domingo, 14 de abril de 2019

El Seminario Conciliar de San Ildefonso de Francis J. Mojica Garcia, en Claridad

El Seminario Conciliar de San Ildefonso: Educación y cultura en Puerto Rico, 1832-2019

Por Francis J. Mójica García/Especial para En Rojo
El Seminario Conciliar de San Ildefonso, ocupado actualmente por el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, en el Viejo San Juan, está íntimamente ligado al desarrollo de la instrucción pública y la cultura en nuestro país. Su evolución puede dividirse en distintas etapas, en las que también se le fue conociendo con distintos nombres. Desde 1832, aunque con muchas dificultades, este edificio se convirtió en lugar muy importante para la vida social y cultural de San Juan. Fue lugar de estudio de cientos de jóvenes de toda la isla, pero también de otros que llegaron de Venezuela y Santo Domingo, Málaga y Barcelona en España. Se formaron aquí jóvenes que le rindieron bien a Puerto Rico, entre ellos: Manuel Alonso, Román Baldorioty de Castro, Alejandro Tapia y Rivera, Eugenio María de Hostos, Federico Asenjo, José de Celis Aguilera, José J. Acosta, José Vizcarrondo Coronado, José Severo Quiñones, Tulio Larrinaga, Cayetano Coll y Toste, Francisco del Valle Atiles y José Celso Barbosa. Evidentemente, no estamos ante cualquier edificio.
Fue este un anhelo de toda la comunidad. Proyecto del que participaron la Iglesia y el Gobierno Civil, junto a vecinos de San Juan y otras partes de la isla. También fue motivo para la construcción del Teatro Municipal, hoy Teatro Alejandro Tapia y Rivera, entre 1825 y 1832, uno de los más antiguos de Hispanoamérica. Así de importante es este edificio. Tal vez, su mayor importancia radica en que fue un logro colectivo al que incluso se le dio prioridad sobre el establecimiento de una universidad.
A esta casa de estudios se le conoció con distintos nombres a través del tiempo. Desde el siglo XVIII y hasta las primeras décadas del siglo XIX se habló de Colegio-Seminario, Seminario o Seminario Conciliar. A partir de su inauguración en 1832 se le conoció como Seminario Conciliar de San Ildefonso, y en el periodo en que estuvieron a cargo los Jesuitas (1858-1878) se conoció como Seminario-Colegio.
La primera etapa fue la del desarrollo de la idea y planificación para establecer el Seminario. Esta la comenzó el obispo Pedro de la Concepción Urtiaga (1706-1715) quien ya desde esa época proponía la fundación de un “Colegio-Seminario” para la formación de los sacerdotes, considerando incluso ubicarlo en el hospital Nuestra Señora de la Concepción, que estaba desocupado. El proyecto no se pudo llevar a cabo en ese momento.i Aunque ya, desde 1768, la Corona había exigido a las diócesis construir su seminario si no contaban con uno. El proceso lo inició Juan Alejo de Arizmendi quien fue obispo entre 1803 y 1814, pero fue el obispo Pedro Gutiérrez de Cos (1825-1833) quien logró llevar a cabo el proyecto con el respaldo del Cabildo de San Juan y el entonces gobernador Don Miguel de la Torre, luego de que el rey Fernando VII aprobara la petición que le enviara el 27 de octubre de 1827.ii Se construyó entre 1827 y 1832.iii La Sociedad Económica de Amigos del País le dio un gran respaldo desde el principio.
El terreno en que se construyó el edificio fue donado por el chantre de la Catedral D. Nicolás Rivera Quiñones para ese propósito específicamente.
Al disponer de sus bienes 9 años después, los dejó todos a beneficio de su alma y de los pobres “a discreción y arbitrio de… el actual diocesano”. Y el actual diocesano y confidente íntimo suyo era el obispo Arizmendi, quien destinó la casa y patio de su amigo para solar del Seminario, agrandándolo con la compra de los solares adjuntos, y sosteniendo sus derechos en un pleito que suscitara cierto vecino.iv 
La actividad educativa en el terreno y casa donada por el chantre comenzó a principios del siglo XIX como queda demostrado.
En las deliberaciones para escoger el lugar, fue decisivo el criterio del primer obispo puertorriqueño Don Juan Alejo de Arizmendi. Albacea de los bienes dejados por el difunto chantre Rivera Quiñones, destinó la casa y patio del mismo para ubicar allí el seminario, agrandando el espacio al comprar con fondos propios y ciertos réditos eclesiásticos los solares adjuntos. Ya en 1814 se ofrecían en dos salas de la casa mencionada clases de latín, después de hacer en ella algunos arreglos para facilitar tales actividades. En reunión celebrada por el cabildo el 14 de enero de 1813 se informa que el obispo estaba “… entendiendo en el edificio del Seminario Conciliar, que se hallaba muy adelantado…” Una lista de jornaleros pagados desde diciembre de 1814 a agosto de 1815 prueba definitivamente que ya se realizaban las primeras obras, siquiera de habitación provisional. Quién sabe si estas primeras dependencias se mantienen luego dentro del proyecto que se realiza más tarde.v 
Y más adelante el edificio se construyó con el noble y único propósito de servir como centro de enseñanza religiosa y de proveer un lugar donde se pudieran educar los pobres. Esto quedó demostrado desde el principio y por eso fue un proyecto que provocó gran interés.
El área está preparada, resta acopiar el trigo que ha de sembrarse, escoger el buen grano del que se esperan sazonados frutos. Resta elegir las personas que han de ocupar las becas y mantenerse de las rentas del colegio: jóvenes de buena índole, naturales de la isla… Con las mismas calidades serán admitidos los hijos de los ricos y pudientes, pagando sus padres en cada semestre una pensión que se computará con equidad.vi 
