miércoles, 1 de enero de 2014

UN PRINDIS PARA EL AÑO NUEVO

Tomamos de Eclesalia este texto deJosé Antonio Pagola, como unbrindis para el Año Nuevo
En el prólogo del evangelio de Juan se hacen dos afirmaciones básicas que nos obligan a revisar de manera radical nuestra manera de entender y de vivir la fe cristiana, después de veinte siglos de no pocas desviaciones, reduccionismos y enfoques poco fieles al Evangelio de Jesús.
La primera afirmación es ésta: “La Palabra de Dios se ha hecho carne”. Dios no ha permanecido callado, encerrado para siempre en su misterio. Nos ha hablado. Pero no se nos ha revelado por medio de conceptos y doctrinas sublimes. Su Palabra se ha encarnado en la vida entrañable de Jesús para que la puedan entender y acoger hasta los más sencillos.
La segunda afirmación dice así: “A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer”. Los teólogos hablamos mucho de Dios, pero ninguno de nosotros lo ha visto. Los dirigentes religiosos y los predicadores hablamos de él con seguridad, pero ninguno de nosotros ha visto su rostro. Solo Jesús, el Hijo único del Padre, nos ha contado cómo es Dios, cómo nos quiere y cómo busca construir un mundo más humano para todos.
Esta dos afirmaciones están en el trasfondo del programa renovador del Papa Francisco. Por eso busca una Iglesia enraizada en el Evangelio de Jesús, sin enredarnos en doctrinas o costumbres “no directamente ligadas al núcleo del Evangelio”. Si no lo hacemos así, “no será el Evangelio lo que se anuncie, sino algunos acentos doctrinales o morales que proceden de determinadas opciones ideológicas”.
La actitud del Papa es clara. Solo en Jesús se nos ha revelado la misericordia de Dios. Por eso, hemos devolver a la fuerza transformadora del primer anuncio evangélico, sin eclipsar la Buena Noticia de Jesús y “sin obsesionarnos por una multitud de doctrinas que se intenta imponer a fuerza de insistencia”.
El Papa piensa en una Iglesia en la que el Evangelio pueda recuperar su fuerza de atracción, sin quedar obscurecida por otras formas de entender y vivir hoy la fe cristiana. Por eso, nos invita a “recuperar la frescura original del Evangelio” como lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y, al mismo tiempo, lo más necesario”, sin encerrar a Jesús “en nuestros esquemas aburridos”.
No nos podemos permitir en estos momentos vivir la fe sin impulsar en nuestras comunidades cristianas la conversión a Jesucristo y a su Evangelio a la que nos llama el Papa. Él mismo nos pide a todos “que apliquemos con generosidad y valentía sus orientaciones sin prohibiciones ni miedos”. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

miércoles, 25 de diciembre de 2013

DECIMAS DE LA NOCHE ¿BUENA?

24 de diciembre de 2013

Décimas de noche ¿buena?

SILVERIO PÉREZ
Esta columna está escrita en formato decimal para así aliviar el mal sabor que arropa a mi islita. La décima es exquisita forma de hacer la poesía. Poetas de gran valía han sabido utilizarle; la uso para cantarle a la triste patria mía.

Me pregunto al titularla si Será una noche buena; si hay en la familiar cena, razón para celebrarla. La razón hay que pensarla dentro del positivismo, que no es ese ilusionismo del político mensaje con trazas de coloniaje y tintes de patriotismo.

Ser positivo, planteo, comienza en ser responsable, en mirar como probable, lo que ahora en sueños veo. Ser positivo, yo creo, necesita de la acción, unida a la reflexión que cada cosa conlleva. Así lo siente el que lleva la patria en el corazón.

Será buena nuestra noche si parte de la intención de que haya más comprensión y de unidad, un derroche. Buena intención es el broche después de un debate intenso. Si la hay, viene el consenso producto de ese ceder en aras de poder ver, el país que sueño y pienso.

Ceder, palabra prohibida en medio de la batalla donde el ego es un canalla con síndrome de suicida. Ceder, la única salida ante ese ego inflexible. Ceder, quien lo ve imposible vive un mundo de escasez y se priva de una vez de hacer el país posible.

Ceda el político que sólo piensa en la elección y se presta a la presión del que tan débil le ve. Ceda el que en la línea esté en lucha por sus derechos. Cede aquél que busca atrechos aunque la verdad sostiene, si es que ceder le conviene al país de los sin techos.

La noche buena será si a pesar de los pesares la alegría en los hogares presente esta noche está. La alegría nos la da vivir con la convicción de que cada situación no importa lo que te pase, será un periodo, una fase: todo tiene una razón.

De lo que pase a tu lado, la alegría no depende ni de lo que se pretende un día determinado, de lo que se haya logrado, ni de fama ni dinero, ni del viaje en un crucero, el carro, la casa o prendas. La alegría es que comprendas que estar vivo es lo primero.

Si estás vivo lo demás siempre puede conseguirse sin que eso logre erigirse en guía de a dónde vas. Lo que tienes no serás, eres la paz que respiras, eres ese ser que miras por la noche en el espejo, eres tu propio reflejo y eres la ilusión que inspiras.

