siempre en la boca, sobre todo para referirse a este periodista.
Ahí se burlaron de los muertos apiñados en el Instituto de Ciencias Forenses. Se burlaron de la muerte de los independentistas Carlos Gallisá y Marta Font. Se burlaron de la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, del senador Eduardo Bhatia y del exsenador Roberto Prats, a quien parece le tenían una saña especial. Le dijeron en palabras finas prostituta a la senadora del PNP Evelyn Vázquez.
El gobernador nunca dio un detente. Nunca quiso poner orden. Pasaban horas en relajos y cuando a veces, como por casualidad, se colaba un asunto importante de gobierno, lo despachaban rápido. En esos casos, solo Elías Sánchez, quien no es funcionario, sino cabildero, prestaba atención, quizás porque para eso estaba ahí, para identificar oportunidades de negocio para sus clientes, cosa que de seguro será del interés de las agencias federales que lo investigan.
El chat revela que al gobernador que venía a sacar a Puerto Rico de la quiebra y a traer la estadidad, el ingeniero bioquímico graduado de MIT, al doctor de la Universidad de Michigan, lo embobaban haciéndole creer que los sondeos fatulos por internet de los medios de comunicación tienen algún significado o importancia.
Se ponía contento y daba hurras cuando ganaba uno, gracias a las manipulaciones dirigidas por su publicista, Edwin Miranda, tal parece que con fondos públicos. Sacaba el gobernador 90% de aprobación en un sondeo de Radio Tontería y eso lo ponía súper contento.
En resumen, aquel muchacho que se vendió como la encarnación de todas nuestras aspiraciones, el que nos iba a llevar de su mano fulgurante hacia la tierra prometida, era en verdad un ser pequeño, superficial, abusador de vulnerables, cuya incapacidad para entender que ser gobernador no tiene que ver, como creímos muchos, con su nula experiencia laboral, sino con defectos fundamentales de su carácter.
Ayer, en pocas horas, se derrumbó lo que le quedaba de un gobierno que venía resquebrajándose por mucho tiempo bajo el peso de la incompetencia y la incapacidad. Perdió el apoyo de todo el mundo. Pero él no lo ha entendido. Cree que puede seguir. No acaba de ver que la trillita se acabó.
Ayer en la tarde, se le vio solo por el Jardín Hundido de Fortaleza, cabizbajo y meditabundo, mirando su celular. Quizás buscaba algún sondeo de internet que le devuelva la ilusión de que puede gobernar.

martes, 14 de mayo de 2019

MARIA de Salvador Santos

M a r í a (I)

Pinceles para el Evangelio, 10

  • 1. Exclusiva en privilegios

        Como si el hecho de ser mujer no bastara para otorgarle la máxima consideración, a la madre del Galileo le han asignado durante siglos privilegios exclusivos, títulos, honores, dogmas, apelativos, presencias y milagros de toda índole. Se la tiene por inmaculada, de extrema pureza, virgen, inmortal, asunta directamente al plano sobrenatural…
A ella se le dedican toda clase de actos religiosos: misas, cánticos, rosarios, novenas, triduos, oraciones. Bajo su amparo se han desarrollado órdenes religiosas, cofradías, patronatos, fundaciones. Con su fantaseada imagen se han fabricado medallas, escapularios, prendas bordadas, estandartes, colgaduras para balcones, capotes de toreros…
El mundo del arte se ha cebado en su figura. La han rejuvenecido, maquillado, embellecido, depilado; le han pintado ojos labios, mejillas; hasta le han hecho la manicura y la pedicura. Y la han vestido con trajes de princesa de colores pastel, con mantos y velos bordados en oro; la han recargado de anillos, pulseras, collares, broches, diademas de perlas y coronas de alto postín. Esculturas representándola llenan infinidad de lugares. Las hay de todos los tamaños, simulando todas las razas. Las pasean en romerías y procesiones por el campo, por el mar, por caminos rurales y calles de pueblos y ciudades… ¡El no va más!
Han idealizado de tal manera a este personaje que ni el mismo Galileo la reconocería.

  • 2. El riesgo de averiguar su verdadero perfil

        Tratar de salir de estas religiosas e intocables coordenadas en busca de su verdadero perfil supone avanzar contra una potentísima corriente. No resulta fácil y sí, muy arriesgado. Las masas, sustentadas en ancianas tradiciones, se echan encima de quien lo intenta. Sin embargo, merece la pena correr el riesgo y acometer la tarea de retirar títulos, honores, privilegios, dogmas, pinturas y vestidos si queremos dar con la mujer real cuyo nombre sí que no admite dudas. Se llamaba: MARÍA.