Durante gran parte del sigo XVIII los puertorriqueños estuvieron solicitando mejoras en la educación y el establecimiento de un centro de estudios en la isla, pero no tuvieron éxito. Fue Juan Alejo de Arizmendi quien comenzó a dar pasos concretos en esa dirección para establecer el Seminario. El principal reto para la construcción del edificio fue la adquisición de fondos. Por eso, desde 1803 el obispo, el deán, el archidiácono, el chantre, los canónigos y racioneros tuvieron que donar el tres por ciento de sus ingresos para la construcción del edificio.vii Tal era el interés de la comunidad que los vecinos también decidieron aportar. Miguel Xiorro, por ejemplo, dejó establecido que, a su muerte, las tres residencias que poseía en las calles Tetuán, Fortaleza y en la Plaza de Armas se alquilaran y las ganancias se donaran para su construcción. Otras personas del resto de la isla también aportaron económicamente. Además, el señor Manuel Rendón dejó establecido que, al morir, su residencia, ubicada en la calle Sol #38, se alquilara y las ganancias pasaran al Seminario.
Este ya producía beneficios para el país incluso antes de existir, pues buscando generar recursos económicos para su construcción el gobernador Don Migue de la Torre decidió edificar un Teatro Municipal y utilizar parte de los recaudos para levantar el edificio. Se recaudó dinero con las funciones que realizaba la Compañía de Actores Dramáticos.viii Para guardar los fondos recaudados se construyó un Arca de Tres Llaves. Inicialmente hubo una discrepancia sobre donde establecer la ansiada casa de estudios. Algunos proponían ubicarlo cerca de la Catedral, en la esquina que forman las calles San José y San Francisco, con el propósito de mejorar el área que se encontraba dominada por el cementerio. Pero prevaleció la idea de Juan Alejo de Arizmendi de establecerlo a lado de Palacio Arzobispal, en los terrenos donados por Don Nicolás Rivera Quiñones. 
A partir de este momento comenzó la segunda etapa en la historia de este edificio, la que podemos ubicar entre 1832 y 1858. Los cursos comenzaron el 12 de octubre de 1832 con 55 estudiantes, de los cuales 12 tenían becas de merced que se costeaban con los recursos donados por el vecino Miguel Xiorroix. Fue su primer rector Ángel de la Concepción Vázquez, quien residía en el edificio y ocupaba una habitación al lado de la puerta de entrada.x Comenzó el Seminario Conciliar de San Ildefonso con una Facultad de Teología y un Departamento de Segunda Enseñanza, en donde se impartían cátedras de latinidad, filosofía y teología.xi Este fue un periodo de cambios en la institución tanto en su planta física como en su plan de estudios.
El edificio tuvo una ampliación entre 1852 y 1856 para proveer habitaciones a profesores y estudiantes.xii Además, desde 1855 los estudios en el Seminario quedaron incorporados a los de las universidades españolas. Esto quiere decir que un estudiante graduado de esta institución podía continuar sus estudios universitarios en España o en Cuba. Para esto tuvo que cumplir con unos requisitos: seguir el mismo plan de estudios que se seguía en España, utilizar los mismos libros de texto, y enviar las listas de estudiantes y sus calificaciones a la Universidad de San Gerónimo de la Habana.xiii Sin embargo, la actividad educativa en el Seminario comenzó a decaer notablemente durante la década de 1850, lo que provocó que se exigieran reformas. Así lo hicieron los líderes religiosos y los gobernadores D. José Lemery y Fernando Cotoner. Estos solicitaron a la Corona que enviara cierto número de padres jesuitas para que se hicieran cargo del plantel y ayudaran a mejorar la enseñanza secundaria en la isla.xiv Durante este periodo se estableció en este edificio el primer laboratorio de física y química que tuvo la isla. Lo donó el Padre Rufo Manuel Fernández en 1844, pero el Cabildo Eclesiástico no lo aceptó, así que, estuvo en el edificio temporeramente en lo que consiguió otro local.xv Aquí se estableció también la primera cátedra oficial de inglés en San Juan en agosto de 1844, costeada por la Sociedad Económica de Amigos del País.xvi 
Es importante señalar que el Seminario tuvo la segunda biblioteca más importante de San Juan. Especializada en temas religiosos, esta comenzó a formarse en 1832 con la donación que hiciera el deán Don Juan Lorenzo de Matos y más adelante recibió donaciones de otros religiosos, incluyendo al obispo Pedro Gutiérrez de Cos y el obispo Pablo Benigno Carrión (1857-1871). Al dejar la institución a finales de la década de 1870, los Jesuitas se llevaron una buena cantidad de libros quedando la biblioteca con alrededor de 800 volúmenes.xvii 
Llegaron los Jesuitas a Puerto Rico porque el gobierno y la iglesia, tomando como modelo el Colegio Belén de La Habana (1852), quisieron que estos se hicieran cargo de la educación secundaria en la isla. Pero hubo muchos problemas para armonizar los intereses del Capitán General y el obispo Carrión. Mientras este último quería reforzar la enseñanza religiosa y que el edificio fuera solo seminario, el primero deseaba dar prioridad a la educación de todos los jóvenes para que no tuvieran que irse al exterior donde podían entrar en contacto con ideas revolucionarias. Ante la falta de un local adecuado se quiso establecer el colegio de los Jesuitas en el Seminario. Sin embargo, este exhibía terribles deficiencias que representaban un reto mayor: su funcionamiento era deficiente y tenía pocos alumnos, y los estudios que allí se hacían estaban mal organizados. Pero, tal vez, el mayor problema era el edificio, que no tenía suficiente espacio, ni estaba bien equipado. Los estudiantes, por ejemplo, compartían un dormitorio sin privacidad. Ante esa situación, decidieron establecer allí el colegio, pero realizando una serie de reformas. Llegaron a un acuerdo, pero el obispo mantuvo su participación en la admisión de seminaristas y el reclutamiento de profesores para las cátedras que no asumían los Jesuitas.xviii El Seminario-Colegio inició su primer curso en octubre de 1858 con 138 estudiantes, el doble que el curso anterior.xix 
Con la llegada de la Compañía de Jesús en 1858 comenzó su etapa de mayor esplendor. Estos le dieron mayor vitalidad al ahora Seminario-Colegio y dotaron a la isla de una educación secundaria mejor organizada. Pero no fue fácil porque de ese momento en adelante funcionaron en el mismo edificio dos instituciones: el Seminario y el Colegio de Segunda Enseñanza. Estos tuvieron que armonizar el funcionamiento de dos instituciones distintas en un espacio reducido. Los estudiantes del colegio, por ejemplo, no tenía que vestirse igual que los seminaristas ni participar de sus actividades.xx Los primeros en llegar a hacerse cargo de la institución fueron José María Pujol (Rector), Pedro Nubiola y Tomás Iraeta quienes arribaron el 2 de mayo de 1858.