Con la mochila liviana hay que andar por el camino al encuentro del destino temprano cada mañana. Con la mente abierta y sana se busca otro derrotero. Yo el mundo caminar quiero pletórico de emoción entonando una canción a paso firme y ligero.

Un eterno peregrino será siempre el ser humano con un bordón en la mano evadiendo el desatino. Lo importante es el camino, en bajada o en subida. La ruta está definida, aunque no quieras mirar por donde debes andar, señales te da la vida.

De ponerse a celebrar, dicho esto, es hora ya, la cena servida está y el pasado hay que olvidar. Un villancico cantar, como es nuestra tradición, hace mejor la ocasión y alegra los corazones, une las generaciones y facilita la unión.

No es necesario beber para la fiesta gozarse, ni tampoco hay que extremarse a la hora de comer. De todo se puede hacer con el balance adecuado. Pasa la llave al del lado si se te fue la medida. Recuerda, siempre en la vida: ni poco ni demasiado.

Y ya para terminar este decimal ensayo, espero cual juez tu fallo y otro día continuar. La manía de versar es una dulce condena. Alivia el alma con pena, y así evitas afligirte y me permite decirte: ¡una feliz Nochebuena!

sábado, 21 de diciembre de 2013

LA BONDAD HUMANA RESISTE

La Bondad Humana Resiste. ¡Milagro!