  • 3. Su nombre es MARÍA

        El nombre ‘María’ procede del hebreo MiryamSu significado se desconoce a pesar del más de medio centenar de hipótesis etimológicas planteadas. En el AT solo una mujer llevó este nombre, la hermana de Moisés y Aarón:
“Ella (Yoquebed, hija de Leví) le dio a Amrán tres hijos: Aarón, Moisés y María, su hermana” (Núm 26,60).
        Aunque nombrada en último lugar por la consideración de inferioridad de la mujer respecto al hombre en la mentalidad judía, el libro del Éxodo la presenta superando en algunos años la edad de Moisés (Ex 2,4-10). Los datos sobre ella son escasos. Al parecer sus ganas locas por hacerse notar la empujaron a querer igualar a su hermano. Así que le dio por presentarse como profetisa y primera voz del coro, pandereta en mano (Ex 15,20-21). No le cayó nada bien el casamiento de Moisés con una extranjera y, junto a Aarón, despotricaron contra él poniéndolo como chupa de dómine. Como a ella le sobrevino una lepra que la dejó algo descolorida (a Aarón, no), los autores del Pentateuco dedujeron que Dios la había castigado por haber puesto de vuelta y media a su hermano (Núm 12,2ss).Tal vez su mal recuerdo provocó que en el AT no figurara ninguna otra mujer con su mismo nombre.
Una vez en desuso la lengua hebrea e imponerse el arameo, el nombre de Miryam pasó a MaryamLa cercanía al arameo ‘mara’ (‘señor’), llevó a considerar el significado de Maryam como señora’ y esa pudo ser la razón por la que en ese periodo se hizo tan común el nombre de María.

  • 4. Las siete Marías del NT

        En el NT encontramos a siete mujeres con tal denominación: la madre de Jesús; María la Magdalena; María de Betania, hermana de Marta y Lázaro; María, la madre de Marcos, en cuya casa se reunía una comunidad en Jerusalén (Hech 12,12); María, la de Clopás (Jn 19,25); María, madre de Santiago el menor y de José; y una tal María, seguidora del proyecto del Galileo y distinguida por su servicio para la comunidad (Rom 16,6).

  • 5. Nazaret, donde vivía María, la madre de Jesús

        María, la madre de Jesús, pasó su vida en Nazaret, una minúscula aldea situada sobre una colina al sur de Galilea. Casi a medio camino entre el Mediterráneo y el mar de Galilea, Nazaret, aunque poblada desde tiempos de los patriarcas, pasó siglos desapercibida y nunca fue nombrada en el AT. Desde Nazaret podía verse a pocos kilómetros la capital de esta región, Séforis, incendiada por los romanos tras una revuelta a la muerte de Herodes en el año 4 antes de nuestra era. María, de pequeña, pudo observar desde la aldea cómo el ejército romano tomó por asalto la ciudad y la destruyó por completo.
Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la zona confirman que Nazaret contaba con alrededor de cien habitantes. Si calculamos una media baja de cinco miembros por familia, resulta que la aldea estaba constituida por unas veinte casas. Solo la familia de Jesús, formada al menos por ocho miembros, representaba un considerable porcentaje del total de habitantes de Nazaret. La población no disponía de otros servicios que las cuevas de sus alrededores.
El hecho de que los evangelios mencionen a Jesús enseñando en la sinagoga de Nazaret (Mc 6,1b-6; Mt 15,53-58; Lc 4,16-30) no supone que en la aldea hubiera un edificio religioso dedicado fundamentalmente a la enseñanza. El término ‘sinagoga’ (del verbo griego συνáγω: ‘sinago’ = ‘reunir’, ‘congregar’) designa a la asamblea del pueblo, que en sitios tan pequeños solía reunirse en uno de los lugares más amplios de la localidad, uno de los patios, por ejemplo. Por extensión, el término se usó más tarde también para denominar al edificio donde se celebraban estas reuniones.