Estos se enfrentaron a una situación compleja. Desde mayo de 1851 la institución podía otorgar el grado de bachiller en filosofía y se había aprobado en octubre de 1852 un plan de estudios. Además, desde 1854 sus cursos habían quedado incorporados a los de las universidades del reino y había que cumplir con unos requisitos. En ese contexto, también tuvieron que ajustarse a la reforma educativa que se impulsaba en España mediante la Ley Moyano del 5 de septiembre de 1857.xxi El profesorado también tuvo problemas de salud frecuentemente y eso le dio a la institución cierta inestabilidad en ese aspecto. A partir de 1863, no llegaron más jesuitas catalanes, desde entonces todos fueron vascos, castellanos y andaluces.xxii 
Además de hacerse cargo de un Seminario que ya funcionaba con múltiples problemas, también tuvieron que encargarse de la Iglesia de Santo Domingo, hoy Iglesia San José. Añadiendo a esta situación la falta de profesores y la deficiencia de muchos, pues no todos eran competentes. Lo que se traducía en una sobrecarga de trabajo para el poco personal.xxiii 
Desde principios de la década de 1850 el plan de estudios había comenzado a decaer. Circulaban las ideas revolucionarias por el Caribe y con la intervención del Capitán General este sufrió cambios.xxiv Los Jesuitas establecieron un Plan de Estudios Abarcador a la par con el que se seguía en España, a completarse en 5 años: (Primer año) Latín y Castellano, Historia Sagrada, Principios de Aritmética, Francés o Inglés; (Segundo Año) Latín y Castellano, Geografía, Principios de Geometría, Francés o Inglés; (Tercer Año) Latín, Aritmética y Algebra, Historia Universal y Griego; (Cuarto Año) Geometría y Trigonometría, Historia de España y Griego; (Quinto Año) Psicología, lógica y ética, Física y Química, Historia Natural con elementos de fisiología humana. Los cursos de teología se limitaron a 4 como en los seminarios de España.xxv 
Los Jesuitas tuvieron que abandonar el Seminario en 1878. El Obispo Juan A. Puig Monserrat (1872-1894) entendió que la institución se había alejado de su objetivo principal de formar sacerdotes y les solicitó que abandonaran el edificio. Olvidó dicho obispo que desde su fundación también tenía la misión de proveer educación gratuita a los desventajados. Hasta ese momento la actividad académica y cultural en el edificio había tomado un gran impulso y la formación religiosa había quedado en un segundo plano.xxvi Es importante resaltar que debido al aumento en la cantidad de estudiantes se utilizaba la Iglesia San José para las actividades. A su salida, la institución contaba con un buen laboratorio de Física y Química y, desde 1865, con un museo donde se exhibían objetos indígenas.xxvii Entre 1858-1878 el Seminario-Colegio graduó 221 jóvenes con título de bachiller y llegó a tener hasta 138 estudiantes matriculados. Quedó solo con 35 alumnos, dedicados al sacerdocio, al salir los Jesuitas.xxviii En el período en que estuvieron a cargo los jesuitas (1858-1878) el promedio de estudiantes por año fue 140, llegando a tener 238 estudiantes en el último curso (1877-1878).xxix 
A partir de 1878 comenzó una etapa en la que el Seminario se dedicó solo a la formación de sacerdotes, bajo la dirección de los Padres Paúles. En el 1900 el obispo Jaime Blenk (1899-1906) lo cerró por falta de recursos, pero en 1915 el obispo Guillermo Jones lo reactivó nuevamente bajo la dirección de los Paúles. Duró hasta 1948 cuando el obispo Jaime Davis lo trasladó a Aibonito. Inmediatamente el local fue ocupado por el Colegio Santo Tomas de Aquino (1948-1972). Sin embargo, debido al mal estado en que se encontraba, fue clausurado en 1972. El edificio permaneció en ruinas y su patio se había convertido en basurero, hasta que fue restaurado entre 1984 y 1986 por el Dr. Ricardo E. Alegría. Obra que comenzó con cerca de $225,000.00 que pudo recaudar. Devolviéndolo así a la vida cultura y académica.xxx 
En 1986 el Seminario Conciliar de San Ildefonso se convirtió en sede del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, recobrando su esencia como centro de la actividad social y cultural de toda la zona. Igual que el Seminario de 1832, nació el Centro de Estudios Avanzados como un anhelo del Dr. Alegría, y los que con el colaboraron, para servirle bien al país. Ofreciendo, entre otras cosas, acceso a una biblioteca pública única en su clase, especializada en recursos relacionados a la historia y cultura de Puerto Rico y el Caribe. Don Ricardo se inspiró en el estilo de la biblioteca Palafoxiana para desarrollar la del Centro.xxxi Así se conoce la biblioteca donada por el obispo de Puebla en México, Juan de Palafox y Mendoza en 1864, y establecida como biblioteca pública a partir de 1773. Tiene el edificio una capilla decorada en 1858 por el italiano Giovanni Caballini, y restaurada por el mexicano Alfonso Hinojosa c1984.xxxii En la hermosa biblioteca se puede apreciar un mural del artista español Rafael Seco que se hizo durante la restauración del edificio. Acá tiene el pueblo de Puerto Rico las puertas abiertas y acceso a un edificio que le pertenece.
Es el Seminario Conciliar de San Ildefonso un lugar especial. Desde antes de su fundación está vinculado a los anhelos más profundos de esta comunidad, que son aquellos relacionados a su educación y cultura. Pilar de la enseñanza púbica en Puerto Rico, es parte del patrimonio del pueblo puertorriqueño y como tal debe estar accesible a todos(as). Eso fue lo que hizo el Dr. Ricardo E. Alegría al restaurarlo, permitir que cada puertorriqueño(a) tuviera la oportunidad de disfrutar de esta joya.xxxiii Acá tenemos todas las semanas investigadores, profesores, escolares, turistas y vecinos que han hecho de esta su casa y lugar obligado a visitar en el Viejo San Juan.