ZUGASTIp
Damos la bienvenida en ATRIO a Antonio que desde hace tiempo nos seguís. 
Nos ha enviado su PERFIL
Y nos ha prometido que seguirá colaborando
Hay mucha gente que se lleva las manos a la cabeza ante la avalancha de casos de corrupción que aparecen cada día. Pero, ¿de qué se extrañan? a mi me parece que hoy en día la corrupción es lo más natural. Lo admirable es que todavía nos encontremos con mucha buena gente que son fundamentalmente gente honrada y con un agudo sentido de la justicia.
Verdaderamente el que la bondad humana siga resistiendo con la que está cayendo es lo que parece milagroso. Porque no sé si hemos pensado bien en los ataques que desde todos los ángulos está sufriendo la bondad y la honradez en nuestro mundo. Todas las corrientes ideológicas que hoy suenan en el mundo son más o menos negativas para la bondad humana.
Empezaremos con la ideología hoy claramente dominante y la más abiertamente destructora de todo rastro de bondad.
El capitalismo
Es la más extendida y seguramente más radical negación de la bondad humana. Para la ideología de mercado la bondad es un estorbo para el progreso de la humanidad. Uno de sus principios más básicos es que no importa el que los seres humanos nos movamos por los motivos más egoístas, la mano invisible del mercadoconvierte todo eso en el mayor bien para la humanidad. “Vicios privados, virtudes públicas”. ¿Para qué la bondad, si lo que nos hace progresar es la ambición, el egoísmo, la competencia de unos contra otros? El sentido de responsabilidad de los seres humanos queda eliminado de un plumazo, es el mercado el que se responsabiliza con eficacia inigualable, según dicen, del bienestar de la humanidad.
Hacia 1930 Keynes afirmaba con un candoroso optimismo que llegaría un momento de abundancia total y “entonces valoraremos otra vez más los fines que los medios y preferiremos lo bueno a lo útil… Pero cuidado: la hora para todo esto no ha llegado todavía. Por lo menos durante otros 100 años debemos simular ante nosotros mismos y ante cada uno, que lo bello es sucio y que lo sucio es bello, porque lo sucio es útil y lo bello no lo es. La avaricia, la usura y la desconfianza deben ser nuestros dioses por un poco más de tiempo todavía.Porque sólo ellas pueden guiarnos fuera del túnel de la necesidad económica a la claridad del día”. Después ya vendrá tiempo para el “retorno a algunos de los principios más seguros y ciertos de la religión y la virtud tradicional: que la avaricia es un vicio, que la exacción de la usura es un crimen y el amor al dinero es detestable”. Se puede y debe discutir que esos vicios sean necesarios, pero lo que es clamoroso es la ingenuidad de Keynes al pensar que después de unos siglos aclamando la avaricia y el egoísmo va a llegar un día en que un hombre capitalista va a decir que ya tiene bastante y que volvemos a ser buenos. Lo peor de la ambición capitalista es que nunca se sacia. Ahora mismo, cuando la crisis acentúa la miseria en que vive la mayor parte de la humanidad, la creciente y escandalosa desigualdad a lo que impulsa es a aumentar el consumo de los más ricos.
El marxismo
El problema es que tampoco entre los acérrimos adversarios del capitalismo la bondad sale muy bien parada. La verdad es que no soy ningún experto conocedor de Marx, y lo que voy a decir se refiere a la versión vulgarizada del marxismo que llega a la calle. Especialmente pienso en la realización del marxismo que se experimentó en los regímenes del socialismo real.
Yo creo que Marx era una buena persona, pero no él lo sabía. Pensaba que simplemente era un científico que trabajaba en el campo de las ciencias sociales. Digo que era una buena persona porque, para él, el progreso de los seres humanos consistía en avanzar hacia una civilización solidaria y libre en que todas las personas se realizaran en plenitud. Vamos, el paraíso en la tierra para todos. Por aquellos tiempos un colega suyo, un tal Friedrich Nietzsche, alemán como él, filósofo como él, ateo como él, y parece que también bastante inteligente, aseguraba que “Lo esencial de una aristocracia buena y sana es que acepta con buena conciencia el sacrificio de un sinnúmero de seres humanos, los cuales, por su bien, deben ser rebajados y reducidos a seres defectuosos, a cadáveres e instrumentos. Esa “aristocracia sana”, liberada de toda compasión decadente ante los débiles, capaz de pensar en profundidad y defenderse de toda debilidad sentimental sabe que la vida es esencialmente apropiación, herir y avasallar lo extraño, lo débil, opresión y dureza… y por lo menos explotación”. Y claro pensaba que lo mejor era formar parte de esa aristocracia tan buena y sana. Vamos, un capitalista radical con todas las de la ley. Pienso que ninguna ciencia nos va a decir quién tenía razón. Optar por los objetivos de Marx o de Nietzsche, considerar que el progreso consiste en avanzar en una dirección u otra, no es un problema científico. Es una opción ética, y Marx optó por una aspiración a la igualdad y la felicidad para todos. Lo científico vino después.
Lo malo es que el fundamento ético de la opción de Marx quedó sepultado por el afán de elaborar una teoría científica que lo justificara. Y la pretensión científica desplazó a la bondad del protagonismo que debería tener en la construcción de una sociedad plenamente humana. Ya no eran las opciones éticas de los seres humanos las que actuaban como motor del progreso, era la dinámica imparable de la historia que, gracias a la lucha de clases, avanzaba hacia su culminación. Lo único necesario era tomar conciencia de esta dialéctica histórica y sumarse al proceso. Esta toma de conciencia se veía más como un esclarecimiento intelectual que como una opción ética. La bondad no contaba.
En el sistema soviético las consecuencias fueron demoledoras. Lo importante era el avance de la historia, y si para eso había que aplastar a millones, se aplastaban. El fin justifica los medios. La facilidad con que la nomenclatura soviética se ha transformado en la mafia rusa muestra bien a las claras donde habían quedado los principios éticos en el socialismo realmente existente. Y ese socialismo era el modelo para la gran mayoría de las fuerzas que aspiraban a la eliminación del capitalismo.
La bondad quimérica
Desde el polo opuesto al marxismo también el anarquismo combatía la brutalidad del capitalismo. Y lo hacía apoyado en una confianza ciega (y nunca mejor dicho lo de ciega) en la bondad humana. Para ellos la maldad estaba en la sociedad. “Destruyamos esta sociedad y la bondad natural de los seres humanos construirá una sociedad fraterna y libre”
No voy a meterme en las contradicciones de la teoría anarquista. Pero las consecuencias están claras: en nombre de la bondad y la libertad es necesario destruir, y matar si se tercia a todo el que se oponga. Si el ser humano es naturalmente bueno, siempre que actúe libremente actuará bien. No es necesaria una opción ética.La identificación de sociedad solidaria y justa con sociedad libre, puede llegar a la conciencia individual convertida en la idea de que lo bueno es hacer lo que a uno le de la gana. Y está claro que la bondad no es eso. La bondad que exija esfuerzo, generosidad y sacrificio no sale nada bien parada en la práctica anarquista. Lo cual no niega que en el campo anarquista existieran personalidades de una integridad y de una altura moral formidable. Pero no lo consiguieron transmitir a la masa de sus seguidores, ni al imaginario colectivo anarquista.
Las religiones
Considero que en las religiones la bondad humana también sale bastante malparada. Hablo de religiones en plural, el judaísmo, el Islam, el cristianismo… Hablar de lareligión en singular nos metería en un debate sobre qué es el fenómeno religioso. Y lo que tenemos moviéndose por nuestro mundo y mandándonos sus mensajes son las religiones. Tampoco voy a tratar de las intuiciones básicas de los maestros espirituales a partir de los cuales se construyen las religiones. En Japón, en una reunión entre representantes de diversas confesiones religiosas, uno de los participantes señalo una característica que, según él, era común a todas las religiones, la infidelidad al espíritu de sus fundadores.
Conozco muy poco el Islam, pero los bombazos que se atizan chiíes y suníes no parece que estén inspirados en bondadosos sentimientos hacia el prójimo. Y los talibanes, con sus metralletas, sus hermosas barbas, y una piedra en el bolsillo por si de paso pillan a alguna adúltera, tampoco parecen un ejemplo de bondad.
Y viniendo a la religión de nuestros padres, vemos que el cristianismo vive una tremenda contradicción entre el espíritu evangélico de bondad y compasión hacia todo lo humano y la Santa Inquisición que la Santa madre Iglesia ha promocionado por todos los lugares en que ha podido. Además ocurre que el espíritu evangélico es mucho más silencioso que la jerarquía eclesiástica, acostumbrada a que sus voces se impongan en toda la sociedad. Lo que llega a oídos de la gente es la interpretación del cristianismo que realizan los funcionarios de esa religión. Cuanto más clericalizada está una religión, más se ahoga el espíritu de sus fundadores.
Una de las pegas del clero es que fácilmente se dejan invadir por una crecida soberbia. Tienen comunicación directa con lo divino, lo saben todo sobre Dios y el hombre. En nuestra situación concreta saben exactamente en que momento comienza una vida humana y cuando debe acabar. Ponen la norma por encima de la bondad. La inquina que el Bendito 16 mostró repetidamente contra el denostado relativismo, no es más que esa defensa de la norma. De su norma. Es lo que ya pasaba en tiempos de Jesucristo, cuando este, refiriéndose a los fariseos, dice: enseñan doctrinas que sólo son preceptos de hombres. “¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, del anís y del comino y descuidáis lo mas grave de la Ley: la justicia, el buen corazón y la lealtad!” Y no tenemos más que acudir a la emisora de radio de los obispos para ver el ejemplo de bondad humana que todos los días nos proporciona.
Y volvemos al principio. Pues a pesar de todo esto sigue habiendo buena gente. A pesar de todo, en la humanidad se va imponiendo la idea de los derechos humanos, que es la concreción de un espíritu de bondad hacia todos los seres humanos. No digo, ni mucho menos, que hayamos llegado al respeto real de esos derechos, pero por lo menos son aceptados en la conciencia colectiva. Algunos autores aprecian que, en sentido contrario y en extraña mezcla con el cruel egoísmo capitalista, se va extendiendo por nuestras sociedades un sentimiento de compasión hacia las víctimas de todo el mundo.
¿No tendrían que apoyarse más en esta bondad de los seres humanos los intentos de transformar el mundo? El socialismo científico ha quedado prácticamente descartado con el fracaso de los regímenes comunistas, pero hasta ahora no tiene un sucesor claro. Desde luego no lo es la socialburguesía, que actualmente es la versión más extendida de la izquierda, y ha aceptado con el mayor entusiasmo los principios de un sistema que sus mayores pretendieron derrocar. Tampoco parece que el catastrofismo verde, por mucha razón que tengan en lo que dicen, puede ser la raíz de un movimiento de avance de la humanidad. Y al maremagnun de los llamados antisistema precisamente creo que las falta una base clara en la que apoyarse. ¿No podría ser el socialismo ético, apoyado en esa resistente bondad humana el que tomara el relevo del descalificado socialismo científico?