  • 6. En la región de Galilea (gentil y violenta)

        La región de Galilea donde se asentaba esta pequeña población era menospreciada por la mezcolanza de sus pobladores. A partir de finales del siglo VIII antes de nuestra era, el reino del norte, Israel, fue conquistado por el imperio Asirio (II Re 15,29). Para no dejar rastro de los furores nacionalistas de sus habitantes, el rey asirio Tiglat Piléser III instauró una política de deportaciones y repoblación de las tierras conquistadas con gentes traídas de otras zonas ocupadas. De ahí que se hablara de: Galilea de los paganos:
“En otro tiempo humilló el país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles” (Is 8,23b).
        La mezcolanza de población en algunas ciudades de Galilea dio origen a que sus moradores fueran tenidos en menos por los habitantes de la provincia del sur, Judea. Los galileos, además, habían generado virulentas revueltas desde décadas anteriores al nacimiento de María con graves consecuencias para los rebeldes y poblaciones donde estos se atrincheraban. Ello condujo a que los oriundos de esa región norteña fueran considerados personas que llevaban la violencia en la sangre:
“Y siendo ambas tan grandes (Galilea-norte y Galilea-sur) y rodeadas de tantas gentes extranjeras, siempre resistieron a todas las guerras y peligros; porque por naturaleza son los galileos gente de guerra” (Flavio Josefo. Guerra de los judíos III,2).
         Vistos desde la religiosidad oficial, Dios no contaba con los galileos a la hora de buscar emisarios encargados de transmitir sus mensajes:
“¿Es que también tú eres de Galilea? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas” (Jn 7,52).
        El Mesías esperado no podría venir de Galilea, un lugar sin condiciones para albergar a tan importante personaje:
“¿Es que el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice aquél pasaje que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?” (Jn 7,41-42).
        Los galileos eran también despreciados por su acento y su incorrecta manera de hablar:
“Tú también eres de ellos, seguro; se te nota en el habla” (Mt 26,73).
        Galilea era lo último. Y para los habitantes de un pueblo cercano a Nazaret llamado Caná, la aldea de María era tenida como lo peor de lo peor:
“Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo:
–Al descrito por Moisés en la Ley, y por los Profetas, lo hemos encontrado: es Jesús, hijo de José, el de Nazaret.Natanael replicó:
¿De Nazaret puede salir algo bueno?”
 (Jn 1, 45-46).
        María había tenido la desgracia de nacer y vivir en lo más bajo, una aldea vulgar, birriosa y casi desconocida de ese despreciado distrito denominado Galilea.

  • 7. Condición femenina de María

        Y ¿qué decir de su condición femenina? En la cultura subyacente al Antiguo y Nuevo Testamento la mujer tenía una posición de manifiesta inferioridad respecto al hombre. El hombre estaba situado en la teoría y en la práctica varios escalones por encima. La mujer, supeditada a él. Este criterio general marcando diferente nivel entre uno y otra se trasladó a los orígenes para hacerlo derivar de la propia naturaleza. Las escuelas de autores del AT, todos hombres por cierto, achacaron sin escrúpulos esta desigualdad nada más y nada menos que a una decisión divina. No les tembló el pulso al escribir que la mujer fue ideada y creada para cubrir una necesidad del hombre:
El Señor Dios se dijo:
-No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle el auxiliar que le corresponde” (Gén 2,18).
Como los animales no alcanzaban el nivel humano (Gén 2,19-20), a los escritores del libro del Génesis se les ocurrió que la mejor fórmula para obtener un ser cercano al hombre consistía en que Dios hiciera a la mujer de las costillas del hombre. Al haber salido de él, este la reconocería y la admitiría como su adecuada pareja. A él le corresponderá ponerle nombre como manera sutil de demostrar quién ostenta la superioridad y a quién le ha caído encima estar a su servicio:
“El hombre exclamó:
¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Hembra, porque la han sacado del Hombre” (Gén 2,23).