domingo, 17 de marzo de 2019

La contaminación se ha convertido en una amenaza para la especie humana

La contaminación se ha convertido en una amenaza para la especie humana

Provocará millones de muertes prematuras a mediados de siglo en Asia y África


La contaminación del agua, del aire y los desechos químicos amenazan la integridad de los seres humanos y su capacidad para reproducirse, así como provocará millones de muertes prematuras a mediados de este siglo en Asia, Medio Oriente y África.






Si no se aumentan drásticamente las protecciones ambientales se producirán millones de muertes prematuras a mediados de siglo en ciudades y regiones de Asia, Oriente Medio y África, advierte el informe Global Environment Outlook 6, realizado por un equipo de 250 científicos y expertos de más de 70 países, y publicado con ocasión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente que se celebra esta semana en Nairobi, Kenia. 

El riesgo de muertes prematuras se debe a que la resistencia antimicrobiana se convertirá en una de las principales causas de muerte debido a la contaminación del agua, y a los disruptores endocrinos, productos químicos que alteran el equilibrio hormonal de los humanos, que afectarán la fertilidad masculina y femenina, así como el desarrollo neurológico infantil. 

El informe añade que mundo tiene a su disposición la ciencia, la tecnología y las finanzas necesarias para encaminarse hacia el desarrollo sostenible, pero que aún falta un mayor esfuerzo de líderes empresariales y políticos que se “aferran a modelos obsoletos de producción y desarrollo”. 

“La información científica es clara. La salud y la prosperidad humanas están directamente relacionadas con el estado del medio ambiente. Este informe construye una perspectiva de la humanidad: nos encontramos en una encrucijada. ¿Continuamos por nuestra ruta actual, que nos llevará a un futuro sombrío, o escogemos el camino del desarrollo sostenible? Esa es la elección que deben hacer nuestros líderes políticos, ahora", aseguró Joyce Msuya, directora ejecutiva interina del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), editor del informe. 

Cero residuos 

El informe sugiere pasar del modelo de desarrollo de “crecer ahora, limpiar después” a un modelo económico de “cero residuos”, la llamada economía circular, para el año 2050. 

Si los países destinan a las inversiones de medio ambiente un 2% de su PIB, producirían un crecimiento a largo plazo tan alto como el que se proyecta actualmente, pero con un menor impacto en el cambio climático, la escasez de agua y la pérdida de ecosistemas. 

El informe señala también que el mundo no está en vías de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ni para 2030 ni para 2050, y que se necesitan medidas urgentes, ya que también se encuentran en peligro las metas del Acuerdo del París, y el progreso podría ser revertido. 

Entre las medidas recomendadas por el informe figura el fomento de dietas con menos carne, y reducir el desperdicio de comida. Actualmente, el 33% de los alimentos del mundo se desperdicia, y el 56% se genera en los países desarrollados. Si esto no cambia, será necesario aumentar la producción de alimentos un 50% para satisfacer la demanda de entre 9.000 y 10.000 millones de habitantes del planeta en 2050. 

Otra medida es invertir estratégicamente en las áreas rurales para reducir la migración, y tomar ventaja de la creciente urbanización para aumentar el bienestar de los ciudadanos y disminuir su huella ambiental a través de mejores prácticas de gobernanza, planificación de uso de la tierra e infraestructura verde. 

Asimismo, hay que frenar la marea de 8 millones de plástico que llegan a los océanos anualmente, un problema que aunque ha recibido atención mundial, aún no cuenta con un acuerdo global para abordarlo.