2 comments to La Bondad Humana Resiste. ¡Milagro!


  • George R Porta
    No sé bien a qué pueda llamarse “socialism” ético versus “socialismo científico” sin dejar de hablar de socialismo que en realidad es palabra que se ha vuelto demasiado imprecisa.
    Por otra parte es cierto que hasta ahora las ideologías y los ideólogos a solas, como sostiene el Sr. Zugasti, no parece que puedan cambiar demasiado la injusticia que crece rampante por el mundo.
    Soy optimista pero aun aceptando que haya mucha gente buena, que estoy de acuerdo  que la haya, ¿cómo es que todo ha salido y sigue saliendo mal?

    La cuestión no es que no haya gente buena sino que la gente buena no hace el bien que debiera. No debiera haber necesidad de preguntar a nadie por la solución como si alguien tuviera la solución y aún no hubiese hablado. Cada una de esas personas buenas tiene una pieza del rompecabezas.

    Marx es solamente útil en su método de analizar las cosas. Acabo de publicar un comentario en otro hilo en el que menciono la segunda de sus tesis sobre Feuerbach en la que el pensador germano señala la necesidad de la práctica para validar el pensamiento (“El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento…”).

    Bastaría poner la bondad en práctica, la compasión gratuita, el servicio desinteresado, la solidaridad en ejercicio… Las instituciones y los sistemas ideológicos, todos por igual, según crecen como el cancer, cobran una vida propia y se desentienden de la realidad y de sus promesas originarias.

    Jesús de Nazaret no era una institución aunque sus seguidores cometieron el error de crear una y asociarla a un poder imperial. Pero siguiendo lo que propuso como “proyecto de vida” es posible actuar bien, actuar el bien probablemente con efectividad y economía de medios: Basta amar como se ame uno mismo. Eso fuera lo único necesario.
    “Estuve hambriento, y vosotros me disteis de comer; estuve sediento, y me disteis de beber; llegué como un extraño, y me recibisteis en vuestra casa; 36 no tenía ropa y me la disteis; estuve enfermo, y me visitasteis; en la
                                                                                                                                                                                                              cárcel, y fuisteis a verme” (Mateo 25, 35-36).