  • 8. Inferioridad de la mujer por decreto divino

        A los autores del AT hasta les pareció insuficiente esa posición de inferioridad de la mujer respecto al hombre. Y la convirtieron en inamovible siguiendo el método acostumbrado: Dios castigó a la mujer para siempre con esa condición subalterna. Este astuto procedimiento de establecer como sagrada una realidad impuesta a conveniencia del hombre impedía cualquier intento de remover dicha realidad. La mujer estaba de este modo bien amarrada y amordazada por los siglos de los siglos. Si la inferioridad de la mujer procede del mismo Dios, ¿cómo discutirla?, ¿quién se atrevería a modificarla?:
“…tendrás ansia de tu marido y él te dominará” (Gén 3,16).
        Por si no bastaba, el último precepto del Decálogo, la Ley Constitucional judía, consideró a la mujer como una propiedad del hombre:
“No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás los bienes de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey ni su asno, ni nada que sea de él” (Éx 20,17).
        Para quienes tienen el AT como conjunto de libros inspirados por Dios resulta impensable una lectura a la inversa: “No codiciarás los bienes de tu prójima, no codiciarás al hombre de tu prójima, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey…”. Ni siquiera hoy las religiones amparadas bajo el nombre de ‘cristianas’, a pesar de sus arreglitos practicados al Decálogo, han visto la necesidad de modificar este último artículo para declarar la igualdad entre hombre y mujer.
        En la cultura del AT y NT el hombre es el dueño y señor de la casa, de las personas y de todos los bienes contenidos en ella. La mujer vive a su servicio, a lo que él mande. La mujer está obligada por todas las prohibiciones de la ley, pero ella no puede reclamar sus derechos; su marido o su padre lo harán por ella. No tiene derecho a recibir la herencia. Su testimonio no vale en un juicio. Esposa e hijas lavan la cara, manos y pies del padre, cosa no permitida a ningún judío varón, ni siquiera siendo esclavo.
        La mujer cumple su objetivo en la vida con la maternidad. Se la valora por el número de hijos; no, de hijas. Los hijos aseguran el futuro de la rama familiar; las hijas se alejan al entrar a formar parte de otros núcleos familiares. La mujer actúa como vasija para el hombre. Cumple su función admitiendo que el hombre desahogue con ella sus apetitos sexuales. Está para eso. Su propio disfrute del sexo no se contempla. A ella le toca corresponder al hombre con la fertilidad. La esterilidad es una maldición siempre achacable a la mujer.
        Nacer niño era un privilegio. Nacer niña, un infortunio. El niño tenía múltiples posibilidades; la niña estaba limitada en su futuro. Ser niño suponía poder aprender a leer, actividad desaprobada para las niñas. Tener un hijo dejaba impura a la madre durante cuarenta días (Lev 12,2-4). Si concebía una hija, la impureza pasaba a ochenta (Lev 12,5-6) Al padre de las niñas recién nacidas le estaba incluso permitido abandonarlas a su suerte fuera de los muros de la ciudad. Si tenían la suerte de no ser destrozadas durante la noche por las alimañas, podían ser recogidas bien temprano por alguna caravana de comerciantes para venderlas pasados unos años como futuras prostitutas.

  • 9.María pertenecía al género sometido

        En este contexto vio la luz la que fue madre del Galileo. Tendrá la mala fortuna de pertenecer al género sometido. Le pondrán un nombre de lo más común, María. Hará su vida en un sitio casi ignorado, en una aldea insignificante, de lo último que se despacha en aldeas. Se ignora todo sobre sus padres y cómo fueron sus primeros años. Los únicos datos al respecto recogidos por la tradición fueron inventados varios cientos de años más tarde.
        Los nombres de las mujeres se escriben normalmente asociados a los del hombre del que son dependientes: padre, marido o hijos. Sin embargo, cuando en el NT se nombra a María, su nombre no aparece referenciado al de un hombre, ni siquiera al de Jesús. Nunca se dice: María la de José o la de Jesús.
        Unirse y tener hijos era la opción obligada por prescripción divina (“y les dijo Dios: Creced, multiplicaos…”; Gén 1,28). Quedar soltero era una rareza que marcaba a quién permanecía en esa situación. Ni en hebreo ni en griego hay un término que sirva para designar la unión en matrimonio. En el AT y en el NT se habla de un pacto. Tal pacto se situaba al margen del ámbito religioso. Ni siquiera se trataba de un asunto público. Era un hecho privado. El pacto se realizaba entre las dos familias. Los padres del novio buscaban novia para su hijo. Los padres del varón acordaban con los de la novia un precio para esta. Una vez pagado, el novio se convertía en dueño de la novia, aunque esta siguiera bajo el techo de su padre durante un año. Tan firme era dicho pacto que si la novia quedaba embarazada de otro en ese período se consideraba adulterio y la novia era castigada a pena de muerte por apedreamiento. Transcurrido este tiempo, la novia era llevada a casa del novio y allí se celebraba la fiesta de la boda y se consumaba el pacto.
        La edad mínima para hacer dicho pacto era de doce años para la novia y trece para el novio. Normalmente el trato entre padres se hacía antes de que la novia cumpliera los doce años y medio, pues desde esa edad se requería su consentimiento. En caso del novio, la edad normal para celebrar el desposorio estaba en torno a los dieciocho años.
        A partir de estos datos resulta fácil deducir que Jesús vio la luz según lo acostumbrado. No nació de una mujer, ¡sino de una niña! María rondaría entonces los catorce años. Se impone descartar ya la imagen de una mujer hecha y derecha junto a un cuarentón con cara de hombre poco espabilado y un bebé entre ambos. Esa representación queda muy bien para los belenes, teatrillos o películas de tinte religioso, pero nada tiene que ver con la realidad.