Utilizar los avances 

El informe asegura que ahora existen mejores estadísticas ambientales y técnicas de recopilación, en particular en el campo de los datos geoespaciales, y esto representa un gran potencial para el impulsar el conocimiento a través de los grandes datos y la cooperación entre aliados públicos y privados. 

"El informe muestra que ya existen políticas y tecnologías para diseñar nuevas vías de desarrollo que eviten los riesgos, y generen salud y prosperidad para todas las personas. Lo que falta actualmente es la voluntad para implementar políticas y tecnologías a una velocidad y una escala suficientes”, dijeron Joyeeta Gupta y Paul Ekins, copresidentes del proceso de realización del informe. 

Según los autores, las medidas políticas que abordan sistemas completos, como la energía, los alimentos y los residuos, en vez de crear problemas específicos como la contaminación del agua, pueden ser mucho más efectivas. 

“Por ejemplo, un clima estable y un aire limpio son resultados interconectados; las medidas de mitigación climática para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París costarían alrededor de 22 billones de dólares, pero reducir la contaminación del aire traería beneficios acumulados para la salud de hasta 54 billones”, afirma el informe.

Por qué la Iglesia oficial se niega a discutir sobre la sexualidad y la ley del celibato? de Leonardo Boff

¿Por qué la Iglesia oficial se niega a discutir sobre la sexualidad y la ley del celibato?

Es innegable el valor del Papa Francisco al enfrentar abiertamente la cuestión de la pedofilia dentro de la Iglesia. Ha impulsado la entrega de los pedófilos, curas, religiosos y cardenales a la justicia civil para ser juzgados y castigados. En el encuentro de Roma para la Protección de los Menores a finales de febrero de 2019, el Papa impuso 8 determinaciones entre las cuales estaban la “pedofilia cero” y “la protección de las víctimas de abuso”.
El Papa señala la llaga principal: “el flagelo del clericalismo, que es el terreno fértil para todas estas abominaciones”. Clericalismo significa aquí la concentración de todo el poder sagrado en el clero, con exclusión de otros estamentos, que se juzga por encima de cualquier sospecha y crítica. Ocurre que algunos clérigos usan ese poder, que de por sí debería irradiar confianza y reverencia, para abusar sexualmente de menores. 
Sin embargo, a mi modo de ver, el Papa actual y los anteriores, por razones que más abajo intento esclarecer, no han llevado la cuestión de la sexualidad y la ley del celibato hasta el fondo. 
En cuanto a la sexualidad hay que reconocer que la Iglesia-gran-institución-piramidal ha alimentado históricamente una actitud de desconfianza y muy negativa ante ella. La Iglesia es rehén de una visión errónea, proveniente de la tradición platónica y agustiniana. San Agustín veía la actividad sexual como el camino por el cual entra el pecado original. Por él, de nacimiento, cada ser humano se hace portador de una mancha, de un pecado, sin culpa personal, en solidaridad con el pecado de los primeros padres. 
Cuanto menos sexo procreativo, menos massa damnata (masa condenada). La mujer, por ser engendradora, introduce en el mundo el mal originario. Por ello se le negaba la plena humanidad. Era llamada “mas” que en latín significa “hombre no completo”. Todo anti-feminismo y machismo en la Iglesia romano-católica encuentran aquí su presupuesto teórico. 
De aquí el alto valor atribuido al celibato, porque, no habiendo relación sexual-genital con una mujer, no nacerán hijos e hijas. Así no se transmite el pecado original. 
En los análisis y condenas que se han hecho sobre la pedofilia todavía no se ha discutido el problema subyacente: la sexualidad. El ser humano no tiene sexo, sino que todo él es sexuado, en cuerpo y alma. Es tan esencial que por él pasa la continuidad de la vida. Pero se trata una realidad misteriosa y extremadamente compleja. 
El pensador francés Paul Ricoeur, que reflexionó mucho filosóficamente sobre la teoría psicoanalítica de Freud, escribió: “La sexualidad, en el fondo, permanece tal vez impermeable a la reflexión e innaccesible al dominio humano; tal vez esa opacidad hace que ella no pueda ser reabsorbida en una ética ni en una técnica”. (Revista «Paz y Tierra», nº 5 de 1979, p. 36). Ella vive entre la ley del día, donde prevalecen los comportamientos establecidos, y la ley de la noche, donde funcionan las pulsiones libres. Sólo una ética del respeto hacia el otro sexo y el autocontrol permanente de esa energía volcánica pueden transformarla en expresión de afecto y de amor, y no en una obsesión. 
Sabemos cuán insuficiente es la formación para la integración de la sexualidad que se da a los curas en los seminarios. Se hace lejos del contacto normal con las mujeres, lo que produce cierta atrofia en la construcción de la identidad. ¿Por qué Dios creó a la humanidad como hombre y mujer (Gn 1,27)? No fue en primer lugar para engendrar hijos sino para que no estuviesen solos, para que fueran compañeros (Gn 2,18).
Las ciencias de la psique nos han dejado claro que el hombre sólo madura bajo la mirada de la mujer y la mujer bajo la mirada del hombre. Hombre y mujer son completos, pero recíprocos, y se enriquecen mutuamente en la diferencia. 
El sexo genético-celular muestra que la diferencia entre hombre y mujer en términos de cromosomas se reduce solamente a un cromosoma. La mujer posee dos cromosomas XX y el hombre un cromosoma X y otro Y. De donde se deduce que el sexo-base es el femenino (XX), siendo el masculino (XY) una diferenciación de él. No hay pues un sexo absoluto, sino sólo uno dominante. En cada ser humano, hombre y mujer, existe “un segundo sexo”. En la integración del “animus” y del “anima”, o sea, de las dimensiones de lo femenino y de lo masculino presentes en cada persona, se gesta la madurez humana y sexual. 
En este proceso no está excluido el celibato. Puede ser una opción legítima, pero en la Iglesia católica es impuesto como condición previa para ser sacerdote o religioso. Por otro lado, el celibato no puede nacer de una carencia de amor, sino de una superabundancia de amor a Dios, que se transborda a los otros, en especial a los más carentes de afecto. 
¿Por qué la Iglesia romano-católica no deroga la ley del celibato? Porque es contradictorio con su estructura. Ella es, socialmente, una institución total, autoritaria, patriarcal, machista y jerarquizada. Una Iglesia que se estructura en torno al poder sagrado cumple lo que C. G. Jung denunciaba: “donde predomina el poder ahí no hay amor ni ternura”. Es lo que ocurre con el machismo y la rigidez, en parte, en la Iglesia. Para corregir este desvío, el Papa Francisco no se cansa de predicar “la ternura y el encuentro afectuoso”. El celibato es funcional a la Iglesia clerical, sola y solitaria. 
De perdurar este tipo de Iglesia no esperemos la abolición de la ley del celibato, que es útil para ella, pero no para los fieles. 
¿Y dónde queda el sueño de Jesús de una comunidad fraternal e igualitaria? Si se viviera, cambiaría todo en la Iglesia.            