  • ELOY
    Ante todo mostrar mi alegría por esta interesante aportación que haces en ATRIO y felicitarte  por ella.
    Un saludo cordial

viernes, 13 de diciembre de 2013

MANDELA Y EL FUTURO AMENAZADO DE LA HUMANIDAD

El significado de Mandela para el futuro amenazado de la humanidad

BoffNelson Mandela, con su muerte, se ha sumergido en el inconsciente colectivo de la humanidad para ya nunca irse de ahí, porque se ha transformado en un arquetipo universal, de una persona injustamente condenada que no guardó rencor, que supo perdonar, reconciliar polos antagónicos y transmitirnos una inquebrantable esperanza en que el ser humano todavía tiene solución. Después de pasar 27 años en reclusión y ser elegido presidente de Sudáfrica en 1994, se propuso y realizó el gran desafío de transformar una sociedad estructurada en la suprema injusticia del apartheid, que deshumanizaba a las grandes mayorías negras del país condenándolas a ser no-personas, en una sociedad única, unida sin discriminaciones, democrática y libre.
Y lo consiguió al escoger el camino de la virtud, del perdón y de la reconciliación. Perdonar no es olvidar. Las llagas están ahí, muchas de ellas todavía abiertas. Perdonar es no permitir que la amargura y el espíritu de venganza tengan la última palabra y determinen el rumbo de la vida. Perdonar es liberar a las personas de las amarras del pasado, pasar página y empezar a escribir otra a cuatro manos, de negros y de blancos. La reconciliación sólo es posible y real cuando hay plena admisión de los crímenes por parte de sus autores y pleno conocimiento de los actos por parte de las víctimas. La pena de los criminales es la condenación moral ante toda la sociedad.
Una solución de esas, seguramente originalísima, supone un concepto ajeno a nuestra cultura individualista: el Ubuntu que quiere decir: “yo sólo puedo ser yo a través de ti y contigo”. Por tanto, sin un lazo permanente que ligue a todos con todos, la sociedad estará, como la nuestra, en peligro de desgarrarse y de conflictos sin fin.
En los manuales escolares de todo el mundo deberá figurar esta afirmación humanísima de Mandela: “Yo luché contra la dominación de los blancos y luché contra la dominación de los negros. Cultivé el ideal de una sociedad  democrática y libre, en la cual todas las personas puedan vivir juntas en armonía y tengan oportunidades iguales. Este es mi ideal y deseo vivir para alcanzarlo. Pero, si fuera necesario, estoy dispuesto a morir por este ideal”.
¿Por qué la vida y la saga de Mandela fundan una esperanza en el futuro de la humanidad y en nuestra civilización? Porque hemos llegado al núcleo central de una conjunción de crisis que puede amenazar nuestro futuro como especie humana. Estamos en plena sexta gran extinción en masa. Cosmólogos (Brian Swimme) y biólogos (Edward Wilson) nos advierten que, si las cosas siguen como están, hacia 2030 culminará este proceso devastador. Esto quiere decir que la creencia persistente en el mundo entero, también en Brasil, de que el crecimiento económico material nos debería traer desarrollo social, cultural y espiritual es una ilusión. Estamos viviendo tiempos de barbarie y sin esperanza.
Cito a una persona libre de toda sospecha, Samuel P. Huntington, antiguo asesor del Pentágono y un analista perspicaz del proceso de globalización, que al final de su libro El choque de civilizaciones dice: “La ley y el orden son el primer pre-requisito de la civilización; en gran parte del mundo parecen estarse evaporando; a escala mundial, la civilización parece, en muchos aspectos, estar cediendo ante la barbarie, generando la imagen de un fenómeno sin precedentes, una Edad de las Tinieblas mundial que se abate sobre la humanidad”(1997:409-410).
Añado la opinión del conocido filósofo y científico político Norberto Bobbio que como Mandela creía en los derechos humanos y en la democracia, como valores para equilibrar el problema de la violencia entre los Estados y para una convivencia pacífica. En su última entrevista declaró: “no sabría decir cómo será el Tercer Milenio. Mis certezas caen y solamente un enorme punto de interrogación agita mi cabeza: ¿será el milenio de la guerra de exterminio o el de la concordia entre los seres humanos? No tengo posibilidad de responder a esta pregunta”.
Ante estos escenarios sombríos Mandela respondería seguramente, fundándose en su experiencia política: sí, es posible que el ser humano se reconcilie consigo mismo, que sobreponga su dimensión de sapiens a la de demens e inaugure una nueva forma de estar juntos en la misma Casa.
Tal vez valgan las palabras de su gran amigo, el arzobispo Desmond Tutu, que coordinó el proceso de Verdad y Reconciliación: “Habiendo encarado a la bestia del pasado frente a frente, habiendo pedido y recibido perdón, pasemos ahora la página. No para olvidar ese pasado sino para no dejar que nos aprisione para siempre.  Avancemos en dirección a un futuro glorioso de una nueva sociedad en la que las personas valgan no en razón de irrelevancias biológicas u otros extraños atributos, sino porque son personas de valor infinito, creadas a imagen de Dios”.
Mandela nos deja esta lección de esperanza: nosotros podremos vivir si, sin discriminaciones, hacemos realidad el Ubuntu.
Leonardo Boff escribir Proteger la Tierra, cuidar la vida: cómo escapar del fin del mundo, Nueva Utopía, Madrid, 2011.
Traducción de MJ Gavito