miércoles, 20 de febrero de 2019

IDENTIFICAN EL PATRON CEREBRAL QUE ORIGINA LA CONSCIENCIA

Identifican el patrón cerebral que origina la consciencia

42 regiones cerebrales y seis redes neuronales nos permiten percibir la realidad


Los científicos han identificado por primera vez el patrón cerebral que origina la consciencia humana: 42 regiones cerebrales y seis redes neuronales vinculadas a la cognición nos permiten percibir la realidad. Su actividad determina si un paciente con lesión cerebral es o no consciente.






Un equipo internacional de científicos, entre los que figuran miembros de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ha identificado por primera vez el patrón de actividad neuronal que origina la consciencia humana. 

La consciencia es la capacidad del ser humano para percibir la realidad y reconocerse en ella, así como de reconocer a otras personas. Esta capacidad se pierde total o parcialmente durante largo tiempo en pacientes afectados por una lesión cerebral. 

Sin embargo, hasta ahora no existían marcadores fiables que pudieran determinar la presencia o ausencia de consciencia. La nueva investigación ha establecido que existen distintos patrones de actividad cerebral que señalan la diferencia entre una persona consciente y otra en estado de inconsciencia. 

Ha podido apreciar que durante el estado de consciencia, determinadas regiones del cerebro se comunican de forma fluida, mostrando conexiones sinápticas (entre neuronas) que facilitan el intercambio eficiente de información, que es la base de la consciencia. Sin embargo, cuando las personas están inconscientes, esas regiones cerebrales no se conectan y desvelan que la persona afectada carece de consciencia. 

Ya se sabía que algunas zonas cerebrales complejas, como la corteza prefrontal o la precuña o precúneo, una parte del lóbulo parietal superior, son responsables de una amplia gama de funciones cognitivas superiores. 

Sin embargo, esas zonas del cerebro desempeñan múltiples funciones, desconociéndose hasta ahora cómo se representa la consciencia en el cerebro a nivel de redes neuronales específicas. La nueva investigación lo ha descubierto valiéndose de la imagen por resonancia magnética funcional (IRMf), un procedimiento que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales activas al ejecutar una tarea determinada. 

Huellas cerebrales 

Gracias a esta técnica, esta investigación ha identificado las huellas cerebrales que indican la existencia de consciencia y que permiten diferenciar a pacientes conscientes de los inconscientes después de una lesión cerebral. 

La diferencia se aprecia porque cuando una región cerebral es muy activa, consume más oxígeno y necesita más sangre para desempeñar sus funciones. Observando estas regiones cerebrales es posible detectar estos cambios de actividad incluso en personas que están descansando, así como medir las variaciones de una región a otra para crear modelos de conectividad a través del cerebro. 

Esta fue la metodología seguida en esta investigación, que observó la actividad cerebral de 53 pacientes en estado vegetativo, de otras 59 personas con un estado de consciencia mínimo y de otros 47 voluntarios sanos, todos ellos procedentes de hospitales de Paris, Lieja, Nueva York, Londres y Ontario (Canadá). 

La consciencia de los pacientes de París, Lieja y Nueva York fue diagnosticada mediante sistemas convencionales, como por ejemplo pidiendo al paciente que mueva la mano o guiñe un ojo. Sin embargo, la consciencia de los pacientes de Londres fue evaluada mediante técnicas avanzadas de imagen cerebral, que reflejaban la reacción neuronal ante la indicación, no de mover la mano o los ojos, sino sólo de imaginarlo. 

De esta forma, los investigadores descubrieron interacciones dinámicas muy complejas en 42 regiones específicas del cerebro que pertenecían a seis redes neuronales implicadas en la cognición. 

Y lo más importante: este esquema complejo de actividad cerebral sólo estaba presente en las personas que tenían algún nivel de consciencia. Incluso desaparecía en las personas sometidas a anestesia, que supone solamente un estado temporal y controlado de la pérdida de consciencia.

Patrón cerebral complejo 

"Descubrimos un patrón cerebral complejo en el que la conectividad funcional era significativamente diferente de la conectividad estructural. Esta tendencia fue más frecuente en sujetos conscientes y casi inexistente en pacientes inconscientes”, explica  Athéna Demertzi, autora principal del estudio, en un comunicado

Para los investigadores, eso significa que los métodos empleados son eficientes, ya que sus resultados se obtienen independientemente de la lesión cerebral o de la actividad externa que pueda manifestar un paciente (mover una mano o guiñar un ojo). 

El diagnóstico puede establecerse a partir de ahora a partir de la dinámica cerebral, indicador riguroso del estado de la consciencia humana en un paciente clínico con lesión cerebral: un biomarcador objetivo puede desempeñar un papel importante en las decisiones médicas. 

Los investigadores plantean que en el futuro tal vez sea posible incluso estimular la actividad de estas regiones cerebrales y restaurar algún grado de consciencia en pacientes que la hayan perdido, a través de técnicas de estimulación cerebral no invasivas, como la estimulación eléctrica transcraneal. 

La investigación aporta también información importante de cómo se genera la consciencia en el cerebro y abre la puerta a otras investigaciones sobre las huellas que dejan en las neuronas los estados alterados de consciencia, desde los psicodélicos a los sueños lúcidos, y desvelar así otros misterios sobre la consciencia humana.

Referencia 

Human consciousness is supported by dynamic complex patterns of brain signal coordination. A. Demertzi et al. Science Advances  06 Feb 2019:Vol. 5, no. 2, eaat7603. DOI:10.1126/sciadv.aat7603

sábado, 29 de diciembre de 2018

DESNUDO FRONTAL POR LUIS RAFAEL SANCHEZ

DESNUDO FRONTAL

Por Luis Rafael Sánchez
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Apuntes de un espía

UNO
El espionaje se tiene por oficio de canallas. Fugitivo de la propia vida, cosa de dedicarse por completo a espiar la vida ajena, el canalla de turno retoma la cotidianidad tras firmar la delación resultante del espionaje.
Que no deja rastros. Pues el espía hace del disimulo una industria, llámese encubierto o informante, delator o infiltrado, soplón o chota. Inclusive sapo como se lo humilla en las teleseries que delatan la aparición de una clase en ascenso social irrefrenable: la clase sicaria.
Jamás se cuantificarán las vidas que despedazó el espionaje político en Puerto Rico. Donde la “mordaza” y el “carpeteo” se legalizaron con el propósito de criminar al independentismo, justo cuando alcanzaba la fuerza de un movimiento numeroso y cohesivo. La criminación produjo un fruto tóxico: el colonialismo hoy se ondea como el dogma unidor del país.
DOS
“El escritor es un espía de sí mismo o de otros y tras su delación la existencia ya no vuelve a ser la misma”. Lo postula el italiano Claudio Magris en el ensayo “El secreto y no” que publica la editorial Anagrama.
En efecto, la obra literaria implica una delación. Pero una delación que crea vida y belleza, asombro y conocimiento.
Miguel de Cervantes delata el alma de Don Quijote de la Mancha con una exactitud que desemboca en cariño. Un cariño contagioso. El lector acaba encariñándose con Don Quijote de la Mancha, al margen de su apariencia estrafalaria y propensión al disparate. Mi cariño de lector lo duplica el credo con que el ingenioso hidalgo enlaza las hazañas: “Amar es tener a quien esperar”. Sí, la espera esperanzada por Dulcinea resume la gran lección amatoria de Don Quijote de la Mancha, el amante que no cesa.
TRES
Olvida Claudio Magris que el lector también es un espía. Uno que apunta sus observaciones en los márgenes de las obras. Dicho espía lee para entretenerse e instruirse. Que el entretenimiento no se puede ausentar de la instrucción ni la instrucción puede cerrar filas con el aburrimiento.
El espía gustoso que soy confirma lo acabado de opinar mientras repasa “Comida de peces”, del puertorriqueño Manolo Núñez Negrón y mientras lee, por vez primera, “Este es el futuro que estabas esperando”, del dominicano Frank Báez. Y cuando relee, por vez milésima, “París era una fiesta”, del norteamericano Ernest Hemingway.
Son libros intensos. Entretienen e instruyen, a pesar de reglamentarlos géneros distintos: el cuento, la poesía, el ensayo. Véanse los por qué de la aseveración.
CUATRO
Sabrosamente provocador discurre el conciso volumen de cuentos “Comida de peces”. La provocación arranca con una dedicatoria inusual: Para la gata de Lola. Será esa la única aparición de Núñez Negrón a lo largo de su obra. Pues de narrarla se encargan personajes diversos, de alguna forma integrantes de la clase en ascenso social irrefrenable: la clase sicaria.
Creíbles “suenan” las voces de los seis personajes, creíbles por diferentes. A la par revelan el especial talento del autor para caracterizarlos por vía de un lenguaje que armoniza lo refinado y lo indecente, lo bello y lo cafre.
Sabrosamente escéptico se comporta el autor del poemario “Este es el futuro que estabas esperando” cuando rechaza la palabra y el lenguaje como elementos comunicantes y prefiere el “grito que rompe el tímpano de Dios”. Un grito anfitrión de muchos gritos. Entre ellos el grito bajo la ducha de Marion Crane cuando la apuñala el “psycho” de Norman Bates, por cortesía de la imaginación peliculística de Alfred Hitchcock.
Con felices poemas anti-líricos, con estupendos sopapos irónicos a su propia poética, Frank Báez escribe un cántico novedoso y bien sonante.
Sabrosamente elegiaco se trasluce “París era una fiesta,” libro en el cual Hemingway homenajea la capital del país que revoluciona la historia al abrir fuego en defensa de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Además, homenajea al bonche de amigos fiesteros que se dio cita en la París de los años veinte del siglo pasado. De paso se autohomenajea con sutileza: las autobiografías contienen un grano de egolatría.
El grano no desazona “París era una fiesta.” Aparte de que algún desliz hay que excusarle a un narrador regio, testigo crucial de su época.
CINCO
Leer es una fiesta. Una fiesta que entretiene e instruye y desencadena un voluptuoso placer genial, sensual.
No pleitearé con el tango que inmortalizó la manchega hermosa, Sarita Montiel. Pero, leer es mucho más genial y mucho más sensual que fumar. Para leer no es necesario situarse tras los cristales de alegres ventanales. Para leer basta con abrir un libro y espiar sin prisas el soberano mundo allí oculto.
Superior al que practica el canalla de oficio, inferior al que crea vida y belleza, asombro y conocimiento, leer constituye un espionaje de veras honroso.