4 comments to El significado de Mandela para el futuro amenazado de la humanidad

  • Jesus Calvo
    Francisco: puede que seas la ultima esperanza en reavivar al FE, en  esta humanidad tan indiferente, en el hacer de nuestra historia presente.
  • h.cadarso
      Encuentro que el tratamiento de Leonardo Boff es un tanto “romántico”. De la misma manera el contenido del primer hilo sobre Mandela, dedicado a destacar la amistad y colaboración entre Fidel Castro y Mandela, por otro lado muy oportuno, no acaba de situar a Nelson Mandela en el panorama mundial y en el papel que ha jugado en la escena internacional.
      Mandela, además del líder de la superación del apartheid y de la nueva Sudafrica que nació con él, y junto con Julins Nyerere y otros líderes africanos,  es uno de los animadores del movimiento de la OUA, Organización de la Unidad Africana; de eso no hemos hecho demasiado comentarios.
      Mandela, además de su aportación a la Unidad Africana, tuvo un gran relieve en la creación del Movimiento de Países no alineados a partir de la Conferencia de Bandung de 1955.
      En esa perspectiva amplia y universalista creo que hay que situar su amistad con Fidel Castro, habida cuenta de que Fidel y Cuba aportaron a la lucha de Africa y de todas las colonias del mundo por su liberación su fuerza militar. Que por cierto, parece como si alguien en Atrio creyese que esa colaboración Fidel-Mandela le quitase brillo al líder africano. ¿Por qué? ¿Cuándo de una vez se va a reconocer el papel que ha jugado Fidel en la lucha de los países por su independencia y su libertad? Mandela reconoció el trabajo de Fidel de la misma manera que reconoció el de todos los líderes de los movimientos de liberación del Tercer Mundo.
      Justamente ese Movimiento, que ha intentado poner freno al pillaje y exterminio de la humanidad por parte de lo que ahora llamamos Mercados, o Señores de las finanzas internacionales, por parte del FMI y del Banco Mundial, está a punto de desaparecer bajo la presión de los señores del dinero a escala mundial. Nos quedaba Nelson Mandela, como uno de sus iconos. El penúltimo. Quizá el día que desaparezca Fidel Castro habrá desaparecido el último.
      Y habrá que empezar a luchar de nuevo, a reconstruir un mundo libre de la dictadura de los emporios financieros.
      Que Nelson Mandela, Julius Nyerere, Tito, Sukarno y todos los héroes de este movimiento intercedan por nosotros. Porque las vamos a pasar muy crudas, si no enmendamos la ruta que llevamos…
  • Antonio Vicedo
    Ojo. Leonardo, con las medias verdades, que bien sabemos encubren grandes falsedades: -” se propuso y realizó el gran desafío de transformaruna sociedad estructurada en la suprema injusticia del apartheid, que deshumanizaba a las grandes mayorías negras del país condenándolas a ser no-personas, en una sociedad única, unida sin discriminaciones, democrática y libre.”

    El verdadera y real apartheid, el que a un*s les impide y desde el que  a otr*s en inmensa mayoria les impiden ser personas, no se limita, ni fundamentalmente se basa en el color de la piel, en la raza, incluso género, sino en la clasificación desigual de las Personas o Seres Humanos.

    El intento del hermano Nelson porque todos fuéramos considerados y tratados como personas, muy de valorar, admirar y , si podemos imitar.

    Pero lo conseguido con quitar ese obstáculo de desigualdad, como sucedió antes en otras partes, de poco ha supuesto para que el principio de igualdad personal se imponga y sea  realidad, incluso entre los mismos que soportaron los criminales procedimientos desde otros colores de piel.

    Que bueno sería que ese luto, en el que los poderosos del mundo van ha ofrecernos como suyo en recuerdo de Mandela, lo consideraran como común, claro y urgente reto para asentar la Humanidad en una estructuración sin ninguna clase de “APARTHEIDS.”

  • Y con Nelson Mandela tenemos otro ejemplo vivo como el “Reino de Dios” –- el proyecto de vida de Jesús de Nazaret = “el Otro Mundo Posible” – que debe ser el quehacer de la Fe de los seguidores de Jesús — se va realizando afuera de los parámetros estrictamente “religiosos”. Me da que Mandela había leído el “Evangelii Gaudium” del Papa Francisco años antes de su publicación.
    Justiniano de Managua