jueves, 27 de diciembre de 2018

THE INEVITABILITY OF IMPEACHMENT

The Inevitability of Impeachment

Even Republicans may be deciding that the president has become too great a burden to their party or too great a danger to the country. 
By Elizabeth Drew
Ms. Drew is a journalist based in Washington who covered Watergate.
A billboard asking people to sign a petition calling for the impeachment of President Trump in Times Square in New York last year.CreditJustin Lane/European Pressphoto Agency
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A billboard asking people to sign a petition calling for the impeachment of President Trump in Times Square in New York last year.CreditCreditJustin Lane/European Pressphoto Agency
An impeachment process against President Trump now seems inescapable. Unless the president resigns, the pressure by the public on the Democratic leaders to begin an impeachment process next year will only increase. Too many people think in terms of stasis: How things are is how they will remain. They don’t take into account that opinion moves with events.
Whether or not there’s already enough evidence to impeach Mr. Trump — I think there is — we will learn what the special counsel, Robert Mueller, has found, even if his investigation is cut short. A significant number of Republican candidates didn’t want to run with Mr. Trump in the midterms, and the results of those elections didn’t exactly strengthen his standing within his party. His political status, weak for some time, is now hurtling downhill.
The midterms were followed by new revelations in criminal investigations of once-close advisers as well as new scandals involving Mr. Trump himself. The odor of personal corruption on the president’s part — perhaps affecting his foreign policy — grew stronger. Then the events of the past several days — the president’s precipitous decision to pull American troops out of Syria, Secretary of Defense Jim Mattis’s abrupt resignation, the swoon in the stock market, the pointless shutdown of parts of the government — instilled a new sense of alarm among many Republicans.
The word “impeachment” has been thrown around with abandon. The frivolous impeachment of President Bill Clinton helped to define it as a form of political revenge. But it is far more important and serious than that: It has a critical role in the functioning of our democracy.
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Impeachment was the founders’ method of holding a president accountable between elections. Determined to avoid setting up a king in all but name, they put the decision about whether a president should be allowed to continue to serve in the hands of the representatives of the people who elected him.
The founders understood that overturning the results of a presidential election must be approached with care and that they needed to prevent the use of that power as a partisan exercise or by a faction. So they wrote into the Constitution provisions to make it extremely difficult for Congress to remove a president from office, including that after an impeachment vote in the House, the Senate would hold a trial, with a two-thirds vote needed for conviction.
Lost in all the discussion about possible lawbreaking by Mr. Trump is the fact that impeachment wasn’t intended only for crimes. For example, in 1974 the House Judiciary Committee charged Richard Nixon with, among other things, abusing power by using the I.R.S. against his political enemies. The committee also held the president accountable for misdeeds by his aides and for failing to honor the oath of office’s pledge that a president must “take care that the laws be faithfully executed.”
The current presidential crisis seems to have only two possible outcomes. If Mr. Trump sees criminal charges coming at him and members of his family, he may feel trapped. This would leave him the choice of resigning or trying to fight congressional removal. But the latter is highly risky.
I don’t share the conventional view that if Mr. Trump is impeached by the House, the Republican-dominated Senate would never muster the necessary 67 votes to convict him. Stasis would decree that would be the case, but the current situation, already shifting, will have been left far behind by the time the senators face that question. Republicans who were once Mr. Trump’s firm allies have already openly criticizedsome of his recent actions, including his support of Saudi Arabia despite the murder of Jamal Khashoggi and his decision on Syria. They also openly deplored Mr. Mattis’s departure. 
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It always seemed to me that Mr. Trump’s turbulent presidency was unsustainable and that key Republicans would eventually decide that he had become too great a burden to the party or too great a danger to the country. That time may have arrived. In the end the Republicans will opt for their own political survival. Almost from the outset some Senate Republicans have speculated on how long his presidency would last. Some surely noticed that his base didn’t prevail in the midterms. 
But it may well not come to a vote in the Senate. Facing an assortment of unpalatable possibilities, including being indicted after he leaves office, Mr. Trump will be looking for a way out. It’s to be recalled that Mr. Nixon resigned without having been impeached or convicted. The House was clearly going to approve articles of impeachment against him, and he’d been warned by senior Republicans that his support in the Senate had collapsed. Mr. Trump could well exhibit a similar instinct for self-preservation. But like Mr. Nixon, Mr. Trump will want future legal protection.
Mr. Nixon was pardoned by President Gerald Ford, and despite suspicions, no evidence has ever surfaced that the fix was in. While Mr. Trump’s case is more complex than Mr. Nixon’s, the evident dangers of keeping an out-of-control president in office might well impel politicians in both parties, not without controversy, to want to make a deal to get him out of there.