viernes, 6 de diciembre de 2013

HABEMUS PAPAM

Habemus Papam

Bautizado Jorge Bergoglio, el argentino electo Sumo Pontífice de La Iglesia Católica se hizo llamar Francisco honrando la memoria del más santo de los santos del cristianismo.
Ese fue el primer indicio de inteligencia y pura humanidad del nuevo Papa.
Bastaría con estudiar la vida y haceres de San Francsco de Asís para entender perfectamente mi parecer.
Está por verse lo que pueda  hacer Bergoglio para  humanizar esa mole de misterios, mandamientos, dogmas y  liturgia que compone la iglesia de San Pedro y que defendiera San Agustín como ningún otro 'doctor' eclesiástico en su larga historia. Sin embargo, el argentino ha dicho y hecho más en seis meses de lo que dijo e hizo el renunciante Benedicto XVI.
¿QUO VADIS BERGOGLIO?
Fuí monaguillo en el Colegio San José a los doce años. Era cuando la misa  se rezaba en latín y aunque no se entendía, era más popular. Los hermanos maristas me amenazaban con los diez mandamientos que a mi tierna edad eran fáciles de cumplimentar. Todos mis pecados eran veniales , o sea, inconsecuentes , porque uno solo que fuera mortal me 'desgraciaba' y me condenaba a las pailas del infierno.
Con el cuento de Adán y Eva muy en mente era más temor a Dios que amor lo que le tenía. El castigo que le impuso a sus 'creaciones' por lo que podía considerarse un pecado venial fue injustamente exagerado. Luego aprendí que ese cuento era eso mismo, puro cuento a llamarse alegoría. Al madurar intelectualmente me pareció un mal  ejemplo de  lo que es la justicia divina.
El Papa Francisco ha emprendido la  monumental tarea de reformar la Iglesia Católica que tan genialmente critica Dostoyevsky en su poema del Gran Inquisidor encerrado en la páginas de sus Hermanos Karamazov. Y digo esto por que el mismo Bergoglio dejó saber su admiración por los escritos del gran novelista ruso. Esta, su iglesia, es la misma q ue solo el genio de San Agustín pudo proyectar y mantener  como única y máxima expresión del cristianismo; universal e infalible.
Si algún Papa no cree en la infalibilidad de su mandato como lo impusiera Pío IX en el Concilio del Vaticano del 1869 ese es Francisco I. Digo yo, me parece, a tenor con sus iniciativa primarias.  A la soberbia y al trastorno del Papa Pío Nono , Bergoglio presenta  su humildad y sabiduría, una combinación perfecta de virtudes que ya tienen al Mundo mirando hacia el Vaticano con asombro y esperanza.
Y no pudo haber llegado en el mejor de los momentos para coincidir con el peor de los tiempos para la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Para empezar, es elegido para sustituir a Benedicto XVI que, en vez de morirse en la silla de San Pedro “ como Dios manda”, renunció a ella en una movida sin precedentes que puso al papado en el mismo nivel de reinados `y de instituciones seculares.
Enemigos ya tiene Francisco; y tendrá. Su denuncia abierta del Capitalismo, insinuando su naturaleza fundamentalmente anti cristiana, le garantiza una oposición de los poderosos del planeta. Poderoso caballero Don Dinero. Y como prueba al canto, Bergoglio  va camino a ser considerado como el Papa peor vestido  de la historia. El tipo, todo sustancia, le ha declarado la guerra a la apariencia, al protocolo y muy especialmente a la ostentación.
Condenó el consumismo  pero  fue más lejos aún cuando calificara de perversa la ECONOMÍA DE MERCADO. Anda pa'l sirete.
¿Qué pensarán los muchachos de Wall Street?
 Huele a comunismo cristiano.
Pero es que algo tiene que detener la vorágine de la desigualdad económica que condena a millones de seres humanos a la pobreza extrema mientras los menos, muchos menos, navegan en los yates de la opulencia .
Como dirían en nuestros campos: “Este cura se las trae”.
Haber vivido lo suficiente para recordar aquella expresión genial de un político puertorriqueño en la década del 1940:
¡O COMEN TODOS O NO COME NADIE!

miércoles, 4 de diciembre de 2013

LA IGLESIA EN LAS PERIFERIAS


Enviado a la página web de Redes Cristianas
La dimisión de Benedicto XVI marcó el final del paradigma neoconservador en la Iglesia católica que se desarrolló durante más de tres décadas conforme al calculado programa de restauración diseñado por el cardenal Ratzinger. Juan Pablo II y Benedicto XVI vaciaron el espíritu reformador del concilio Vaticano II, en el que ambos habían participado activamente, y lo interpretaron con categorías preconciliares.
Reforzaron la estructura jerárquica y patriarcal hasta imponer un gobierno personalista. Acentuaron el carácter dogmático de la doctrina católica, impusieron el pensamiento único y laminaron el pluralismo del Vaticano II. Condenaron la modernidad, a la que Benedicto XVI calificó de “dictadura del relativismo”. Hicieron alianza con los nuevos movimientos eclesiales, marginaron –e incluso entraron en conflicto con- a la mayoría de las congregaciones religiosas, cuya influencia pretendieron minusvalorar, y anatematizaron a los movimientos cristianos de base y a las teologías en que se apoyaban
Sustituyeron el clima de diálogo de los años del Concilio y de los primeros años del posconcilio por el del monólogo y por la actitud “inter” por la de “anti”. Mutaron el programa de Reforma conciliar por el de la Contrarreforma preconciliar y tornaron la cálida primavera de Juan XXIII en frío invierno. Frenaron la investigación teológica y pusieron límites muy estrechos a la libertad de expresión. Numerosos teólogos y teólogas, algunos de ellos asesores del Vaticano II, fueron apartados de la docencia, reducidos a silencio y sufrieron la censura de sus libros como en los mejores tiempos de la Inquisición. Los obispos que en sus diócesis pusieron en prácticas las reformas conciliares y optaron por el pueblo fueron sustituidos por prelados fieles a la ortodoxia romana y alejados del pueblo
No obstante, y con el viento en contra, se desarrollaron corrientes de reforma, colectivos críticos y movimientos alternativos, como las comunidades eclesiales de base, cristianos por el socialismo, movimientos apostólicos, se produjeron nuevas tendencias teológicas como la política, la de la liberación, la feminista, la del diálogo interreligioso, que el Vaticano y las jerarquías locales no consiguieron silenciar. Más aún, dentro del paradigma de la restauración tuvieron lugar importantes avances en la Doctrina Social de la Iglesia, sobre todo durante el pontificado de Juan Pablo II en encíclicas como Laborem exsercens, que anteponía el trabajo al capital, y Sollicitudo rei socialis, que calificó las estructuras económicas del capitalismo de “estructuras de pecado”.
El final del paradigma neoconservador se produjo por agotamiento y por el mal ejemplo de no pocos dirigentes eclesiásticos, y se precipitó por los escándalos en la cúpula de la Iglesia católica, las deslealtades y la corrupción en el Vaticano, y, más grave todavía, por la pederastia, cáncer extendido por todo el cuerpo eclesial, que se tradujo en violencia sexual contra más de cien mil niños, adolescentes y jóvenes, practicada, muchas veces impunemente, durante décadas por cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos.
La elección de Francisco marcó el comienzo de un nuevo paradigma que se mueve entre la continuidad y el cambio. El papa argentino generó desde el principio grandes esperanzas en amplios sectores dentro y fuera de la Iglesia. Esperanzas fundadas inicialmente en su lenguaje llano, la renuncia al boato y la predicación con el ejemplo, las sanciones contra jerarcas incursos en comportamientos alejados del evangelio, etc.
Tres son, a mi juicio, las características que definen el comienzo del nuevo paradigma: el cambio de prioridades, la reforma de la Iglesia y la opción por los empobrecidos y marginados, las tres complementarias y en estrecha relación. 1. Francisco dejó claro desde el principio que sus prioridades no iban a ser el aborto, el matrimonio homosexuales y el divorcio, cuya condena llegó a convertirse en obsesión de los pontificados anteriores y muy especialmente del episcopado español. Aun manteniéndose dentro de la doctrina tradicional en estos temas, su tratamiento me parece más comedido, su actitud más respetuosa y su tono más comprensivo, aunque creo necesario un cambio profundo de planteamiento al respecto.
2. La palabra reforma es una de las más frecuentes en el discurso de Francisco y constituye el punto fundamental de su programa de gobierno como se pone de manifiesto en sus gestos y manifestaciones públicas y, recientemente, en la Exhortación Apostólica La alegría del Evangelio.
Esta reforma empieza por una crítica severa de la Curia, cuyo principal defecto consiste, a juicio del papa, en ser “vaticano-céntrica”, y de los obispos y sacerdotes que actúan como simples funcionarios y viven como príncipes. Implica, según la Exhortación, la “conversión del papado”, la descentralización, la transformación de las estructuras eclesiales, el reconocimiento de la responsabilidad de los laicos, una presencia más inclusiva de la mujer en los lugares donde se toman las decisiones, un mayor protagonismo de los jóvenes, etc. En definitiva una iglesia inclusiva de aquellas personas y colectivos hasta ahora excluidos.
3. La reforma que pretende llevar a cabo Francisco se traduce en la construcción de una Iglesia pobre y de los pobres, en sintonía con el cristianismo liberador, donde han de tener su lugar preferente la gente sin hogar, los drogodependientes, los refugiados, las comunidades indígenas, los migrantes, las personas ancianas y las mujeres objeto de maltrato, violencia y exclusión. Una Iglesia, en fin, que acoge a quienes la globalización neoliberal margina y que es solidaria con las víctimas del sistema capitalista, que, en opinión del papa, es “injusto en su raíz”, impone una nueva tiranía y diviniza el mercado.
¿Tendrá éxito el nuevo paradigma de Iglesia que ahora está dando sus primeros pasos? Sí, a condición de: a) introducir en él la democracia paritaria; b) eliminar el clericalismo; c) incorporar a las mujeres en todos los ministerios eclesiales, sin distinguir entre ministerios ordenados y ministerios laicales; ejercer un liderazgo compartido y no unipersonal (el liderazgo unipersonal suele terminar en autoritarismo), cambiar de amistades y compañías (Francisco sigue teniendo en la Curia personas que van a dificultar, más que facilitar, el desarrollo de su programa de reforma), luchar contra la corrupción, tan extendida tanto en la Iglesia como en la sociedad, tantos en los poderes públicos en la cúpula del catolicismo, tato entre los gobernantes políticos como en los religiosos; y, como Francisco afirma reiteradamente, ubicarse en las periferias, pero no para ejercer el asistencialismo, la beneficencia y la “caridad” mal entendida, sino para trabajar por otro mundo posible sin periferias.
Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid. Sus últimos libros son: Invitación a la utopía. Ensayo histórico para tiempos de crisis (Trotta, Madrid, 2012) y Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, Barcelona, 2013).